capitulo 18: Sangre

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Adara.

Abro los ojos tomando una gran bocanada de aire. Me siento agobiada, encerrada, necesito aire. ¿Donde estoy?, miro para mis costados y me levanto de la cama que no era mía para así salir de aquella habitación. Al estar fuera veo absolutamente todo oscuro aunque a lo lejos se podía llegar a apreciar una puerta doble de salida. Sin dudarlo me dirijo corriendo hacia allí y al cruzarla de golpe aparezco en la orilla de un acantilado.

Está claro que estoy en un sueño... pero ¿por qué no puedo despertar?, suelto un largo suspiro y observo las vistas que me brinda el lugar. Es un bosque, pero todo a mi alrededor a diferencia que la habitación anterior es blanco... en cada uno de los árboles descansan pequeñas y delgadas capas de nieve. Este lugar es maravilloso, un paz inigualable.

Miro hacia abajo y me pregunto si habrá algo allí o solo nieve la cual con suerte podría salvarme de la caída. 

Una voz suena a mi espalda y me doy vuelta soltando una pequeña sonrisa.

—Al fin alguien conocido aquí—Sonrío contenta de que mi faraón esté aquí conmigo—

De pronto mi sonrisa se esfuma al ver su cara de enojo, lo miro extrañada y trato de acercarme a él pero de inmediato se aleja.

—Ni lo pienses Adara, no des ni un puto paso más —me señala con su dedo índice y me quedo quieta en mi lugar.

—Ez... soy yo, vamos... ¿qué sucede?

—Tu lo hiciste, nos destruiste a todos.

¿Qué yo que?

—¿De qué hablas? Yo no hice nada.

De pronto él deja de hablar y sin previo aviso, pero con su mirada llena de odio, me empujó haciéndome caer como si fuera en cámara lenta, hacia el abismo blanco.

Un grito sale de mi garganta cuando no chocó contra la nieve sino que nuevamente me encuentro en ese cuarto. 

Esta vez logro observar una pequeña mesita de luz, donde hay una pulsera.

Estoy por tomarla cuando Keny entra a la habitación gritando como siempre lo hacía cuando estaba feliz, ay Ken... te extraño tanto...

Me levanto y la abrazo, se que no es Real pero me consuela algo poder siquiera verla un segundo, ella se separa levemente dándome una sonrisa.

— Keny no sabes cuando te extraño, debo contarte muchas cosas yo...

—Calla y escúchame —Ella susurra cerca de mi— No dejes que te gane, se la que controle el juego, no dejes que ella lo haga.

—Keny, ¿Qué rayos sucede?

— Recuerda esto, no dejes que te gane—dice haciendo énfasis en cada palabra—También te extraño.

Y luego de eso sin previo aviso, en un pestañeo ella desapareció. Ahora me encontraba en ese parque... y como no recordarlo, allí en el medio del gran lugar, lleno de césped, se encontraban varios niños jugando y riendo. Ya sabía a quién encontraría aquí.

—Recuerdo cuando una tonta niña se me tiró arriba por haberla empujado del columpio—Suelta una suave risa— si me hubieran dicho ese día que ahora te amaría con todo lo que soy, les habría sacado la lengua.

psicosis del amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora