XIV

3.7K 494 4
                                    

Volver a casa de los Dominth fue reconfortante. Después de unos días de mucho ajetreo venía bien un poco de paz y tranquilidad. Aunque quizás no pudiera alcanzar ese deseo entre aquellas cuatro paredes

-Yo ya no sé qué más hacer-dijo la señora Light a Anna mientras las tres tomábamos el té -Ninguna mujer parece suficiente para Javier.

- Normal- Dije en voz alta, con lo vanidoso que se ha vuelto, pensé.

-¿Decías algo querida?- preguntó la señora Dominith intrigada por mis palabras.

-Que es normal, es un hombre bastante completo.-Dije saliendo del apuro.

-¿Verdad que sí? -Dijo con una sonrisa que no me transmitió ninguna confianza.-Quizás ya no me haga falta buscar más...

-Debería dejar que él escogiera, al fin y al cabo será él el que se case.- Dije pensando en mi propia situación y en lo horrible que sería que me obligaran a casarme.

-Oh Zuzanny.... Sería maravilloso. Tú madre y yo soñábamos con ello.- Soltó de golpe la señora Dominith.

-Perdón, pero creo que me he perdido...-Añadí intentando no meterme más en aquel entuerto.

-Claro que no, eres una chica muy inteligente... estoy segura de que tus encantos nunca han pasado inadvertidos para mi hijo y los suyos no pueden serte indiferentes ¿verdad? – Su rostro mostraba tanta emoción y entusiasmo que no fui capaz de decirle lo que realmente pensaba.

- Yo ...bueno, la verdad es que lo veo con los mismos ojos que con los que veo a Beorn.- Acompañé mi declaración con una gran sonrisa.

- Oh- La señora Dominith no pareció conforme con mi respuesta, pero decidió dejarlo estar.

-Tía, creo que Zuza tiene razón... seguro que Javier puede escoger bien por sí mismo.- Me apoyó Anna

-Bueno querida, ¿Y qué tal tus tardes de té con la señora Miller? – aquel cambio de tema me permitió poder volver a relajarme.

Tom, el señor Miller, nos había presentado a su madre durante nuestra estancia en casa de los duques, y al parecer Anna le había causado tan buena impresión que ya había sido invitada dos veces a tomar el té a solas con ella.

Ellas continuaron con su cháchara mientras yo no pude evitar darle un par de vueltas a la directa que me había hecho la señora Dominth. Era cierto, y eso no pensaba negarlo, que Javier era un hombre muy apuesto, sumando la cuantiosa fortuna que había conseguido y su estupendo carácter, cuando quería, lo situaban como un candidato fantástico. Cuando la señora Dominith se retiró Anna se volvió hacia mí muy interesada.

-¿Cuál es tu verdadera opinión sobre mi primo?- preguntó sin rodeos.

-No creo que quieras saberlo...-le respondí con sinceridad.

-Oh vamos Zuza, lo conoces de toda la vida, quiero saber qué piensas sobre él. – dijo con insistencia.- Además, por mucho que me lo niegues sé qué entre vosotros hay algo. – Aquellas palabras me sorprendieron mucho.- Cuando jugamos al cricket la segunda vez parecía que ninguno de los dos erais conscientes de que no estabais solos, competíais como si fuera un duelo... por no hablar de la carrera de caballos...- Yo trague saliva recordando aquellos momentos, en los que sin darme cuenta me había dejado llevar un poco.- ¿Me dirás la verdad?

-Está bien, pues la verdad... no lo soporto.- Ella abrió los ojos ante mi comentario.- Es enserio, de pequeños nos llevábamos bien, éramos amigos, pero cuando el creció se convirtió en un ser... como decirlo, hipócrita, pretencioso, orgulloso, mandón, desleal...

-Sabía que le desagradaba, pero no hasta ese nivel Zuz...- la voz de Javier me puso la piel de gallina. Me había pillado de pleno.

-Tampoco es que le haya ocultado nada... siempre le he dicho la verdad sobre mis pensamientos.- Dije fingiendo que su presencia en la sala no me había afectado en lo más mínimo.

- Buenas tardes primo- Intervino Anna.- Creo que lo justo sería que ahora nos dieras tu opinión sobre Zuza, así estarías a la par. -La miré algo interrogativa ¿A qué venía aquello?

-Es innecesario, conozco bien la mala opinión que tu primo tiene de mí, Anna.

-No creo que lo sepa...- Dijo con una gran sonrisa.

-Pretencioso... ya lo decía yo.-Dije a malas

-Oh vamos Zuza- dijo Anna

-No te preocupes, seguro que Zuz no me considera buen partido para nadie, debo ser un ser despreciable.- Dijo intentando que yo rectificara mis palabras.

-Usted lo ha dicho, no yo. Pero sus acciones dejan mucho que desear.-Lo reté.

-No creo que me conozcas tan bien, te recuerdo que hace años que no nos veíamos.- dijo acusativamente.

-¡Le recuerdo que fue usted el que destruyó nuestra amistad!- Mi voz había subido en exceso de tono.

-¡No tienes ni idea!-Dijo volviendo a poniéndose en pie.

-Ni deseo tenerla.- Respondí volviendo el rostro hacia Anna, la cual nos miraba atónita. Él comenzó a reírse.

-Sigues siendo una mala mentirosa.

-Por mucho que se jacte de leerme, usted tampoco me conoce en absoluto.- Le recriminé poniéndome en pie y amenazándole con un dedo. Aquello me había puesto todavía más nerviosa, él había dado en el clavo.

-Baja ese dedo-Exigió como siempre hacía cuando éramos niños.

-¿Qué vas a hacer sino...? -Lo reté.

-Zuz...- dijo Javi a modo de advertencia.

-Creo que deberíamos relajarnos... -Volvió a intervenir Anna.- Creí que ayudaría bromear, pero veo que tenéis demasiadas cosas que arreglar.

-No hay nada de lo que hablar...si me disculpan. – Dije saliendo del salón.

Esehombre conseguía sacarme de mis casillas, parecía saber siempre que puntosdebía tocar para que yo saltara. A pesar de los años de distancia Javiercontinuaba sabiendo mucho sobre mí, y eso me enervaba ¿A caso era yo tanpredecible? ¿No había cambiado nada desde los quince años? Una cosa estabaclara, no podía prometer seguir comportándome como una dama ante él. Sólo teníaganas de abofetearlo, bueno, no sólo...pero era lo único que podía hacer sinmiedo a ser rechazada de nuevo

El escondite tras la mentira (5º libro SAGA VERDADES OCULTAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora