«Algo cansada, enormemente cansada»• • •
—Escuchame, Arcadia. Te lo han quitado todo, incluso el derecho a tener una vida normal. Así que, hoy irás a la fiesta que prepararon los chicos para tí, y no quiero protestas.
—Pero...
—Pero nada—me separó delicadamente posando sus manos sobre mis hombros y mirándome con una pequeña sonrisa—.., te ayudaré, linda. Lo prometo. A tí no te pasará nada. Diviértete por una noche.
Esa fue la última charla que tuve con Adel.
Sus palabras no dejan de rondar por mi mente llenandome de más dudas que antes.
No tengo un buen presentimiento.
Me encontraba en mi habitación cuando el reloj marco las nueve de la noche.
Suspiré. Me levanté de la cama y tomé mi celular para llevarlo al bolsillo de la sudadera naranja.—¡Arcadia! Ya llegaron por tí.
Cerré la puerta a mi paso y llegué hasta donde estaba mi tía. Ella me recibió con una agradable sonrisa que le dirigía anteriormente a Eiden, quien seguía sentado en el sofá.
Adel se acercó a mí para darme un abrazo que recibí gustosa.
—Ten cuidado—me dijó—Cuídate mucho, linda. Y por favor, diviértete.
Se separó para dejarme ir con Eiden, que había pedido prestada la camioneta blanca de su padre. Ambos subimos y fuimos charlando en el trayecto a la fiesta. Sin embargo, lo único que estaba en mi mente era la sonrisa amigable de mi tía, claro, Eiden no se dió cuenta, pero yo sí. Esa sonrisa contenía temor. Y lo que me dijo al final fue un poco contradictorio.
—Escucha, si te sientes mal llámame a mí o a alguno de los chicos, ¿Bien?
Asentí. Eiden sonrió para después apagar el auto y sacar las llaves, hace algunos minutos que habíamos llegado.
Bajamos del auto en silencio, estaba algo nerviosa. Mi cuerpo había comenzado con un leve temblor que Eiden noto y lo disipó tomando mi mano con la suya.
Cuando entramos a la casa lo primero de lo que me queje en mis adentros fue del volumen alto de la música. Habían personas bailando y otras jugando, parecían felices.., eufóricos.
—¡Eiden! Ya estabamos preguntando por tí, ¡Ven a jugar!
Supe quien era el chico que estaba frente a nosotros, después de todo, eran de la escuela. Se llamaba Richard y su apariencia era despreocupada como siempre.
Eiden no contestó, estaba mirando atrás de él, donde le señalaba que estaban jugando en una mesa separada.
En ese minuto de silencio pude notar como Richard posó la mirada en mí, al fin se había percatado de mi presencia. Él iba a hablar, no obstante, cayó en cuenta de nuestras manos entrelazadas. Rápidamente quite mi mano llamando la atención de Eiden que me miró con el ceño fruncido, dispuesto a preguntarme algo, pero pronto alguien me abrazo levantándome del suelo.
—¡Viniste!—fue Yefri el que me dió dos vueltas por el aire.
Cuando me soltó le dirigí dos golpes a su cabeza. Él se apartó de mí pasando las manos por su cabello negro, quejándose del dolor.
—Te lo merecías. No creas que se me había olvidado—me reí.
Nestor que estaba a su lado se carcajeaba de las quejas de su amigo. Acto seguido se acercó a mí para pasar un brazo sobre mis hombros.
—Bien hecho, Cade.
Chocamos puños sonriendo maliciosamente mientras veíamos a Yefri que nos miraba con su ceño fruncido, indignado.
—Esta me las pagas...—murmuró con una sonrisa. Sé que por dentro se estaba riendo de nuestro comportamiento.
Entonces Yefri vió a Richard que parecía confundido y se acercó pasando un brazo por sus hombros, así como Nestor me tenía a mí momentos atrás.
—¡Eh, amigo! ¿Disfrutando de la fiesta?—preguntó, amigable.
Richard sonrió levantando su vaso lleno de un líquido que no pude reconocer en forma de afirmación a Yefri. Me imagino que sería una clase de bebida alcohólica.
—Estaba buscando a Eiden. ¿Quieren jugar?—señaló de nuevo la mesa.
Yefri y Nestor se miraron, entonces el peli azul habló.
—Vayan ustedes. Yo me quedo con Cade.
Yefri y Eiden asintieron conformes y fueron al lado de Richard.
Miré al peli azul frunciendo el ceño.
—¿Por que no fuiste también? No es la primera vez que voy a una fiesta—comenté.
Se encogió de hombros, mirándome.
—No quería ir, por eso no fuí. Sé que no es tu primera fiesta, pero sí es la primera después de mucho tiempo.
Lo miré con el ceño fruncido. Yo no les había comentado nada sobre eso, nunca.
—Dime, ¿Quién te dijó eso?—pregunté, caminando a su lado.
Pasabamos de todas las personas que bailaban. Sin embargo, él se detuvo en un instante y se volvió hacía mí con una sonrisa enorme.
—Eso no importa, ¡Es hora de divertirnos!—dijó.
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MIL DEMONIOS ©
Мистика"Los monstruos son reales, los fantasmas son reales también, viven dentro de nosotros y a veces, ellos ganan" -Stephen king Esas simples palabras pueden describir toda mi maldita vida. | TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. | HISTORIA COMPLETAMENTE MIA. |...