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Pasar encerrada en mi habitación no era la mejor opción, pero tenía que pensar primero en lo que iba a hacer, me pregunto qué sería de mí si no hubiese indagado desde un prinpicio. ¿Debería enfrentar a Margaret y Alfred para soltar todo lo que ya sabía?

No puedes decirles que sabes aún, pondrías todo esto en peligro y será más difícil.

Eso había dicho Greta, pero tenía que enfrentarlos y saber qué tenían para decirme, debía ver cual sería la reacción de ellos.

Me acerqué a la ventana y observé como las gotas se deslizaban por el cristal, desde que desperté había estado lloviendo, por ende, el clima estaba frío y me gustaba, ahora sólo caían unas cuantas gotas, estaba segura que dentro de poco dejarían de caer, quizá salga el sol o quizá siga nublado.

El sonido de mi móvil hizo que quitara toda mi atención de las gotas de lluvia.

«Necesito verte, por favor» Itzan.

Muerdo mi labio, una idea estaba rondando en mi cabeza, ¿Y si pasar tiempo con ese chico me ayudaría a recordar?, quizá deba esperar un poco para enfrentar a mi madre y su esposo, no es mala opción salir un par de veces con Itzan y hacer que él me hable un poco de mí y de lo que pasó entre nosotros, si el amor que nos teníamos era demasiado fuerte debería ayudar.

El amor todo lo puede.

Ese es un dicho muy popular, así que debía intentar, por lo que respondí: «Nos vemos en esta dirección ###, en media hora».

Fui al baño a darme un ducha y luego salí a vestirme, me coloqué un jeans, tenis, una blusa y una chaqueta con capucha gris sobre esta, el clima estaba frío y húmedo, no quería pescar un resfriado. Salí de casa, no sin antes avisarle a Betty que iría a comer algo por allí ya que me la encontré en la sala.

Al salir de casa el viento frío azotando contra mi rostro y el olor a tierra mojada me recibieron, era un clima demasiado bonito, debería llover más seguido. Guardo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y me dispongo a caminar, llegaría un poco después que Itzan, no quería hacerle muchas ilusiones al chico, así que llegar un poco después de la hora indicada era buen comienzo.

Itzan me esperaba en una de las primeras mesas con su cabello despeinado y ropa oscura, sus ojos azules se posaron en mí y sonrió mostrando ese aura que volvería loca a cualquier chica.

Menos a mí.

Genial Alessa, esa negatividad, que manera de empezar.

"Hola," saludo sentándome frente a él.

"Me alegra mucho verte, Ales. Te extrañé, ¿Cómo va todo en casa?" Pregunta.

"No quiero hablar de eso."

"Vale, está bien. ¿Qué deseas hacer?"

"Quizá empezar hablando sobre lo que sabes de mí y lo que fuimos sea un buen comienzo."

Esperaba que esto funcionara o que al menos me ayudara un poco, ayer me enteré de tantas cosas y ahora debo pensar muy bien en cómo lidiar con ellas si no quiero que todo se salga de control. Un chico muy amable nos atendió y nosotros ordenamos lo que comeriamos.

Itzan cruzó las manos sobre la mesa y se inclinó un poco escrutandome.

"Estás muy guapa, Ales."

"Gracias." Sonrío para no ser maleducada. "¿Solíamos salir mucho?"

"Lo hacíamos, me alegra que toques ese punto. Trabajaba en una pizzería, así que los lunes eran de pizza, tú trabajabas en el cine, los viernes y domingos eran de películas. Lo mejor de todo es que nos hacían descuentos por ser trabajador." Sonríe.

¿Soy un experimento? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora