05 Capítulo

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En aquel cuarto en la casa del árbol de Willy, un ruido era común entre en las paredes; aquel ruido se hacía en ciertas ocasiones fuertes y suaves, tan delicadas y necesitadas. Fargan y Willy volvían a consumir su amor por quinta vez en el día, el primero se aprovechaba del otro con fuerza y brutalidad tanto como él quería; mientras que el otro se encargaba de soltar todo su placer por la boca, de vez en cuando dejando arañada la espalda del contrario. Era algo tan habitual que se había hecho, algo que había perdido la cuenta desde aquel primer día que lo consumaron... aquella primera vez en el prado cerca de la casa de Lolito, a espaldas de Vegetta. Esta rutina se había hecho aproximadamente hace unos 5 meses atrás, en la que el de antifaz de búho se presentaba en la casa del contrario con el pretexto de verlo; este solamente jalándole de los cordones de su ropa, y entrando a hacerlo a espaldas de su ex pareja. En dados momentos cuando había reuniones, se atrevían a entregarse de la manera más profana posible; ambos con el mismo linaje tenían las posibilidades de hacerlo, más sabiendo que Willy era un omega y Fargan un alfa... su alfa.

Todo empezó en una fría noche de Noviembre, prácticamente todos los habitantes de Karmaland se habían puesto en marcha con sus futuras compras Navideñas y otros cuantos a quitar adornos de la festividad de Halloween. Fargan como todos los días, daba ciertos rondines para ayudar a algunas familias a arreglar sus casas o simplemente levantar pedidos para dárselos a Rubius; pero casualmente esa noche Willy había ido en lugar de Rubius, al parecer el castaño se había enfermado y no podía levantarse por el momento. Willy al ver al contrario le sonrió, después de todo eran de la hermandad oscura y podían con tranquilidad andar; ya que se había formado un rumor que alguien hacia fechorías, no sabiendo que estos posibles malhechores eran en realidad estos dos junto con el rubio.

Fargan por el contrario, desde hacía varios años atrás había estado enamorado del albino; algo tenía que lo sentía sentirse completo y tranquilo, algo que con tanta facilidad no podía tenerlo solo. Le era algo complicado sentirse de aquella manera, pero solamente con el... desde la primera misión que tuvieron, Fargan sabía que el único que lo hacía sentir así era Willy. Este sin más, le sonrió entregándole la hoja con las respectivas comidas para cada uno de los habitantes del pueblo; Willy algo nervioso miraba al contrario, este también había comenzado a sentir un fuerte afecto por el de la máscara de búho... pero estaba aún más nervioso porque aquel día de mes era importante, su celo había llegado a flor de piel y con el aroma del contrario no servían los supletorios.

- Venga Willy, solo déjale la lista a Rubius; después de todo, el podrá salir mañana en la mañana y traer todo lo que necesitamos –mencionaba el contrario aun con su sonrisa-

- Si... -menciono el contrario desviando la mirada sonrojado, trataba de formular su siguiente paso pero todo iba demasiado rápido- ¿Podrías ayudarme mejor tú? No creo que Rubius se levante, Vegetta fue por Auron para darle algo de medicamento... me haré responsable de sus entregas solamente por una semana

- Oh que mal por ese oso –rió el otro tranquilamente- Te ayudo, solo con una condición

- ¿Cuál? –miraba el contrario con algo de confusión-

- Ayúdame a ponerle una bomba a Lolito, se la dejaremos como parte de la hermandad –sonreía malicioso, sacando una de las minas que había preparado antes-

El albino no dudo mucho, con su sonrisa ladina también se atinó a dar una respuesta afirmativa; después de todo, no podían dejar de hacer fechorías 3 días seguidos. Estos con tranquilidad, se dispusieron a hacer las actividades que realizaba el rubio; recoger unas cuantas frutas y verduras, ir por algo de carne y una que otra cosa que se encontraba en las minas. Ya para las 11 de la noche, tenían todo lo necesario para ir a dejarlo a los habitantes de Karmaland; pero había algo que noto Fargan en la mina... Willy desprendía un delicioso aroma a frambuesa, tan hipnotizante que lo hacía voltear cada vez que podía. Willy lo sabía, pero en su cabeza circulaba la frase "¿Qué pasa si me descubre Vegetta?"; era una frase tan recurrente en los pensamientos del contrario, que simplemente se atinaba a morder el labio una y otra vez. Sin más y después de dejar todo aquello en casa de Willy, se atrevieron a ponerse sus ropas de la hermandad para pasar desapercibidos; algo que se les daba muy bien a aquellos tres chicos... aunque también corrían peligro en cierto momento, hacia unos días alguien había conocido a un tal "Lobo Nocturno" y había quitado de algunas pertenencias a este.

Queen of MeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora