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Me encontraba en la cama sentada con la espalda apoyada en el espaldar, con mi libreta en las piernas y el bolígrafo en la mano. Escribía todo lo que pasaba por mi cabeza, hasta que fui interrumpida por Betty. Entró a la habitación sin tocar, se acercó a mi cama cojeando y se sentó.

"Hola," saluda y luego da un largo suspiro.

Sonrío.
"Es bueno que ya estés mejor."

"Lo siento."

"¿Por qué?"

"Por todo lo que ha hecho papá... de verdad lo lamento."

"No debes preocuparte por eso, no ha sido tu culpa."

"Jules me ha contado el plan, tengo más pruebas que lo incriminan."

Cierro mi libreta con el bolígrafo adentro y la coloco en la mesita.

"¿De qué hablas?"

"Hay algo más... pero, debemos ir ambas, nadie querrá regresar a casa."

"¿A casa? No podemos volver solas."

"No hay nadie, Ale. Papá se fue, pensó que iba a morir y que Jules escapó."

"¿Dónde está Margaret?"

Agacha la cabeza.
"Con él, mamá siempre hará lo que papá diga."

Suspiro.
"¿Qué se supone que buscaremos?"

"La laptop de papá, pude esconderla antes de que nos descubriera a Juls y a mí."

"¿Qué hay allí?"

"Todo sobre la Fundación Lesman, por favor, acompañame. Quiero que se haga justicia, papá se ha salido con la suya durante muchos años."

"Está bien, iré contigo."

Sonríe y luego hace una mueca, su rostro tiene los moratones demasiado marcados, aún sigue hinchada, no parece ella. Ignoro esos pensamientos y me cambio de ropa, salimos a hurtadillas y nos subimos al coche de Itzan, mi hermana ya le había sacado las llaves. Ella sabía que le diría que sí.

Betty enciende el auto y salimos a toda velocidad. Cuando llevamos unos diez minutos de trayecto un "boo" hace chillar a mi hermana y casi pierde el control.

Greta se inclinó hacia adelante, una sonrisa dibujaba su rostro.
"¿A dónde vamos?," pregunta.

"¡¿Qué rayos haces aquí?!," chilla Betty. "Casi me matas del susto."

Rueda los ojos.
"Mi trabajo es vigilar a Alessa, es lo que hago."

No creo que alguien debería sorprenderse por eso, era obvio que Iker haría algo así.

"¿A dónde vamos?," vuelve a preguntar.

"A casa," responde Bet.

"¿Se han vuelto locas? No puede ser, odio vigilarte ¿lo sabías?," se dirige hacia a mí."

"No tienes por qué hacerlo."

"Claro que tengo que hacerlo, son órdenes de papá."

Betty suelta una carcajada.
"Como si le hicieras tanto caso."

"¿Qué vamos a buscar allí?," pregunta ignorando a mi hermana.

"La laptop de Alfred," digo y ella se limita a asentir.

El trayecto se volvió demasiado corto, ya estábamos frente a nuestra antigua casa. El portón yacía abierto, justo como lo habíamos dejado cuando vinimos en busca de Betty y Jules.

¿Soy un experimento? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora