MIL DEMONIOS ©

| PREFACIO

•                               •                             •

Tuve siete años. Recién los cumplí las pesadillas se hicieron frecuentes. Me despertaba agitada, llorando y sudorosa mientras jadeaba de terror. Tenía la costumbre de llamar a mi madre, papá no estaba; ella corría hasta mi habitación envuelta en pánico para después abrazarme. Me rodeaba con sus delgados brazos y me tranquilizaba. Hacía bien su papel de madre para ese entonces.

A mis doce años me dí cuenta de que si no dormía no tendría pesadillas, así que no dormí durante una semana. Lo dí por solucionado hasta que empecé a sentir los dolores por mi cuerpo, ellos habían encontrado la forma de salir y atormentarme aunque no durmiera. Además, la falta de sueño me hizo daño, me sentía cansada. Fue entonces cuando deseché la idea de no dormir y me dí por vencida.

Ellos siempre encontraban una forma de dañar. Al fin y al cabo, para eso estaban hechos.

Cuando cumplí los catorce me acostumbré a los dolores que invadian mi cuerpo de vez en cuando. También me acostumbré a pasar noches en vela esperando lo peor: mi muerte. Era curioso, me sentía preparada para ese momento, pero muy en el fondo sabía que eso no era cierto. Pues nunca se estaba preparado para ello.

Ahora tengo quince años, los cumplí el año pasado, por lo tanto este año tendré dieciseis.

La escuela es un desastre. No me gusta tener amigos ya que pronto comienzan a indagar sobre tu vida privada y eso para mí no era una elección. Podría. Sí, podría tener a alguien, un amigo quizás. Pero no me lo permitía. Ellos los matarían.

Solía ser carismática. Me gustaba reír, los chistes malos.., tenía amigos. Entonces murieron.., mi mejor amiga murió.

Mis padres llevados por el dolor de la perdida me culparon completamente y nunca superaron la muerte de Sofi, así que fuí enviada a vivir con mi tía.
Ella vivía en un pequeño pueblo fuera de la ciudad el cual era muy poco conocido. Era el lugar perfecto para mí.

Pocas veces hablaba. Ya no reía. No bromeaba. No jugaba. Era como si algo hubiese muerto dentro de mí.
Y tenía razón, ellos ya me habían matado, pero tenía que seguir respirando; si no seguía luchando, entonces no quedaría ninguna barrera entre ellos y los demás.

Sin embargo, cada día era más difícil.

Sus risas escandalosas.

Sus llantos terroríficos.

Las formas que tomaban.

Los susurros que llamaban mi nombre en la oscuridad...

Yo había perdido la batalla hace mucho. Las pesadillas se volvieron mi vida diaria. Pero estaba equivocada, mi vida era una completa pesadilla.

«Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan»

-Stephen King

•

•

•

| HOLAAAAAAAA!!!!  Bienvenidos a esta historia llena de tensión. Espero que les guste.

Aclaración: esta terminada, pero en el momento la estoy actualizando para mejor orden.

Sin más, disfruten de la obra con respeto y moderación :) también dejen su voto, me animarían mucho.