capitulo 3: Caer

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Día nuevo, cosas nuevas por hacer ¿no?, bueno en realidad no.

Hago la misma rutina de todos mis días y al llegar a la cafetería veo que Kendra está hablando con el chico nuevo... ¿como se llamaba? ¿Eros? No... ¿Ezra? Si... ese.

Bueno parece un nombre de faraón la verdad, ridículo.

La idea de estar sola en el recreo sonaría perfecta de no estar rodeada de maníacos buscando presas. Mi única opción es estar acompañada de un faraón y una intensa.

—Hola Kendra.—mi mirada pasa al chico— desconocido—digo en modo de saludo y me siento al lado de la castaña.

—Soy Ezra—Me sonríe y estira su mano para presentarse.

Elevo mis cejas y lo miro mientras que no puedo evitar reír internamente.

¿En que año vive para estrechar manos? Definitivamente este hombre vivió en la época de cleopatra.

Keny al ver que no hago nada se me acerca y susurra—Tiene trastorno de límite de personalidad, solo se buena con él—La miro y luego estrechó la mano del faraón.

Bien, fue una gran advertencia para ni jugar con las emociones de este niño.

Trastorno de límite de personalidad para cualquiera.

Una bomba de sentimientos que explota en ira, para los ignorantes.

—Adara—sonrió sin mostrar mis dientes—Y... ¿De qué hablaban?—Los miro algo curiosa.

—No mucho, le estaba contando a Ezra como son las cosas aquí, ya sabes, los asientos y sectores.

Asiento entendiendo, ya que siempre que llega alguien nuevo se le explica dónde meterse y donde no, ya saben para que no caiga en juegos mentales de otros.

—Dime fara... Ezra, ¿en que piso estas?— Pregunto con algo de desconfianza.

Supongo que tratarlo como un cristal es algo fuera de lugar pero es entendible que queramos tener cuidado con su temperamento. Tengo muchos problemas como para aguantar los de él.

Noto que se pone algo nervioso y luego contesta pero el miedo era evidente en su voz temblorosa.

—Piso 2, pero les juro que no soy peligroso solo... es que creen que lo soy. Jamás podría lastimar a alguien estando consciente.

Ahora tenemos un niñito explosivo y maricon. Contrólalo.

Miro para todos lados y luego me doy cuenta que imagine esas palabras.

—Oye tranquilo, aquí nadie te juzga, yo soy esquizofrénica pero nunca escuché voces ni soy peligrosa.

¿Segura?

Si.

Bien, esto ya no es normal. Para nada normal. No puedo estar escuchando voces nuevamente... debe ser un error.

O tal vez es hora de que vuelca a tomar los medicamentos.

Miro a Ezra que me sonríe en agradecimiento y me concentro en detallar su físico.
Tiene unos rasgos bastante definidos, una nariz perfilada acompañada de una sonrisa radiante. Su cabello rubio cae un poco desordenado por su frente y sus ojos son de un color celeste bastante peculiar, como si fueran pequeños zafiros...
De hecho algo en el parece tener un toque de picardia pero sin perder aquella pizca de elegancia.

—¿Sigues aquí, Ady?—La voz de Kendra me saca de mi análisis hacia Ezra y asiento rápidamente.

—Dejala Ken estaba babeando por mí.— Escucho lo que larga aquella boca con un claro egocentrismo y lo miro mal.

—Antes de babear por ti prefiero que me encierren con los del piso 3 y destripen cada órgano de mi cuerpo para comérselos crudos.—Comente sin ningún remordimiento y sonreí con inocencia al ver el espanto en su rostro.—Bien chicos, luego hablamos, tengo cosas que hacer.—Me levanto para comenzar a irme de allí.

Claro que no tenía nada que hacer. Al menos nada que me entretuviera más que pelear con un rubio oxigenado.

—Si claro, ¡¿importante como acostarte y no hacer nada?!—Escucho como me grita Keny y sin darme vuelta le muestro el dedo del medio.

Tienes que ir con tu estúpido médico a que te diga lo mismo de siempre.

—Bien ya frena, sea quien sea, esto no es gracioso.— Digo mirando a mi alrededor y un escalofrío recorre mi columna cuando no veo a nadie en el pasillo.

¿Qué está ocurriendo? ¿Porqué ahora? ¿Porqué a mí?

Se suponía que estaba curada, que se había ido.

A paso rápido llegue a mis cuatro paredes que parecían haberse convertido en mi único lugar seguro y, apoyando mi espalda contra la puerta ya cerrada, me deslizó hasta quedar sentada en el piso.

Tome mi cabeza con fuerza mientras la presión en mi pecho comenzaba a aumentar. Quería gritar, quitarme de la cabeza sea lo que sea que me estaba sucediendo.

Estamos juntas en esto Adara, jamás te dejaré.

Vuelvo a escuchar esa voz.

No es necesario ser muy inteligente, volví a recaer en este laberinto de muerte.

Trato de pensar que no es real pero la parte racional de mi me deja en claro que es más real que nunca.

Al borde de las lagrimas mi voz se quiebra.

Esto no puede pasar ahora...

Si, si puede y en el momento que te des cuenta que me necesitas tanto como yo a ti, dominaremos a todos.

Comienzo a negar rápidamente y un pensamiento llega a mi mente, más que un pensamiento es una revelación por así decirlo. Es darme cuenta de el error que estuve cometiendo este tiempo... me deje caer.

Caer... caer en la mentiras, caer en el dolor, caer en el amor. A todos en algún momento de nuestras vidas nos lastimaron tanto que comenzamos a caer a un abismo, lleno de sombras que nos hacen dudar hasta de nosotros mismos y ahí es donde estoy en este momento, se que debí tomar los medicamentos pero ya es tarde, porque yo, terminé de caer en la locura.

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Transtorno de limite de personalidad:

Se caracteriza porque las personas que lo sufren tienen una personalidad débil y cambiante, y dudan de todo. Los momentos de calma pueden convertirse, al instante y sin previo aviso, en momentos de ira, ansiedad o desesperación. Estos individuos viven sus emociones al máximo, y las relaciones amorosas son intensas, pues suelen idolatrar a la otra persona hasta el extremo.

psicosis del amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora