| 18 |

123 22 37
                                    

«Ven a mi casa hoy, podría ayudarte a recordar el álbum de fotos que tengo sobre nosotros, tú me lo regalaste» Itzan.

Así fue como comenzó mi día. La idea de Itzan era grandiosa, había dicho que sí, ignorando todo lo que me dijo ayer Greta en el centro comercial. Ella estaba en todo su derecho de tomar esa actitud, es su hermano y lo quiere, cosa que jamás podría entender.

Si me sucediera una situación similar con Betty, quizá tomara la actitud de ella, pero no porque siento aprecio hacia mi hermana, lastimosamente no es así, sino porque sabría que ella podría salir lastimada y no sería justo.

Me arreglé lo más que pude, no por Itzan, sino porque no sabía a quien iba a encontrar en su casa, ¿Y si estaban sus padres?, si fui su novia significa que sus padres deben conocerme, no puedo ir echa un desastre.

Presiono el timbre y mordisqueo mi labio mientras espero que abran. El rostro de Itzan aparece a través de la puerta con una sonrisa en el rostro, voy a saludarlo pero antes de hablar ya tengo sus labios sobre los míos.

Todo esto es una mala idea, Alessa.

Esa vocecita en mi cabeza me hizo fruncir el ceño.

"¿Todo en orden?," pregunta Itzan y yo asiento.

Me hala del brazo hacia dentro de su casa, es grande y elegante, caminamos por el pasillo y llegamos a la sala, un hombre muy parecido a Itzan está sentado en el sofá viendo televisión. Él se gira y se sorprende al vernos.

"¿Alessa Hoult?," pregunta el hombre.

Es idéntico a Itzan, debe ser su padre.

"Sí papá, hemos vuelto."

Claro, es su padre.

El hombre alza una ceja, se levanta y se acerca a nosotros escrutandome aún con su mirada.

"¿Cómo está Alfred?, hace mucho que no lo veo," habla con confianza.

Este hombre tiene que conocer a mi familia, es obvio, se supone que Itzan y yo antes éramos novios. Pero, si Alfred no aceptaba mi relación con él, ¿por qué el papá de Itzan pregunta por él con tanta confianza?

"¿Son amigos?," frunzo el ceño.

Él alza las cejas.
"Muy buenos amigos, ¿no lo recuerdas?"

Sonrío.
"Oh, claro que sí, lo recuerdo."

«Si te encuentras con alguien que no recuerdas e intenta hablarte sobre tu familia, haz como si recordaras todo, Alessa».

Las palabras de Hazel vienen a mi cabeza y por eso mentí.

"¿Por qué sonríes?," él frunce el ceño.

"Papá, Alessa y yo veremos una película." Intenta cortar la conversación.

"¿Qué tiene mi sonrisa?," pregunto.

"Tú no deberías sonreír," apretó su mandíbula.

¿No debería sonreír? ¿pero quién se cree ese hombre?

"¿De qué hablas papá? No seas grosero," escupe Itzan molesto.

"Si no tienes sentimientos, ¿cómo es posible que sonrias por instinto?," pregunta y quedo atónita.

Él sabe mi condición, la sabe perfectamente. Y eso sólo me lleva a una cosa: es muy cercano a Alfred.

"¿Lo sabías? ¿tú lo sabías?," pregunta su hijo con furia.

¿Soy un experimento? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora