III

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-¡Mi niña!- Exclamo la señora Terry al verme.- Estás tan tan hermosa ¿verdad que sí querido?- El señor Terry asintió con una tierna sonrisa.

-Es un gusto volverlos a ver.- dije cortésmente.

-¿Deseas que te prepare un baño? ¿Deshacemos el equipaje? ¿Quieres comer algo?- La señora Terry parecía la mar de emocionada por tenerme en casa de vuelta, por eso me dolió un poco responderle.

-Creí que Camille les habría avisado...., no será necesario deshacer mi equipaje, solo estaré aquí un par de días, mi hermana desea que viva con ellos, además en breves será mi presentación en sociedad.

-Claro...-respondió algo desilusionada.

-Si me disculpan, llevo muchas horas sentada y me gustaría estirar las piernas.

Me dirigí al jardín trasero y me senté en el pequeño columpio que mi padre había colgado de la higuera cuando mis hermanos eran pequeños ¡LA IGUERA! ¿Seguiría ahí?

En efecto, el tiempo y las precipitaciones no habían logrado borrar la marca que Javier y yo habíamos dejado tantos años atrás. Una marca que venía acompañada por un juramento de amistad eterna. Que ridículo sonaba ahora.

Los dos habíamos sido toda la vida inseparables, sus padres eran comerciantes y vivían en la casa contigua a la nuestra, yo apenas tenía 8 años, pero por aquel entonces Gloria ya no vivía con nosotros, a Beorn a penas lo veíamos y Camille estaba a punto de ser presentada en sociedad.

-Hola Zuz.- No me hizo falta girarme para saber que era Javier el que me saludaba, solo él me llamaba Zuz.- ¿Qué haces?

-Pensar....

-¿En qué piensas? – Me preguntó sentándose junto mí en el césped.

-Todos mis hermanos se van...- dije con tristeza.- Incluso Aroha se pasa los días ayudando en el hospital. No quiero quedarme sola.- dije entre sollozos.

-Nunca vas a estar sola. Yo soy tu amigo y siempre lo voy a ser.- Dijo con seriedad como todo un caballero.

-Eso no lo sabes....

-Claro que lo se... haremos un pacto.- dijo poniéndose en pie y sacando su pequeña navaja del bolsillo.

-¿Qué haces?- dije viendo como clavaba la navaja en el tronco de la higuera.

-Un juramento, ven pon tu mano sobre las letras.- Me acerque y comprobé que había grabado una J y una Z en el tronco.- Repite conmigo. Yo Javier Dominth

-Yo Javier Dominth.- Dije para fastidiarle.

-Esto es serio Zuz.

-Vale... Yo Zuzanny Sant.

-Juro ser fiel a nuestra amistad sea lo que sea que el destino nos depare.

-Juro ser fiel a nuestra amistad sea lo que sea que el destino nos depare.

-Hasta que la muerte nos lleve de este mundo al próximo.

-Hasta que la muerte nos lleve de este mundo al próximo... pero ¿entonces no seremos amigos en el cielo?- Pregunte entre risas.

-Jo Zuz ¿por qué has tenido que estropearlo?- respondió Javi algo malhumorado.

No pude evitar sonreír ante aquel precioso recuerdo. Javi y yo nos conocíamos desde niños, pero aquel día pasamos a ser como hermanos. Me reí al recordar nuestras palabras, pero pronto se me borro la sonrisa cuando a mi mente volvieron los recuerdos de nuestro último encuentro... Aquella higuera había sido testigo de momentos muy importantes de nuestra relación.

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Yo acababa de cumplir los 15 años y había vuelto a casa para el entierro de mis padres. Tras una sencilla celebración en la iglesia volvimos a casa, pero junto a nosotros vinieron tantas personas que era insoportable estar en el interior, por eso, a pesar del frio decidí salir al jardín y sentarme en mi columpio. Tan solo llevaba un par de minutos cuando sentí que alguien se acercaba.

-Hola Zuz.- Me saludo Javi.- Estarás helada.- dijo envolviéndome con su abrigo y recostándose sobre la higuera. Yo alcé la vista, no nos veíamos desde el verano pasado, y me sorprendió el gran cambio que había sufrido él, a sus 19 años ya no parecía un niño, aunque tampoco un adulto. - ¿Cómo estás?

-Yo...- intenté hablar, pero todas las lágrimas que había estado conteniendo ganaron la batalla y rompí a llorar.

-Eii.- Yo me levanté y dejé que me consolara.

-No voy a volver a verlos...Yo sabía... Yo sabía que mi padre llevaba enfermo mucho tiempo y mi madre... mi-mi madre no pudo soportar vivir sin él...El médico dijo que debió morir de pena...En dos días me he convertido en huérfana- Le dije entre sollozos.

El no dijo nada, solo siguió abrazándome. Cuando mi respiración se calmó sentí como Javi no dejaba de depositar besos por mi cabeza y alcé la vista encontrándome con sus preciosos ojos azules. Estaba a punto de decirle que deberíamos volver, pero entonces reuní todo el valor que no había tenido durante el verano pasado y ¡LO BESÉ! Él tardó un par de segundo en reaccionar, pero cuando lo hizo me separó con brusquedad y llevó una mano a sus labios.

-¿Por qué has hecho eso?- Preguntó enfadado.

Yo no fui capaz de responderle, no sabía cómo explicarle que el verano me había hecho verlo con otros ojos, que para mí él era mucho más que un amigo.

-Estás confundida por la muerte de tus padres.- Dijo tras un prolongado e incómodo silencio.

-No, no lo estoy.- respondí segura de mis sentimientos.

-Sí, Zuz... so-somos amigos...- intentó justificar.

-Pero yo te quiero Javi, te amo y sé que eres el amor de mi vida... -dije abriéndole totalmente mi corazón.

-No digas tonterías... a penas has dejado de ser una niña, que vas a saber tú de amor.- Sus palabras fueron pronunciadas con tanta dureza que mi corazón se detuvo por unos segundos. No podía estar diciéndome eso enserio... estaba segura de que él sentía lo mismo por mí, ese verano había estado lleno de señales... tenía que arriesgarme, tenía que hacerle ver que él también me amaba. Por eso, volví a acercarme a él con el propósito de volver a besarlo, pero esta vez mis intenciones se quedaron únicamente en eso.- Zuzanny- Dijo serio.- Te estás poniendo en evidencia.

Aquella noche nuestra amistad se fue a pique y de mi corazón apenas sobrevivieron unas migajas. Desde ese momento no había vuelto a ser la misma, me convertí en una mujer más bien fría que se entretenía jugando con los hombres. Ir a casa de mis padres ya no tenía ningún sentido para mí, por ello desde aquel momento había pasado las vacaciones en casa de mi hermana Camille o visitando a Aroha, pero en tres años no había vuelto a saber nada de Javi y la verdad, me daba igual. He de confesar, que durante el mes siguiente al incidente escribí a Javi en un par de ocasiones, en las primeras cartas le expresaba mis sentimientos, al ver que no me contestaba le intenté pedir perdón por mi forma de proceder e intenté reestablecer nuestra amistad, pero no obtuve respuesta de ninguna de ellas. Debería darle las gracias por haberme mostrado cómo era el mundo real, un mundo en el que no había lugar para ñoñerías, un mundo en el que los sentimientos no tenían cavidad, o por lo menos, no para mí.

Por eso, los pocos días que pasé en el que debía ser mi hogar fueron horribles, en el interior de la casa mirase donde mirase veía a mis padres y cuando salía al jardín no podía evitar recordar todas las aventuras que Javier y yo habíamos vivido, todos los momentos que habíamos compartido. Fue una absoluta tortura.

El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora