¿Soy un experimento?

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La situación era así: 

Me encontraba sentada en uno de los sofás de la sala, Margaret y Alfred frente a mí y Betty a mi lado. Mi supuesto padrastro aseguraba que yo no iba a decir la verdad, lo que no sabía era que sí lo haría. Lastimar a mi madre nunca estuvo en mis planes, pero ella merecía saber la verdad, no era justo que ese hombre fingiera ser el esposo ejemplar frente a todos cuando tenía a alguien más.

"¿Qué fue lo que ocurrió?," pregunta Margaret frotando su mano contra su cara de forma frustrada.

"Alessa secuestró a una compañera de trabajo para sacar conclusiones que no son ciertas. No entiendo qué es lo que pasa por su cabeza Margaret, ¿sabes lo que me costó que ella y su amigo salieran ilesos ante todo ese lío?" 

Entrecerré los ojos, estaba mintiendo, todo lo que decía sólo me dejaba en mal a mí.

Creo que ya sé quien es el verdadero monstruo. 

"Nada de eso es cierto," me defiendo. 

"¿Te atreves a dejarme por mentiroso?"

Betty me mira con una ceja enarcada, por su expresión pude saber que no estaba entendiendo absolutamente nada. 

"Eres un cobarde que no asume sus errores, dices ser el esposo ejemplar cuando eres un completo imbécil."

Su mandíbula se tensa y aprieta sus puños, estaba cabreado, se le notaba demasiado. 

"No le hables así, Alessa," defiende Margaret.

Suelto una risa odiosa.
"¿Qué no le hable así? No puedes pedirme que no lo haga cuando descubrí qué...," Alfred me interrumpió.

"¡Cállate!, lo único que quieres es que tu madre y yo nos separemos."

Betty y su madre observaban la escena con asombro, creo que si algún día alguien les hubiese dicho que me iba a enfrentar contra Alfred, creerían que esa persona estaba completamente loca.

"No entiendo nada," dijo Margaret.

"Alfred tiene una amante, y sí, la secuestré junto a Luka, no diré que estuvo bien, pero sólo iba a sacarle información."

El pecho de Alfred subía y bajaba, sus ojos inyectados de sangre demostraban que estaba tan enojado que sería capaz de estrangularme.

"Eso no es cierto," se acerca a mí y me levanta de un solo tirón del sofá, haciendo que Betty y su madre repitan la misma acción. "Estás mintiendo porque quieres perjudicarme, no tengo culpa de que por tu rebeldía tuvieras aquel accidente y olvidaras todo."

"Puedo vivir sin mis recuerdos y sin mis sentimientos, pero Margaret no merece ser tu juguete, si ya no te es suficiente ¿Por qué no te vas con Alaska?"

Cuando mencioné ese nombre la cara de Margaret se contrajo, le había dolido escuchar eso, ella tenía la sospecha de que algo pasaba, quizá también imaginaba con quién y por eso reaccionó de esa forma.

Un escozor en mi mejilla me hizo reaccionar, mi cuerpo tambaleó hasta caer sentada en el sofá. Llevé mi mano al sitio y luego miré a Alfred.

Me golpeó. Él me acaba de golpear.

No debía impresionar que lo haya hecho, ese hombre ha demostrado que es capaz de cualquier cosa para que todo sea a su modo.

"Eres una mentirosa," gruñe.

"No, tú eres un mentiroso. Margaret sabe quién está diciendo la verdad ¿no es así madre?," le pregunto usando esa palabra que jamás le había dicho después de mi incidente.