|SACRIFICIO

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«Lo que fuimos...»

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—... Arcadia... Arcadia... Arcadia..

Una vez pedí por no volver a escuchar esos susurros. No obstante, al voltear mi cabeza siempre estaba algo... Siempre estaba alguien.

Una figura esqueletica estaba sentada en la orilla, a mi lado. Escuchaba lo fuerte que respiraba, como si le costara demasiado. Los huesos en su cuerpo eran notables en su delgada piel, siendo posible contarlos a la vista, y su cabello era poco, casi inexistente.

Entonces volteo hacía mí y ví sus enormes ojos negros. Y pronuncio las siguientes palabras con sus labios delgados y resecos, casi partidos:

Casí... Casí acabamos contigo... Falta poco...

Habló, sosteniendo la respiracion. 

Luego se acerco a mí de forma rápida y gritó. Un grito agudo y fuerte que me hizo sobresaltar en mi lugar, cubriendome fuertemente los oídos.

Después sentí como dos manos delgadas envolvian mi cuello con mucha fuerza. Intente quitarlas eh incluso me opuse firmemente, sin embargo, lo que sea que estaba frente a mí me queria muerta en ese momento.

El aire me fallaba eh intente respirar, pero fue imposible. 

Escuchaba su grito cada vez más lejos y no pude apartar la mirada de esos grandes ojos oscuros que me observaban con odio vivo. Y cuándo creí que era mi final, sentí como sus manos se alejaron de mi cuello y se apartaba de mí.

Respiré profundamente tomando una gran bocanada de aire. Rápido, impulsada a querer vivir.

Agarre mi garganta con ambas manos sin hacer presion. Dolía, pero mis ancias por respirar iban incrementando.

Miré frente a mí. Ella mantenia esos enormes ojos espectantes mientras yo trataba de ignorar las ganas de llorar que me invadieron.

—¿Que...? ¿Que qui-quieres?—pregunté con un ligero temblor en mi voz.

—... Tú vida es una pesadilla, ¿Cierto Arcadia?

Me mantuve en silencio, atemorisada, protegiendo mi cuello.

—... Pequeña niña inocente... Esta pesadilla acaba de comenzar...murmuró.

Fue cuando me dí cuenta a lo que se referia.

Yo no estaba inconsciente, eso lo sabía. Sentía miedo, horror... Pero tenia esa sensacion de insertidumbre que me generaba temblor a cada tanto. ¿Que paso con los chicos? ¿Donde estaban? ¿Les dañaron?

Yo estaba en el hospital y parecia haber estado inconsciente desde hace mucho tiempo, ¿Pero cuanto?

Todas mis dudas y pensamientos quedaron en segundo plano al ver la figura esqueletica mirandome nuevamente. Esta vez sonrió y dirigio una de sus manos hacía el costado de su abdomen, justo donde estaban las costillas. Sus uñas largas se enterraron en su piel y por consecuente la sangre descendia por montones de su cuerpo desgastado.
Después comprendi que de allí saco un hueso, una costilla.

Quise gritar ante esa imagen tan horrorosa, pero no podia moverme. Estaba en shock.

Se dirigio aún más cerca de mí, manchando la camilla de sangre. Agarre valor, no queria morir, así que de un movimiento brusco quite todas las agujas incrustadas en mi piel que cumplian la funcion de conectarme a las maquinas y corrí .

Me dirigí hacía la puerta, esa seria mi salida, pero al instante sentí como algo me traspasaba la piel, impidiendome continuar.
Grité, grité de dolor al sentir como me corto en el costado de mi espalda, por consiguiente caí en el suelo y busque apoyarme en la pared. Entonces mire mi costado, no era tan grave, el hueso no me habia traspasado, pero si generó mucho daño. 

Trate de detener la hemorragia con mis manos, pero se me hacía muy difícil.

—Ya casi... Ya casi...—le escuché decir.

Entonces saco otro hueso de su costilla y se acerco a mí, su sangre estaba cubriendo toda la habitación.

Quise moverme pero resultaba imposible, no podía ni con mi propio cuerpo.
Estaba débil, recién despertaba de lo que parecía ser un estado de coma y mi mente no podía pensar en algo más, en algo que realmente ayudara.

La puerta fue abierta en el momento justo. La presión en mi cuello aumento.

Y repentinamente dejo de doler, no existía presión ni peligro. Abrí los ojos, quizás estaba asustada, pero ahora solo experimentaba el verdadero horror.

Allí frente a mí estaba el peli azul, Nestor, quien al parecer se había interpuesto entre la figura y yo y por esa misma razon, él fue quien sufrió el daño.

Mis ojos no podían apartarse del cuerpo de mi amigo, que cayó a mi lado en el suelo.

El hueso traspasó su piel, directamente en el estomago. Su boca se convirtió en sangre y su mirada se desoriento.

Me acerque a él rápidamente, tratando que me viera.

—... Cade... Al fin des-despertaste.., idiota... No puedes morir.., así de rápido...—susurró con un hilo de voz.

Me regaló una dulce sonrisa a pesar de estar en el borde de la muerte, y en ese momento quise morir junto a él.

Cuándo pude encontrar mi voz quise decirle algo, despedirme, sin embargo, en un movimiento rápido la figura saco otra de sus costillas y la había dirigido al pecho, en el corazon.., haciendo que muriera al instante.

20

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MIL DEMONIOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora