12 Capítulo

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Vegetta no soltaba al rubio, era un beso que ya llevaba algunos minutos; cada vez que se alejaban, trataban de tomar todo el aire posible para seguir con aquel beso. Rubén en cierto punto se había sentado en la mesa para no tener alguna molestia por estar tanto tiempo parados, a Vegetta no le importaba del todo ya que le tomaba de la cintura cada vez que podía; estos lentamente se separaron para verse, totalmente sonrojados y dispuestos a seguir por otro round de besos. Rubius en una sonrisa se apegó al pecho del mayor, tratando de asimilar lo que estaba ocurriendo; sentía que su corazón se salía, y que sus labios comenzaban a hincharse de manera significativa.

- Doblas –le llamo el pelinegro, captando la atención del contrario- ¿Podemos ir a mi cuarto?

- De 0 a 100, De Luque –reía nervioso, completamente nervioso de lo que pensaba-

- ¿Pero Doblas en que piensas? –mencionaba el contrario sonrojado, claro que quería hacerlo suyo... ¿pero en la primera cita?- Si vas a ser mi pareja, debo contarte un secreto

- ¿Secreto? Tú, Vegetta777... ¿un secreto secretoso? –mencionaba ya un poco más calmado, mientras le tomaba de la mejilla- ¿Qué es?

- Ven, debo mostrártelo... pero prométeme que no le dirás a nadie –extendió su mano con confianza hacia el otro-

- Vamos, Triple 7 –rio el rubio, mientras se encaminaba con el otro completamente molesto por cómo le llamaba-

Caminaron un poco por toda la sala, el rubio admiraba completamente la casa del ojimorado; sabía que había construido con sangre, sudor y muchas pero muchas noches en vela. Entendía el sentimiento, así es como había generado su casa y fue destruida más de una ocasión; a lo que al final termino por huir a un lugar deshabitado, comenzando una nueva casa y una nueva vida. Sabia cuanto le había costado cada madera, cada roca e incluso cada uno de los vidrios... aunque debía admitir, destruir su puerta era uno de sus mejores hobbies cuando se volvía con el traje de la hermandad oscura. Debía aceptarlo, no lo molestaba por diversión... lo molestaba para verlo todos los días, y así poderle ayudar a reconstruir su puerta varias veces.

Llegando a una puerta alta y con doble cerradura, se detuvo el contrario para tomarle de la mano y besarla; causando que el contrario rápidamente se sonrojara, y se mordiera el labio al ver tal acción. Rubius atino a tirarse a darle un suave y rápido beso en sus labios, lo cual causo un poco de molestia por el contrario... él quería más, no un simple beso rápido; el rubio al darse cuenta de la molestia y sonrojo por el beso, no tardo en soltar un pequeña risa inocente.

- Ya verás Rubén Doblas –mencionaba con reproche- ¿Me prometes no decirle a nadie?

- Lo prometo, Samuel De Luque –le sonreía con ternura, para besarle la mejilla-

- Segundo strike, uno más... y te juro que no respondo, osito –sonaba amenazante y seductivo, causándole un escalofrío en la espalda al otro-

El ojimorado le pidió que esperara afuera, no tardaría más que unos minutos; a lo que el rubio solo atino a asentir y apreciar un poco más la casa del contrario. Se preguntaba qué clase de secreto debía ocultar con doble cerradura, nada malo o ilegal; sabía perfectamente que Vegetta podía oler la ilegalidad a millas, pero el ser ilegal jamás. No paso mucho tiempo para que este hablara desde el otro lado, siendo que le llamo la atención ya que le hablaba en francés; no captando la indirecta rápido, tenía un ligero recuerdo de aquel acento tan particular.

- Rubén Doblas –mencionaba el otro, mientras lentamente abría la puerta mostrando su traje-

- ¿Por qué ese acento francés? –mencionaba el contrario, dándose la vuelta y quedándose totalmente atónito a lo que veía- Lobo Nocturno...

- ¿Cómo sabes mi nombre? –negó un poco- Corrijo, ¿Cómo sabes que soy Lobo Nocturno?

- Bueno... - este en su cabeza lentamente trato de procesar lo que diría, obviamente no diría de aquella pelea hacia unos días atrás; eso sería delatarlo, y delatar que pertenece a la hermandad oscura. Sin embargo, un pequeño milagro apareció en su cabeza- Tú fuiste el que me rescato cuando estaba encerrado por Alex y Fargan, cuando te fuiste quise saber tu nombre; pregunte a medio pueblo, y lo único que me dijeron es que te habían apodado el Lobo Nocturno.

- Vaya que investigaste bien –se cruzó de brazos, para mirarle tranquilo- ¿Y bien?

- Bueno debo admitirlo, te queda perfectamente el traje y todo; pero hay una pequeña cosa que no me gusta, y está en tu rostro –menciono el contrario acercándose, le quito el antifaz para acercarse peligrosamente a sus labios; en donde al casi al rozarlos, decidió quitarlos de estos con rapidez-

- Tercer strike, suficiente.... –se atrevió a cargarlo como costal de papas, mientras el otro reía por cómo se había portado el otro-

Lentamente Vegetta caminaba hacia adentro de la habitación, en la cual se encontraba una cama enorme; este se atrevió a tirarlo en la cama, con suavidad y delicadeza. Antes que el otro pudiera protestar por lo que estaba pasando, se atrevió a darle otro beso en aquellos cálidos labios; en donde, el rubio no tardó mucho en corresponder y abrazarlo por el cuello. Con el paso de los minutos, el beso comenzaba a hacerse más apasionado como el primero que se habían dado; Rubius atino a retirarle parte del atuendo al otro, el cual entendió la indirecta y lentamente comenzó a subir su sudadera. Sus besos pararon para bajar a su vientre, lentos y cálidos; tortuosos en otra palabra, en donde el rubio se atrevía a contenerse por soltar uno de aquellos suspiros. Vegetta no tardó mucho en quitarse su ropa de Lobo Nocturno, quedándose únicamente en sus pantalones morados característicos; Rubius trataba de apreciarlo, de ver aquel cuerpo que yacía enfrente de él... que era solo suyo, completamente suyo y de nadie más.

Pero antes de que estos pudieran llegar a darse otro beso, el sonido del timbre de su casa comenzó a sonar con insistencia; por un momento pensó en ignorarlo, pero sonaba tantas veces que ya no pudo seguir con aquel momento romántico que tenían; a lo que molesto contesto aquella llamada en su casa, casi completamente salido de sus casillas.

- ¿Quién? –se tomaba de la cien, mientras el rubio le daba besos en su cuello para tranquilizarlo-

- Soy yo, Vegetta... Auron estoy con Alexby, Fargan y Willy... está pasando algo en la casa de Luzu –su voz lentamente se quebraba al tratar de decir esto último-

- Probablemente esté haciendo lo que todos, ¿dormir, quizás? –dejaba que el otro le diera besos en su cara y cuello donde de vez en cuando se escuchaban risas de ambos-

- No es así, algo malo le está pasando a Luzu... está comenzando a cerrar su casa...

-.-.-.-

Luzu se encontraba en lágrimas, trataba de limpiarlas de vez en cuando; colocaba una tras otra piedra para cerrar su casa; no quería saber nada de nadie, todos le habían traicionado... en especial Auron, el cual estaba en frente de su preciosa casa. Lentamente sentía un ardor crecer en su interior cada vez que veía su casa, dejando de un lado las piedras este se atrevió a destrozar su cartel en rabia; no notando a aquellas visitas inesperadas en su casa, se atrevió a gruñir con fuerza y voltear a verles con recelo.

- Largo de aquí... no lo volveré a decir –mencionaba tomándose de los brazos-

- Luzu, ¿Qué ha pasado? –se trató de acercar Alex con algo de preocupación, siendo que el castaño levanto una de sus manos para impedir que siguiera-

- Les he pedido que se retiren –se giró en sus pies para ir y encerrarse en su casa hasta que estos se fueran, pero...-

- Mi niño, Luzu –se acercó Auron con rapidez para que este simplemente volteara a verlos de nueva cuenta-

Lo que sucedió después no tubo explicación alguna para los presentes, Luzu lanzo un chirrido irritante hacia ellos; era lo suficientemente irritante que hacía temblar a la tierra, causando que todos los habitantes y los héroes que se encontraban cerca se taparan los oídos. Sin embargo, algo más paso cerca de los héroes; Willy se había comenzado a sentir mal, aquel chirrido había ocasionado que se desmayara en plena escena. Luzu una vez que reacciono, se atrevió a correr a su casa a refugiarse... solamente quería estar solo, era lo único que deseaba en esos momentos.

Queen of MeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora