«El sacrificio era algo de lo que estaba acostumbrada»• • •
—Hola...
Esa voz, era Eiden. Estaba allí, en el marco de la puerta, su cabello castaño oscuro lucia desordenado y húmedo. Su rostro se veía algo cansado, pero igual de bien que los demás días.
—Hola—murmuré.
Él avanzó cerrando la puerta a su paso para sentarse en el mueble que anteriormente estaba ocupado por mi tía.
Sus facciones denotaban seriedad, con sus codos repozando en sus muslos y sus manos entrelazadas a la altura de su boca tapando la misma.
Yo era examinada por su mirada castaña y me preguntaba que tanto buscaba.
—¿Que...?
—¿Estas bien?—fruncí mi ceño, ¿Acaso no me ha visto? Se llevó las manos a su cabello desordenandolo más de lo que estaba para luego volver a mirarme—Digo, creí que no ibas a despertar y yo.., carajo, en serio me asustaste.
Permanecimos un minuto en silencio hasta que yo lo rompí, tenía una duda y necesitaba una respuesta inmediata:—Eiden, ¿Cuanto...? ¿Cuanto he estado aquí?
Él miró sus pies un segundo y en un susurro me respondió.
—Una semana y tres días.
No supe que hacer ni que decir. Una semana y tres días era demasiado tiempo, y desde el domingo los chicos habían estado visitandome. ¿Cuanta sangre había perdido?
—Pero.., pero... Me alegra, en serio me alegra que estes bien—se acercó a mí, acunando mi rostro entre sus manos, y a pesar de su evidente cansancio su sonrisa relucía.
—Estas aquí y me alegro mucho, me preocupaste, princesa.
Acto seguido me regalo un pequeño beso en la mejilla separándose al instante con una sonrisa, ¿Princesa? ¿Me había dicho princesa?
—¡Al fin despertaste bella durmiente!—esa era la voz de Yefri.
—¡Nos tenías preocupados!—la voz de Nestor también hizo presencia.
Eiden sonrió al verles, se acercó a ellos saludandolos. El peli azul fue el primero en dirigirse hacía mí, sonriendo para luego regalarme un abrazo, y al oído aprovechó para susurrarme:
—Aunque no lo creas, nos preocupaste, en serio.
Eso me sorprendió, pero después llegó Yefri con otro abrazo, que al apartarse comenzó a presumir sobre los regalos que me había dado. Así dió paso a una disputa entre todos sobre lo que sea que me habían comprado.
Cuando por fin se detuvieron, pronto los tuve a los tres sentados en el mueble mirándome con atención.
—Oigan, ¿Si saben con quién hablan, verdad? Digo, ustedes y yo nunca hablamos y bueno...
Yefri fue quien me respondió.
—Nunca hablamos, es verdad, pero fue porque tú no querías—detalló—Hemos estado intentando acercarnos a tí desde que entraste a la escuela, te hemos invitado a cada fiesta y cada reunión. Tú siempre fuiste nuestra amiga sin saberlo, Arcadia.
—No lo entiendo...—fruncí mi ceño.
El peli azul se encogió de hombros restandole importancia al asunto, explicándolo con más simpleza.
—Veras, tú eres callada y no quieres hablar con nadie, al principio solo queríamos conocerte, sin embargo tú nos apartabas. Y aunque no lo parezcamos... Ese día en la playa cuando aceptaste ir a la fiesta nos pusimos muy felices.
—Sí, pensabamos que ya nos aceptabas como amigos—concordó Yefri.
—Sin embargo.., no llegaste—habló por primera vez Eiden sin mirarme—Tuve mis dudas de que algo andaba mal, no tenía noticias tuyas ni tampoco te veía, así que decidí ir a tu casa y una cosa llevo a otra...
—Estabamos preocupados por tí—añadió Yefri, sonriendo débilmente—... En resumen, nos proclamamos tus amigos sin tu consentimiento.
—Pero yo... No sé si...—murmuré.
El peli azul paso sus manos por su nuca y suspiró fuertemente.
—Arcadia, escucha, solo queremos ser tus amigos, ¿Bien? Sé que esto es muy extraño, pero no soportamos ver a alguien solo.
«...Solo...»
Esa palabra era tan corta pero significaba tantas cosas. Había pasado el resto de mi vida evitando socializar con las personas y de repente ellos me abrían los ojos. Quería sentir de nuevo lo que era la felicidad de tener amigos, de estar acompañada.
—Yo... Esta bien, seamos amigos—murmuré.
Eiden, Yefri y Nestor se levantaron para abrazarme. Hoy quizás era el día que me sentía más acompañada en toda mi vida. Sin embargo... Sabía lo que esto significaba, ahora tenía puntos débiles, de nuevo. Ahora irían por ellos, mis amigos y mi tía eran el blanco.
Sé que era una decisión egoísta, los estaba colocando en peligro por mi felicidad, pero ya había sufrido bastante, quería por lo menos vivir mi vida.
—Veremos quien dió los mejores regalos—exclamó entusiasmado Yefri al separarse.
—Obvio que fuí yo, idiota—Nestor le siguió con una gran sonrisa.
Eiden que estaba al lado mío los miraba divertido, al igual que yo. Entonces me susurró sin apartar la mirada.
—¿Ves que no es tan malo tener amigos?...
No, no era malo, para nada malo.
No obstante, la tranquilidad duró poco, toda felicidad que habitaba en mí se esfumó al escuchar un murmullo que provenía de las paredes.
—Arcadia... Arcadia—llamaban—...Esto será divertido... Veremos quien muere primero...
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MIL DEMONIOS ©
Paranormal"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan" -Stephen king Esas simples palabras pueden describir toda mi maldita vida. | TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. | HISTORIA COMPLETAMENTE MIA. |...