XXVII

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Tal y como mis sobrinas habían augurado dos semanas después comenzó a nevar. Por el momento era una nieve fina que no llegaba a cuajar, pero Deimon me aseguró que en poco más de dos días no sería posible ni salir del astillo.

El frío comenzaba a hacerse notar, por lo que  me encontraba en una pequeña salita junto a la chimenea cuando escuche la voz de mi sobrina pequeña,Susan.

-Ciii, le guta mucho leer.- No pude evitar sonreír, adoraba su extraña manera de hablar.-Tía tengo una zorpreza..- Yo levanté los ojos del libro y...

-¡Javier! ¿Qué haces aquí?- Mi pregunta fue tan brusca que asuste a mi sobrina.- Lo siento cielo- dije agachándome y sonriendo.- ¿Qué te parece si vas a jugar con el tío John?

-Tía... er esss tu amigo ¿Verdad?- Parecía no estar muy segura de dejarme a solas con Javier.

-No te preocupes preciosa.- dije dándole un beso. Ella se fue tan contenta. Yo volví a sentarme frente a la chimenea e ignoré a Javier.

-Zuz...- dijo casi en un susurro.- Tengo muchas cosas que explicarte.

-No sé qué haces aquí ni cómo has conseguido encontrarme, pero la verdad, no deseo escucharte señor Dominth... Está todo bien así que creo que debería marcharse antes de que la nieve cuaje y yo tenga que soportar estar bajo el mismo techo que usted.- Tenía un nudo en la garganta, y pronunciar aquellas palabras me quemó por dentro.

-No, Zuz, no está-dijo arrodillándose frente a mí y escondiendo su cara en mi vientre, como si supiera el dolor que de ahí había manado un mes atrás.-No debí anteponer mi honor y mi palabra a ti. Tú eres lo más importante. Perdón, perdón por todo... no supe hacerlo de otro modo...- Dijo desesperado.

-No necesito su perdón y las explicaciones ya llegan tarde.-Aquella mentira le hizo levantar el rostro. Yo quería saber, necesitaba que me explicara porque me había hecho tanto daño.

-Te quiero-dijo de golpe-Te quiero desde que tengo uso de razón y sé que no tengo ningún derecho a decirte esto ahora, pero necesito que entiendas... ¿Me escucharás?- Aquella pregunta más bien manifestaba una súplica. Su rostro de desesperación y mi necesidad de conocer la verdad y poder comenzar mi vida de nuevo me llevaron a asentir.-Sentémonos-Javi me tomo de la mano, nos levantamos del suelo y nos condujo hasta un sillón, pero aun cuando los dos nos sentamos nuestras manos continuaban entrelazadas. Tras unos largos minutos de silencio mi paciencia se terminó.

-Bueno...-dije intentando animarlo a comenzar.

-Necesito, necesito ordenar las ideas. Tenía muy claro lo que iba a decir, pero no quiero dejarme nada.-Y volvió a callar un momento.-Bien, comenzaré por el principio-dijo tomando aire y dejándolo salir lentamente-¿Recuerdas el último verano que pasamos juntos?- Yo asentí.- Tras el día que pasamos en el arroyo decidí que me declararía, no podía seguir ocultando mis sentimientos, no podía aguantar más eras... Y eres la mejor mujer que he conocido jamás.- Yo no pude evitar apartar la mirada ¿cómo podía decirme aquello después de todo lo que me había despreciado? ¿Y de la forma en la que yo había terminado las cosas?- Era consciente de que tú apenas habías dejado de ser una niña, tenías poco más de 14 años, pero... eras mi mundo. – Dijo en un suspiro.- Yo llegué a tu casa un par de días antes de que volvieras a la academia para comenzar el curso, estaba preparado para arriesgarlo todo, porque no te mentiré tenía pánico de que tú no sintieras lo mismo y por mi culpa se rompiera nuestra amistad. Pero nunca llegué a descubrirlo, puesto que, no había terminado de entrar a tu casa cuando mi padre salió a mi encuentro y me dijo que el tuyo me esperaba. Como recordarás, en esos momentos tu padre ya no era capaz de dejar sus habitaciones, y yo me extrañe muchísimo de que él quisiera verme. En fin, resulta que tu padre y el mío me dijeron que tenían que proponerme algo.-Javier volvió a callar.

El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora