|SUSTO

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«Lo que nos espera es pacífico, pero también doloroso»

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Tic, toc. Tic, toc. El tiempo de Arcadia se acabó...

Una canción.

Cantaban una y otra vez la misma parte en mi cabeza. Tenebrosa, infantil. Hacía que me envolvieran escalofríos al escucharla.

Tic, toc. Tic, toc. El tiempo de Arcadia se acabó... Tic, toc. Tic, toc. El tiempo de Arcadia se acabó...


Y de repente, el reloj que decoraba en la pared de la habitación se detuvo. Me sobresalté al no escucharlo más.

Tragué en seco y respiré hondo. Cerré los ojos y conte hasta tres para recuperar mi calma.

1...

2...

3...

Al abrirlos me sobresalte tanto que caí al suelo al instante.

Un rostro sin piel, mostrando su carne y sangre. Estaba frente a mí, respirando cerca; me miraba de una forma escalofriante como si yo fuese su nuevo juguete, entonces se acercó a mí, inclinándose. Su rostro quedó a centímetros del mío y abrió su boca, dejándome ver sus miles de colmillos afilados.., llenos de sangre.

Cerré mis ojos esperando lo peor, pero por un breve instante lo recordé. Recordé que ahora tenía porque luchar, antes no era así. Pero ahora sí.

Con todo el valor que tenía le aventé una patada en su cabeza y me moví hacía atrás para crear mas distancia entre los dos. Su cabeza dió vueltas sobre sí a gran velocidad, ningún ser vivo sería capaz de hacer algo parecido. Me quede petrificada, viéndole, hasta que se detuvo en mi dirección, me miró y sonrió haciendo que sus innumerables colmillos cedientos de sangre salieran de sus comisuras.

—Será divertido... Eres divertida...—murmuró con demencia.

Apoyó sus brazos en el suelo haciendo que sus hombros se salieran de su lugar, exponiéndolos aún más de lo normal. Sus piernas se extendieron estirándose y pronto se dirigió a mí caminando como un animal de cuatro patas.

Reaccioné.

Me levanté del suelo de un salto y agarré lo primero que ví, la lampara que decoraba en la mesita de noche. La agarré con fuerza. La criatura se dirigió hacía mí con mas velocidad y al estar cerca abrió su boca mostrando sus afilados colmillos nuevamente.

Respiré hondo, mi cuerpo temblaba reflejando mi terror. Pero sabía lo que tenía que hacer.

Al estar a tan solo algunos centímetros la criatura saltó frente a mí exponiendo sus dientes en mi dirección.

1...

2...

3...

Con fuerza lancé la lampara hacía su boca causando que se rompiera dentro de esta y al mismo tiempo, me aparté de su dirección, corriendo hacía la puerta.

Salí de la habitación con velocidad y cerré la puerta generando un fuerte estruendo. Gracias a que corrí torpemente caí al chocar contra la pared del pasillo. Mi espalda se encontraba apoyada a la pared y el resto de mi cuerpo estaba en el suelo, extendido y adolorido por el golpe. Mi hombro sufrió poco impacto, intente protejerlo y dió resultado.

Me sobresalté al escuchar un grito dentro de la habitación lleno de furia, lo más probable, por no haber conseguido hacer su trabajo.

Respiraba rápidamente y mi cuerpo temblaba levemente. Por más que me encontrara en estas situaciones núnca me acostumbraba.

MIL DEMONIOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora