MIL DEMONIOS ©

|VIVIR

«La vida es efímera, al igual que todo lo que conlleva»

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Dos semanas después me dieron el alta; según el medico, estaba fuera de cualquier peligro. Mi tía seguía feliz de tenerme cerca y aún más sabiendo de la existencia de mis nuevos amigos, los cuales me acompañaron en mi estadía en el hospital.

Diablos, esto era tan extraño...

Pero estaba segura de algo, y era que Adel debía de tener un montón de dudas rondando por su cabeza, esto era de esperarse después de casi haber sido asesinada por un monstruo.

—Ey, Arcadia, daremos una fiesta hoy en la noche y tú deberás ir.

Los chicos estaban en mi cuarto mientras yo mantenía tumbada en la cama viendo el techo como si fuese lo más importante del mundo.

El peli azul habló y yo no le preste la mínima atención, eso le enojaba.

—¡Arcadia! ¡No me ignores!—chilló.

Lo miré con el ceño fruncido, parecía una niña cuando lo ignoraban, formaba cualquier alboroto para conseguir su objetivo.

—Te escuché, calmate, pitufo. Es solo que no entiendo, ¿Acaso no ven que acabo de salir de un hospital?—les dije, intentando que entendieran mi punto.

Nestor bufó para cruzarse de brazos, se había rendido con el apodo que le coloque días atrás.

—Explicale tú, Yefri—le miró—Con esta teletubi no puedo.

No diría nada sobre el apodo, yo también me cansé de quejarme por días.

Lo observé regalandole mi mejor mueca, eso le molestaría aún más. Él desvío su mirada hacía otra parte, escondiendo una pequeña sonrisa.

Seguramente se reiria de esto en el futuro y yo le acompañaría.

—Veras, esta fiesta la haremos por tí, así que es importante que te presentes—explicó Yefri, mirando de forma burlona a Nestor.

—¿Todo esto por mi salida del hospital?

—Porque estas mejor, porque te han dado el alta, porque nos permitiste ser amigos, porque ahora nos llevamos bien... Hay razones de sobra, de hecho.

Miré a Eiden, quien nos había interrumpido, este sonrió sin mostrar sus dientes. Suspiré, ellos querían celebrar cosas buenas, porque las cosas buenas son las que se celebran, ¿Cierto?

—Esta bien, iré. Iremos—corregí.

Eiden miró a los chicos sonriente y ambos le devolvieron la mirada cómplices. Lo habían logrado, habían hecho que aceptará asistir a mi primera fiesta desde hace años.

—Bien, entonces comencémos preparandola—exclamó Yefri, levantándose del mueble en el que estaba sentado.

Me confundí.

—Esperen, ¿O sea que ni siquiera la habían planeado?

El peli azul me miró nuevamente con una gran sonrisa ingeniosa mientras empezaba a caminar por toda la habitación.

—¿Lugar? La casa de Hian. ¿Hora? Las 9:00 pm. ¿Invitados? Toda la escuela si es posible. ¿Bebidas y comida? Yefri—miré al aludido que solo asintió, concordando con su amigo—. ¿Luces y hambiente? Yo. ¿Entretenimiento? Eiden.

Solté una carcajada cuando el peli azul dejó de hablar rápidamente.

—Entendí, entendí. Son los mejores en esto, no debí de preguntar algo tan tonto.