13 Capítulo

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Fue algo mágico, algo que no pensaba que ocurriría; algo que ni los mismos dioses pudieran describir, los dos héroes de Karmaland yacían uno en frente del contrario... apreciándose completamente, solamente soltando una sonrisa sutil. Luzu lo recordaba como si fuera ayer, cuando habían llegado a Karmaland prácticamente muchos ya tenían con quien quedarse o incluso ya tenían una pareja estable de años; por lo que el opto en la colina más alta comenzar una pequeña casa, sutil y delicada como si viviera un mismo ángel. Mientras los demás héroes se acostumbraban a su nueva vida, e incluso a las nuevas tareas; Luzu había sido excluido de los dioses al no escoger que rango tomar, por lo que simplemente se dedicaba a su casa y recolección de alimento para darlo al pueblo.

El pueblo lo agradecía, a pesar de no encomendar ninguna tarea específica era bien recibido; cuando los demás héroes corrían por sus actividades y tardaban mucho, Luzu se disponía a dar alimento a estos para apaciguar aquella hambre tan bruta que tenían. No tardo mucho para que todo el pueblo y Luzu se enteraran de un nuevo integrante, se colocaría cercanos a ellos y tenían cierta desconfianza; a lo que el castaño no dudo mucho en hacer lo que mejor sabía hacer, brindarle una cálida bienvenida. Auron, un hombre fornido y que ponía impotencia daba mucho que temer al pueblo; sin embargo, Luzu no lo veía con ojos diferentes... después de todo, sería un héroe más el cual podría ayudar a su pueblo en las peores situaciones. El castaño no tardó mucho en recolectar algo de comida, algunas armas y una armadura al contrario; no lo había visto desde que había llegado al pueblo, y el simple hecho de brindarle una bienvenida a este era importante.

- Pequeño Luzu tan ingenuo, ¿Por qué no lo dejas sufrir como lo hiciste tú? El no merece que lo ayudes...

Una sutil voz rondaba en su cabeza antes de salir, pero armándose de valor salió de su casa para dirigirse a la casa del contrario; la cual se encontraba para su mala o buena suerte, debajo de la suya lo que le daba la oportunidad suficiente de interactuar más con él. Este con tranquilidad se acercó, notando como todos los demás héroes se atrevían a saludarlo e incluso a hacerle bromas; al parecer, a más de uno se le había ocurrido la idea de ir a visitarle en su llegada. Este con coraje se dirigió al contrario, notando como varios de estos le saludaban; este correspondía a sus saludos, los cuales le hacían igual de bromas pesadas... siendo que este no se sabía defender del todo bien, solo escucho un gruñido profundo por parte del otro. Aquel gruñido que sonaba a un león, alerto a los bromistas; los cuales no tardaron mucho en despedirse e irse de aquel sitio, le agradeció dándole una mochila con todo lo necesario; era algo que a este le había costado, pero quería ayudarlo para no estar tanto a la desventaja como los otros.

- ¿Cómo te llamas, ángel? –menciono sin más-

- ¿Eh? –el contrario no había entendido lo último, por lo que únicamente atino a sonreír y sonrojarse- Luzu... puedes decirme Luzu.

- Luzu suena lindo, como un ángel –sonreía levemente el pelinegro- Auron, al parecer eres el dueño de arriba de la colina; había querido saber quién tenía tan buenos gustos, me encanta tu casa.

- Gracias, el dia que quieras puedes ir a visitarme; mis puertas están abiertas, solamente hazme una llamada antes... probablemente este afuera de casa –rio suavemente-

- ¿Afuera? ¿Haciendo qué? –comento Rubius al aire- No tienes tareas específicas, que suerte tienes Luzu

- ¿No tienes tareas específicas? –Auron miraba al castaño algo preocupado por lo que decía aquel hombre con careta de oso-

- Como tu bien sabes Auron –comenzó el ojimorado, el cual era abrazado por aquella actual pareja, Willy- Cuando seleccionas el rango, se supone que te asignan una tarea específica; si eres ángel, te brindan dones para ayudar al pueblo mientras los que son demonios la defienden o van en búsqueda de provisiones. Luzu no escogió su rango, por lo tanto no tiene algo que hacer... pero se divierte a su manera, ¿no es así?

- Claro, tío. –musito divertido- Últimamente he ayudado en buscar una mejor solución para que las criaturas no entren al pueblo, aún sigo en eso; aunque yo sé que el pueblo está feliz por el momento, no ha entrado algún monstruo desde que instale aquellas alarmas.

- Luzu es muy bueno para esa clase de cosas, Auron –musito Alexby, el cual se retiraba su casco-Si de tecnología y seguridad te refieres, entre Vegetta y el son bastantes buenos.

- Aunque no hayas escogido algún rango, pareces un ángel Luzu –sonreía el contrario- un ángel sin siquiera pensarlo.

En aquel momento, Auron y Luzu se quedaron mirándose el uno al otro; lentamente el corazón de Luzu latía cada vez más fuerte, sintiendo que poco a poco este iba a salirse de su pecho. No tardaron mucho en hacerse amigos y compañeros, ambos salían en búsqueda de ciertas cosas cuando los demás estaban ocupados; lo que ocasionaba que lentamente un romance secreto comenzara a surgir, uno bastante importante para todos los héroes de Karmaland. Auron sabía que había conseguido un tesoro bastante grande, y desde el primer dia lo había protegido contra aquellos que lo lastimaban; por poco o mucho que lo conociera, se sentía completamente conectado con el contrario.

De hecho, se comentó que después de vencer a Araxiel (uno de los monstruos más temidos por todo el pueblo), Luzu quedo completamente herido; de todos los héroes, él había sido el que había quedado molido a golpes. Rubius, Fargan, y Luzu habían sido los más afectados pero a comparación de los anteriores, tenían la habilidad de regenerarse a los pocos días por haber escogido un rango; Luzu simplemente sufría en silencio, el cual se alejaba de todos para que nadie le escuchara quejarse. Sabía que al final, todos se reirían por lo flacucho y lo lastimado que había llegado a quedar por la situación; a lo que Auron al no verlo, salió corriendo a buscarlo. No tardó mucho en encontrarlo, yacía en el piso recostado viendo al cielo; sonriendo de vez en cuando, y otras soltando un quejido.

- Pero Luzu, si te quedas aquí morirás –le ayudo a levantarse- Vamos, arriba que es hora de volver a casa –sonreía levemente-

- No creo poder ir a casa, me siento débil Auron –le miraba con dolor al caminar- Mejor vayan ustedes, yo los alcanzo en unos minutos

- No lo creo, guapo –reía suave, mientras se colocaba en frente y se hincaba para que este se subiera en su espalda- Vamos, te doy un aventón y te cuido. Que así para como estas, si Manolo te ve, me pegara tremenda ostia por no ayudarte –sonreía, mientras sentía el cuerpo de Luzu en su espalda-

- Tienes razón –musito tranquilo, y con delicadeza para caer completamente dormido del cansancio-

- Descansa, ángel... lo necesitaras más que yo –sonreía con suavidad, mientras se encaminaba a aquel portal para regresar a Karmaland-

Luzu sabía que Auron era para él, y el contrario también sabía que Luzu había sido su destinado desde la primera vez... pero nada sería color de rosas, así como en los cuentos de hadas...

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Luzu yacía viendo la escena, Willy tirado en el piso completamente desmayado por aquel grito que había lanzado; este sin más se atrevió a caminar de espaldas, tapándose la boca y tratando de impedir aquellas lagrimas amargas. Auron trataba de remover al contrario, no teniendo éxito; Fargan con desesperación se atrevió a cargarlo, y pedir ayuda al pelinegro. Auron no titubeo mucho antes de decir que lo llevara a su casa con urgencia, el cual no tardó mucho en salir corriendo y detrás de este los demás; no sin antes, Auron quedarse viendo al dueño de aquella casa tan bonita siendo opacada por piedra y lava. Luzu al verlo, se dio la vuelta para salir corriendo a su casa y encerrarse en aquella barrera que había construido; Auron se acercó a la puerta dejando una flor, y ver la gran puerta que había puesto.

- ¿Qué te ha pasado, mi ángel?

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Créditos de la imagen al respectivo artista.

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Queen of MeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora