Capítulo 11

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Al día siguiente, Brook estaciona su inconfundible Jeep delante de la Casa de la Manada gris. Se acerca tranquilamente y acto seguido toca la puerta, quien le recibe no es nada menos y nada más que el Alfa líder. Ambos se saludan como convencionalmente corresponde, con cortesía, y le pide que espere allí mismo a sus hijos que no tardarán en bajar.
Porque a pesar de haberle permitido cortejar un Alfa a su hijo Omega, no confiaba plenamente en ellos, por ello cuando el Alfa le propuso la idea de llevar también al Alfa castaño, primero se extrañó un poco pero entendió su punto. «Seguro quiere demostrar que es digno y no va a sobrepasarse» reflexionó no muy acertadamente.

Diez minutos después ve bajar a los dos hermanos. Y para no levantar sospechas se acerca hasta el Omega y toma su mano caballerosamente para ayudarle a descender, aprovechando para besarla con la misma devoción del día anterior. En cuanto el Omega ha bajado del todo, rápidamente lo rodea para colocarle con suavidad un colgante que justamente es igual al que le había regalado a Noah, aunque un poco más pequeño que el del susodicho, y en este en cambio el grabado cita: "Vivamus muriendum est ("Debemos morir...")" .

El Omega lo mira un poco confundido, mientras que el castaño suelta una pequeña risita.

- Que romántico -se burla.


El pelinegro le dedica una breve mirada que le hace quemar la piel y luego habla para Derek.

- Dale la vuelta -hablo bajo.

El Omega asintió, y como era de esperarse encuentra en la parte posterior otro grabado en letras más pequeñas: "Et postquam vestri esse luna amans ("Después de eso seguiré siendo tu amante Luna")". El Omega miró fijamente al pelinegro. «Sí, definitivamente me gusta para mi hermano»

- Es realmente precioso, gracias -respondió con sinceridad.
- Me alegra de que le guste, señorito -sonrío sincero.

Ambos volvieron sus vistas al castaño que en ese momento había dejado escapar un bajo gruñido. El Omega quiso reír, pero el azabache solo alejó su vista de él.

Los tres jóvenes se despidieron del Alfa líder para luego adentrarse en el coche de Brook. Los hermanos decidieron ir atrás, y aunque el Omega intentó hacerle señas para que fuese en la parte del copiloto con el azabache, Noah prefirió hacerse el desentendido. Aun no se sentía tan valiente como para afrontar la metedura de pata del día anterior.

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Media hora más tarde habían llegado a su destino. Y el Alfa gris por algún motivo tomó impulso para hablar.


- Dónde estamos -preguntó desorientado el castaño.
- Señor...
- No -advirtió el Omega- No me llames así.

El Alfa pelinegro asintió riendo incómodo.

- Derek -aceptó- Nate te está esperando dentro de la Casa de la manada.
- ¿Quién? -preguntó el castaño.
- Oh por la Diosa~ -soltó un gritito emocionado - Estamos en territorio Whitefang.
- Sí -aceptó rascando la parte posterior de su cuello- Diviértase.
- Eh, espera -dijo el castaño.

Este fue claramente dejado de lado cuando un emocionado Derek soltó un «Gracias» para luego echarse a correr extasiado. El azabache se echó a reír suavemente, acto que le pareció muy lindo al castaño. Pero seguía triste y este podía notarlo claramente. En lo que habían llevado de camino Brook no le había dado ni una sola mirada, ni siquiera a través del retrovisor, o eso creía el Alfa gris. Se sorprendió cuando este por fin le hablo.

- Puedes -se atragantó el azabache- Puedes ir con él si quieres.

Un poco confundido decidió salir del coche. El azabache lo interpretó de una forma errónea. Suspiró rendido, sin saber que antes estaba conteniendo la respiración. Observó cómo el castaño había bajado del Jeep. Y fue entonces cuando decidió encender de nuevo el coche para irse, pero en cuanto la puerta del copiloto se abrió dio un pequeño saltito en el lugar.

I Can't Get Back To The Pack! (¡No puedo regresar a la manada!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora