Capítulo 35 - Inseguridad

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Zero.

Conduzco deprisa debajo de la lluvia, mi corazón late deprisa, después de esa llamada todo ha cambiado, no puede ser cierto. Me detengo frente al edificio donde vivo y allí está su auto, me detengo en seco porque es imposible, Niko no está, como es posible que su auto este aquí.

Corro escaleras arriba sin importarme que la lluvia me empape y me cale hasta los huesos, cuando llego al departamento entro buscándolo, necesito verlo, saber que realmente está aquí, saber que todo fue una maldita pesadilla y que mi gemelo está bien.

Subo corriendo las escaleras de dos en dos, me detengo en la habitación de Kyle, pero no mi mejor amigo no está, corro a mi habitación y nada, desesperado y confundido tiro de mi cabello y lo llamo.

— NIKO — pero no obtengo respuesta.

Desciendo las escaleras y me precipito a la cocina, que esta desierta, camino a la sala y fuera al área de la piscina, mi respiración es un puto desastre y el nudo que crece en mi garganta cada vez es mayor, me cuesta respirar y la desesperación comienza hacerse presente. Entonces recuerdo, el estudio.

Corro decidido a encontrar a mi gemelo, cuando abro la puerta me detengo en seco, mi mundo se paraliza para luego tambalearse por completo, la emoción de saber a mi gemelo aquí es eclipsada por completo cuando lo veo abrazado y besando a Brooklyn junto al piano que tantas veces toco en mi compañía.

El sostiene sus mejillas con delicadeza, con una calidez típica de él, los ojos bellísimos ojos de Jake están cerrados, sus mejillas están ligeramente sonrosadas, cuando sus labios se separan yo no puedo ni respirar. Mi gemelo nota mi presencia y al verme sonríe, no dice nada solo me ve sonriente.

— Zero — la voz de Jake me estruja el pecho — ¿Qué haces aquí? — pregunta en tono burlón — creí habértelo dejado claro, no quiero verte, Niko está aquí, no te necesito — esas palabras se clavan en mi pecho con intensidad — eres un pesado, te he dicho demasiadas veces que lo que paso entre nosotros solo fue cosa de un momento, no eres Niko, luces como el pero no le llegas ni a los talones, lárgate de una vez y déjanos en paz — suena dura, fría y distante.

La chica tierna y molesta que tanto me irrita ha desaparecido, para ser esta chica que ni se inmuta por restregarme en la cara que solo fui un juego para ella. Pongo los ojos en Niko que sonríe burlón.

— Te lo he dicho hermanito, deja de tratar de ser como yo... — su sonrisa se ensancha y atrae a Jake hacia sí mismo — solo vives con las sobras de mi vida Zero y eso no es vivir — me aclara con tono serio y expresión sombría.

Cierro mis manos en puños conteniendo las ganas que tengo de ir y golpearlo a él y gritarle a ella lo zorra e hija de puta que es, pero no puedo hacerlo, a fin de cuentas es mi gemelo y está aquí, vivo... y ella, ella es eso que me ha hecho sentir vivo mientras creí que mi gemelo había muerto.

Despierto de golpe agitado en la cama, cierro mis ojos y niego con la cabeza, no sé qué demonios ha sido eso pero ha sido una jodida pesadilla que no quiero volver a soñar. Intento llevar mis manos a mi rostro pero no consigo mover uno de mis brazos, finalmente soy consciente que ella está aquí, que Jake está sobre mi pecho dormida.

Me remuevo incomodo porque justo ahora después de esta maldita pesadilla su tacto me desagrada, haberla visto besar así a Niko aunque haya sido un jodido sueño me hizo sentir minúsculo. La aparto de mi lado con cuidado de no despertarla y salgo de la cama, solo llevo un bóxer puesto hace algo de frio pero no me importa camino hacia la ventana y corro la cortina para ver el paisaje de abajo.

Zero Feelings ©️ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora