Anoche luego de ese suceso con Drac fui directamente a dormir, no tenía hambre, la verdad toda la secuencia del día revolvia mi estomago de solo pensarlo. Además de que aquellos efectos que Surrens había dicho, ya estaban a flor de piel y no quería siquiera mover un dedo de la cama.
Hoy desperté con unos golpes en mi puerta, lo cual me resultó extraño ya que nadie viene aquí y si vienen es muy importante.
Me levanto todavía dormida frotandome los ojos y abro la puerta.
Cuando lo veo ahí con esa sonrisa tan peculiar que tiene, esa postura de chico elegante pero a la vez malo y su falso egocentrismo, mis ojos se cristalizan. Ahí estaba él, mi niño, mi rarito, mi mejor amigo. Me tiro a sus brazos para fundirnos en un gran abrazo.
No puedo creerlo
—Killian —susurro en el hueco de su cuello donde descansa mi cabeza en este momento.
—Hola pequeña—dice con un tono tranquilo.
Mi Kill... lo he extrañado como nadie se imagina.
Es la persona más preciada que tengo. Siempre fue el único que estuvo ahí para mí en mis momentos de mayor dificultad y siempre voy a estar agradecida con el.
Apenas había entrado al psiquiátrico él estaba en el piso 1 conmigo, al principio ni siquiera hablábamos pero él se me acercaba y trataba de que comiera algo cuando me veía jugar con la comida en el almuerzo.
Cuidó de mí, me consoló en las peores noches, me abrió sus brazos como un hermano mayor y por supuesto supe refugiarme en él.
Era mi hogar dentro de una pesadilla constante.—¿Cómo es que estas aquí?, ¿te dejaron venir a verme?—Lo miro emocionada.
Mucha gente de aquí sabía el aprecio que teníamos entre nosotros y fue por eso que cuando nos separaron, me recomendaron más sesiones de juegos.
Juegos que ayudaban a distraerme aunque sea por un tiempo corto. Temían que desarrolle depresión y aunque por suerte no fue así... su falta se me hacía difícil.
Me sorprende su negacion. ¿Se habia escapado?
Y como si me hubiera leído la mente, soltó una risa volciendo a negar.
—No, Enana. Tampoco me escape. Simplemente consideraron que ya no era peligroso y que nuevamente volví a ejercer el control sobre mis acciones. Así que me dejaron volver.
Esto si era algo digno de celebración.
La euforia me carcomia y la alegría no podía ocultarla ni aunque quisiera. Aquel día pensé que jamás volvería a verlo, pero ahora está aquí y puedo decir con seguridad que nuevamente, puedo ser feliz.
—Tengo tantas cosas que contarte. Prometo taladrar tu cabeza hasta exprimir toda la información que llevo encima. Desearas no haber vuelto—Le dije con una sonrisa de punta a punta.
El era el único a quien podría sonreirle genuinamente sin arrepentirme luego.
Aunque en este mismo momento moría de hambre. Las consecuencias de no comer anoche, supongo.
—Te contaré todo, pero primero vamos a comer. Muero de hambre—lo tomé de la mano arrastrándolo conmigo hasta el comedor.
—Cuéntame pequeña, sabes que soy todo oídos.
Era gracioso que mientras yo caminaba lo más rápido que podía, él caminando con tranquilidad ya me alcanzaba.
Se cree mucho, don poste de luz.
Junto a él solía volver a sentirme una niña pequeña sin la necesidad de estar a la defensiva.
Sabía que sin importar que, el me respaldaria. Ya sea en una pelea, en una travesura y hasta en un chiste.
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psicosis del amor ©
Mystery / ThrillerEsquizofrenia: Nombre genérico de un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad. Creer... creer en alguien o algo ya sea imaginario o no, influye en nu...