XXV

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No me sentía para nada dichosa, habían transcurrido tres semana desde la boda de los Miller y yo ya no sabía dónde esconderme. Mi familia estaba muy preocupada por mi comportamiento inestable y yo no sabía qué hacer. Necesitaba hablar con alguien, y esa tarde se me presentó la ocasión, cuando Anna me envió una invitación para ir a tomar el té a su nuevo hogar.

-Señora Miller- la saludé al entrar en el salón del té.

-Oh ¿no es maravilloso?- dijo riendo.- No sabía que alguien pudiera ser tan feliz, el matrimonio es maravilloso, de veras que lo es.

Anna continuó narrándome sus semanas de viaje, los regalos que le habían hecho, lo mucho que la cuidaba el señor Miller, lo atento que era con ella.... Yo intentaba escucharla, pero el olor de los sándwiches que habían preparado me estaba revolviendo el estómago, por ello, terminé tomando el jarrón que había sobre la mesa y vomité en su interior.

-¡Zuza! ¿Por qué no me has dicho que no te encontrabas bien? –Anna hizo llamar a una criada y entre las dos me acompañaron a una habitación.- Haré que llamen al médico, tienes una cara horrible.

-No es necesario.- respondí en un susurro, y en aquel momento fui consciente de la realidad, y apenas pude controlar aquellas lágrimas que luchaban por derramarse por mis mejillas ¿Por qué tenía que pasarme esto a mí? No podía ser cierto.

Conseguí convencer a Anna de que aquella mañana había comido algo en mal estado y tras ignorar su invitación de descansar en una de sus habitaciones partí a casa de los Cigar olvidando por completo mi intención de hablar con Anna y con una única idea en la mente. Debía desaparecer por un largo tiempo, quizás demasiado... y sabía cuál era el lugar en el que iba a hacerlo.

.....

-Zuzanny yo no lo veo nada claro- volvió a repetirme Camille.-Porque no esperas a que Luís vuelva, seguro él estará encantado de acompañarte.

-Cami, lo he decidido. Todo esto me asfixia, no puedo más...- dije sentándome en la cama.

-¿Qué ha sucedido con Javier?- Su pregunta fue directa y tan certera que me costó horrores mantener el porte erguido y retener las lágrimas.

-Nada importante... sólo... únicamente estoy harta de esperar algo que jamás va a ocurrir. Además- dije quitándole hierro al asunto.- Hace casi dos años que no veo a Gloria ni a los niños.

-Zuzanny, no creo que huir de los problemas sea la solución. Te lo digo por experiencia.- Dijo cariñosamente mientras tomaba mi mano.

-No huyo de ellos, simplemente me he cansado de luchar. Me rindo.

Tras la boda de mis mejores amigos, había vuelto a casa de los Cigar con la intención de poner distancia, pero al parecer aquello no había sido suficiente para dejarle claro a Javier que no deseaba verlo. Otra vez ese indeseable se había atrevido a plantarse en la mansión sin ser invitado.

Recordaba las duras mentiras que le había dicho, y aunque sabía que la única que salía perdiendo era yo, aquello había sido lo mejor. No pensaba dejarme mangonear por él. El poder que él ejercía sobre mí era demasiado fuerte y quizás a pesar de saberme engañada y utilizada podría haber vuelto a caer rendida en sus brazos. No, no pensaba volver a verlo. Por ello, llevaba semanas encerrada en mis habitaciones. Mi cuñado había recibido a Javier cortésmente, pero cuando Camille vió mi reacción a aquella invitación me permitió no salir del cuarto.

El día que Javier se marchaba sin haber logrado verme Camille vino a mi habitación.

-¿Puedo pasar?- preguntó tras haber llamado a la puerta.

El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora