26 Capítulo

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Había ya pasado más de un mes, y al parecer nada había cambiado desde la última vez. Alexby después de ver a Staxx una y otra vez morir, decidió cerrar las puertas de su casa y todas las noches pedir a los dioses que aquellas imágenes no regresaran a su cabeza; mientras tanto, Fargan pedía con ansias a los dioses que despertara Willy pronto. En aquel enfrentamiento, Willy había dado a luz a su pequeña cría; ambos estaban a salvo, pero aun así la pequeña corría peligro de sufrir alguna enfermedad por ser sietemesina. Sin embargo, en otro lugar Vegetta y Rubius habían comenzado a arreglar uno de los cuartos en la mansión del ojimorado; sabía Rubius que era un varón, mientras Vegetta aún seguía pensando que probablemente sería una niña. Rubius a pesar de todo lo que había vivido, tenía pocas fuerzas en algunas ocasiones causando la preocupación de su pareja y en ciertas ocasiones llevarlo al cuarto a que reposara; Auron había dictaminado que al parecer en su estadía por ser muy húmedo habría cogido un resfriado, y por consecuente empeoro a una neumonía nada grave... pero tendría sus repercusiones correspondientes.

- ¿Cómo crees que se encuentre? –mencionaba el albino, el cual miraba a uno de los ventanales que daban al pueblo-

- Probablemente recolectando toda la fuerza para destruirnos –suspiraba pesado-

- No Luzu... Auron, fue el único que no lastimo –se mordía suavemente el labio- Recuerdo que mientras trataba de tapar tu herida y mantenerte aún con vida, Luzu se despedía de él como si fuera la última vez que lo vería.

- El ya no es Luzu, ya ni siquiera sé que es... después de convertirse en ese monstruo –aventó una de las cajas algo molesto- No puedo creer que se haya convertido en eso

- Vegetta, ha pasado un mes y me sigo preguntando cuándo volverá –mirando a la luna pudo percibir una figura en alas- Temo por muchas cosas

- Por el momento, sé que tu no iras a pelear y que Guillermo se quedara aquí también –musitaba, acercándose a este-

- Claro que iré a pelear –gruñía el oso- No me hagas sentir inútil, podre estar con una cría pero eso no me impide ir a luchar –al gruñir, u poco de tos regreso a su garganta-

- Rubius, tu neumonía puede empeorar y ya escuchaste a Auron; aunque Willy despertara hoy, ¿de qué nos serviría?

- ¿El gran defensor de Karmaland se esta rindiendo? –comento el oso, el cual se sentaba lentamente-

- Más bien, visionario... Yo sé que si Fargan va, iría con el mismo propósito que yo y seria destruirlo y morir en el intento; Alex, quedo muy mal herido mentalmente después de aquello y dudo que quiera salir por el momento....

- ¿Y Auron? –comento, mientras le tomaba de la mano con fuerza-

- Preferiría morir antes de luchar contra él –suspiro- Estamos jodidos, Rubius... muy jodidos...

El albino con aquellas palabras se atrevió a bajar la cabeza, conocía a Vegetta perfectamente; estaban en un punto de no retorno, y podría causar al pueblo una gran pérdida. Por un momento se levantó despacio mientras desaparecía para ir a su cuarto, este sabía que a pesar de todas las metidas de patas que había hecho conocía de alguna manera el poder detener todo; Luzu ya no era como ellos, y debía de investigar y traer algo de información para alentar a todos.

Mientras tanto, Auron se encargaba de aun procesar lo que hacía unos días había experimentado; todo había pasado demasiado rápido, y todo lo había perdido con un parpadeo de ojos. Actualmente lo único que tenía era su nueva casa, y un piano que le había regalado Luzu en su cumpleaños; el cual este último, llevaba en la cabeza cada cierto tiempo. Con nostalgia se atrevía a acariciar algunas de las teclas de aquel piano, con lastima y dolor; nunca había tocado una pieza para este, y conocía que actualmente no podría hacerlo jamás. Con rudeza golpeo las teclas de este, tirando lágrimas se atrevieron a soltar un grito de dolor y arrepentimiento.

- ¿Por qué, Luzu? –se mordía el labio- ¿Por qué no me lastimaste?

- ¿Querías que lo hiciera? –una suave voz comenzó a resonar por las paredes-

- ¿Luzu? –volteaba a cualquier parte de la habitación buscándolo-

- Auron, ¿Por qué en verdad no tocas una pieza para nosotros? Es tu cumpleaños y creo que deberías estrenarlo –se escuchaba una suave sonrisa-

- ¿Luzu? ¿Dónde estás? –con nervios se atrevía a acercarse a una de las ventanas para poder buscarlo a lo lejos-

- Tu sabes mejor que nadie que canción tocar. –aquella vez de nueva cuenta resonaba- Si quieres, puedo venir todas las noches a escucharte... eres el mejor, Auron... nunca lo olvides.

Auron con desespero se atrevió a mirar de nueva cuenta aquel piano, acercándose a este con lágrimas; quería entender que era lo que estaba pasando, aun no entendía el porqué de la situación y cuál era el futuro que los deparaba a ellos. Conocía exactamente las probabilidades de ganar en aquel combate, y cuál era la probabilidad de que todo se fuera a la mierda tan rápido; aún conservaba esos recuerdos, y quería atesorarlos una vez más... ver de nuevo a Luzu, el Luzu del cual se enamoró en aquel momento.

- Entonces te espero Luzu, tocare siempre la misma pieza para ti –mencionaba Auron agobiado, sentándose en el piso de su casa- Nos vemos mañana, ángel.

-.-.-.

- ¿Mi señor? –uno de los guardias se acercaba al cuarto donde se encontraba Luzu actualmente-

- ¿Qué pasa? ¿Que han encontrado? –comentaba tranquilamente, moviendo su pierna trataba de recordar aquel día en que todos conocieron su verdadera forma-

- Todo sigue normal –soltando la información, se atrevió a acomodar su voz- Viaje por todo el pueblo, al parecer todos los héroes se han rendido...

- No cantes victoria –musito con calma, mientras se acercaba a aquel guardia- Mientras uno de ellos aun siga con esperanzas, encontrara la manera de derrotarme... Vegetta, Willy y yo les hemos enseñado eso; y créeme que tengo confianza en que lo averiguaran, no son tan torpes. Por el momento, quiero que despiertes a Willy –musito calmado, mientras que el contrario le miraba con sorpresa- No quiero solamente pelear con los otros, sería divertido ver como Willy libera toda su furia e incluso ver como Rubius trata de no seguir las ordenes de su pareja.

- Pero mi señor, en ese caso ellos ganarían –le miraba atónito- No del todo, aún tengo algunos planes debajo de la manga... y no les daré una pelea limpia.

Luzu con tranquilidad se atrevía a colocarse su capucha, para salir de su cuarto calmadamente y dirigirse hacia los bosques prohibidos de Karmaland; sabía exactamente la debilidad de uno de ellos, conocía la forma de como torturarlo y cómo hacer que este se doblegara en la pelea. Obviamente para eso, necesitaría traerlo del mas allá y darle un poco de chocolate a aquel policía tan malagradecido.

- ¿Han encontrado el cuerpo? –Mencionaba Luzu al ver los miles de pozos que se encontraban esparcidos a la redonda-

- Lo hemos encontrado señor –mencionaba con tranquilidad uno de los guardias, mientras le acercaba aquel casco característico-

- Muy bien, creo que sería lindo una reunión familiar, ¿no es así... Staxx? –Sonreía de oreja a oreja, mientras limpiaba el casco aun con algo de tierra-


-.-.-.-.-

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