Siempre pensé que tendría tiempo para todo, que podría vivir una infancia feliz, una juventud alocada, que disfrutaría de mi temporada social y que encontraría a mi caballero andante. Sin embargo, a temprana edad descubrí que la vida no siempre sucede como uno la planea, y ahora, a punto de cumplir 20, me arrepiento de muchas de las decisiones que tomé en mi vida. Soy consciente de que no puedo cambiar el pasado, y que lamentarme por él es una pérdida de tiempo, pero... qué más podría hacer alguien en mi situación. Nada me queda para dar, la vida se ha encargado de arrebatármelo todo, y el futuro me aterra más de lo que me atrevería a reconocer.
En ocasiones intento encontrar el momento exacto en el que todo comenzó a desmoronarse, pero quizás achacar toda mi desgracia a un solo momento y en un solo lugar sea darle demasiada responsabilidad a un único acto. Realmente, sin ser consciente de ello mi vida había sido conducida desde un inicio hasta este preciso instante, y sí, quizás mis actos podrían haberme librado de la situación en la que me encuentro ahora, pero... y si no, y si todo tenía que suceder por algún motivo, y si aunque hubiera cambiado mis actos los hechos se hubieran dado igual....
Dos años antes, escuela para señoritas.
-Señorita Sant- llamaron a mi puerta.- Su coche acaba de llegar.
Me levante de la cama, alisé mi falda y alce la cabeza. 'Siempre orgullosa' me repetía una y otra vez. Abrí la puerta de la habitación y mantuve mi mirada firme y por encima del resto de las damas. Desde el día en el que pisé la primera escuela para señoritas mi vida se había convertido en un infierno, yo era inocente y llegué ilusionada con hacer amigas, ser una señorita y poder estar con gente ¡Menuda sorpresa me llevé! Al parecer si no eras hija de alguien eras invisible para las maestras y un estorbo para las alumnas. Mi corazón se fue encogiendo y enfureciendo con cada broma que me gastaban, cada insulto o cada desplante, pero yo me vengué, y tanto que lo hice. Poco después del entierro de mis padres comenzó a resultarme imposible seguir en aquel lugar, por ello un día que Camille y su esposo Luis vinieron a visitarme y todos descubrieron mi parentesco con el heredero del archiducado, y yo hice que pagaran por todas y cada una de sus malas acciones. Allí, delante de todo el mundo le dije a mi hermana que no deseaba seguir estudiando en aquel lugar, qué no era posible que personas tan ruines y desalmadas pudieran educar señoritas. Y como era de esperar, ella cumplió mis deseos y juntas elegimos una nueva escuela. En aquel entonces, ya tenía 15 años, por lo que podría haberla abandonado y volver a casa, pero no lo deseaba, yo quería ser respetada y tenida en consideración. Además, mis hermanos ya tenían sus propias vidas, responsabilidades y problemas, y yo no deseaba ser un estorbo para ninguno de ellos.
-Ha sido un placer contar con usted señorita Sant.- Se despedía de mi la directora de la institución.- Espero hable bien de nosotras al Señor Cigar.
-No podría ser de otra forma.- Le respondí con una inclinación de cabeza y dejé que un lacayo me ayudara a subir al coche.
-¡Zuza, Zuza!- Me asomé de nuevo reconociendo la voz de mi única amiga.
-Anna... Creí que te habías ido ya- Dije volviendo a bajar del carruaje.
-No, mis tíos me escribieron ayer avisándome de su retraso.
-Tendrías que haberte venido conmigo, sabiendo que ellos viven en la misma región no supone ningún problema...
-Lo sé, pero ellos insistieron en recogerme... Tengo miedo Zuza...- dijo bajando la mirada.-Sé que ellos me prometieron que no me dejarían, pero nunca he vivido en su casa, desde que mi padre falleció nunca he salido de la escuela... ¿y si se cansan de mí?
-¡Anna basta!- le dije con firmeza.- Si ellos se atreven a echarte viviremos juntas, lo sabes ¿verdad? Yo jamás te daría la espalada.
-Lo sé.- Respondió con una tierna sonrisa.
-Bien ... y ahora debo irme... además – le dije con una sonrisa picarona.- No es esta la Anna que quiero llevarme conmigo, sino la de anoche.- Sin darle tiempo a responder entré en el coche y di la orden de partir.
-¡Eres una sinvergüenza Zuza Sant!- Me gritó cuando el coche arrancó.
Yo no pude evitar reírme, la verdad es que la noche anterior lo habíamos pasado realmente bien. Bueno, o eso recordaba...
Era la tercera vez que nos escapábamos de la escuela, por lo que la técnica ya la dominábamos, pero las ocasiones anteriores habían sido muy diferentes a esta. La primera vez que conseguimos escaquearnos lo hicimos para ir a bañarnos al lago, la segunda para acudir a las fiestas del pueblo; en las que la verdad, dejamos de ser tan inocentes; más esta última huida era para colarnos en un club de caballeros. Ambas éramos plenamente conscientes de los riesgos que corríamos, pero pensamos que los antifaces serían suficientes para ocultar nuestras identidades. Quizás la noche se nos fue un poco de las manos, no sabría decir si fue culpa de la bebida, del humo del local o de la libertad que sentíamos, pero si no fuera por Anna probablemente esa noche no se habría almacenado como un buen recuerdo... más bien ahora se habría convertido en el día que arruiné mi futuro.
Moví mi cabeza con la intención de disipar aquellos pensamientos, la verdad tenía asuntos más importantes de los que preocuparme. Una importante etapa de mi vida se terminaba y estaba aterrorizada por lo que pudiera pasar a partir de ahora. Tras la muerte de mis padres mi hermano Beorn era mi tutor legar, pero los que realmente se ocupaban de mí eran Luis y Camille, y yo me sentía en deuda con ellos.
Cuando llegué a la que había sido mi casa desde el día de mi nacimiento no me sorprendió que en ella tan solo estuvieran el señor y la señora Terry, el mayordomo y el ama de llaves. La verdad era que en mi familia nunca habíamos tenido muchos criados, contábamos con los Terry, una cocinera y una doncella. Podría sonar desagradecida, pero me alegraba de no haber tenido que pasar mi vida aquí encerrada como habían hecho mis hermanos, ya que ellos habían tenido que trabajar en la casa como si fueran parte del servicio.
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El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)
RomanceZuzanny la pequeña de la familia Sant ha tenido que vivir una vida más dura de lo que ella desea aparentar. Cada situación vivida la ha hecho endurecerse más, rechazar más a los hombres y engañarse más a sí misma. Por eso ahora es incapaz de admiti...