Llegué a casa de los Dominith cuatro días antes de que se inaugurara la temporada social. Resultó que ellos habían tenido que retrasar su partida y al final llegamos todos el mismo día, por lo que aunque en la casa los sirvientes lo habían preparado todo para recibirnos, el motrimonio Dominith y Anna no estaban instalados. Por ello, comprendí que al día siguiente todavía continuaran cansados del viaje. El recorrido que realizaban desde su casa, es decir la distancia que había desde mi antiguo hogar, hasta Londres era mayor que el que yo realizaba desde la mansión de los Cigar.
-¿Zuz, te importa que te deje sola por unas horas?- me preguntó Anna un tanto preocupada por no poder ser buena anfitriona.- Estoy realmente agotada.
-No te preocupes Anna, descansa tranquila. Entre estas paredes me encuentro la mar de a gusto.
Me dirigí a la biblioteca con la intención de distraerme un rato, y de camino a esta me crucé con la señora Dominth.
-Zuzanny querida ¿necesitas algo?- Preguntó con interés.
-No, estoy perfecta. Me habéis acogido como una más de vuestra familia.
-Bueno, es que eres una más de nuestra familia.- dijo llevando su mano a mi mejilla. – No sabes la alegría que nos da tenerte aquí, y que seas amiga de Anna... eso ya no tiene precio.
-El gusto es todo mío... Yo he de confesarte algo.- dije con timidez.- Estaba realmente preocupada por el futuro de Anna. Tras la muerte de sus padres ella se sintió muy sola y desamparada, luego los años pasaron y comprendió que todavía tenía familiares que velaban por ella... En fin, tal y como ella dice, no podría haber encontrado una familia mejor para ella, ni ustedes, si me permite decirlo, haber deseado una sobrina mejor.- Añadí con una gran sonrisa.
-Muy cierto todo lo que dices.- Respondió risueña.- Mi esposo y yo sabemos lo mucho que te has preocupado por Anna, ella misma nos lo ha contado, y aunque creo que no es necesario que te lo diga, nosotros cuidaremos bien de ella y nuestra casa siempre está abierta para que la visites, bueno y a nosotros también. –Yo sonreí e hice el amago de alejarme.- Zuzanny... -dijo casi en un susurro.- Ella no es la única que ha sufrido una gran pérdida. Sé que nadie podrá ocupar el lugar de tu madre, pero estoy aquí para lo que necesites.
Aunque suene maleducado, la señora Dominth no obtuvo respuesta. Yo fui incapaz de decir nada, las lágrimas amenazaban con desbordar mis ojos y yo odiaba, y continúo odiando, sentirme vulnerable.
Entré a la biblioteca y cogí el libro que había comenzado a leer la noche anterior, pero de repente aquellas cuatro paredes me parecieron demasiado asfixiantes. Por ello, libro en mano, abrí la ventana de la biblioteca y salte al jardín. Una vez en él, caminé directa al árbol más grande, trepé por él y me recosté sobre una de sus gruesas ramas. Yo ciertamente, no amaba la naturaleza, pero ésta tenía un gran poder sobre mí. Siempre conseguía relajar todo mi cuerpo y calmar mi mente.
Casi una hora después todavía continuaba en esa posición cuando unos fuertes pasos me hicieron dirigir la vista al suelo.
-No lo puedo creeer....- Desde mi posición sólo alcanzaba a ver la espalda de un hombre y a este golpeando el árbol contiguo al mío.- Bufff... relájate- se ordenó a sí mismo al tiempo que caminaba hacia el lugar en el que yo estaba y me revelaba su identidad. Javier Dominth había vuelto a casa.
Me debatí un rato en qué sería lo más adecuado, bajar del árbol o permanecer oculta entre sus ramas. Javier estaba sentado apoyado en el tronco y yo me encontraba unos metros más arriba.
-¡Qué demonios!- Dijo al encontrarse uno de mis zapatos. Automáticamente levantó la mirada y nuestros ojos se encontraron.
Fingir que no lo había visto era una estupidez, por ello no lo hice.
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El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)
RomanceZuzanny la pequeña de la familia Sant ha tenido que vivir una vida más dura de lo que ella desea aparentar. Cada situación vivida la ha hecho endurecerse más, rechazar más a los hombres y engañarse más a sí misma. Por eso ahora es incapaz de admiti...