Capítulo 37

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ADVERTENCIA: el capítulo incluirá escenas de contenido sexual. Puedes saltar el capítulo o puedes leer bajo tu propio criterio. Se marcará el comienzo y el final del mismo.

*PD: aconsejo leer la nota del final*
Disfruta de la lectura 😉✨





Pasaron dos días después de aquel incidente en el parque, Brook despertó una mañana y se levantó de la cama después de un muy hermoso sueño. Había soñado que su Alfa y él vivían en una hermosa casita, sencilla pero simplemente perfecta, la cual contenía bonitos jardines rebosantes de diferentes especias de árboles florales. En sus manos, descansaban un par de anillos a juego que anunciaban su unión de manera simbólica. Ambos compartían miradas cargadas de cariño, mientras veían a lo lejos correr un par de cositas peludas que se le hacían adorables. Eran sus cachorros. Su casa. Su esposo... ¿Podría soñar algo mejor que eso?





Se le dibujó una sonrisa tonta, al instante, en los labios. Y decidió bajar para tomar su desayuno. En cuanto llegó, rebuscó por la despensa su cereal favorito, pero en cuanto se disponía a prepáralo en un bowl, sintió pasos acercándose a su dirección.




Nada menos y nada más que su padre.




- Buenos días, cachorro -su voz sonaba aún algo ronca y un poco somnolienta por recién haberse despertado.
- Buenos días, Alf... -sonrío en su dirección, pero se vio obligado a parar lo que iba a decir cuando vio una de las cejas del mayor enarcarse notoriamente- ... Papá.
- Así me gusta -sonrío en parte divertido, y en parte enternecido al ver que su hijo seguía siendo esa "bolita de amor".







El chico dejó lo que estaba haciendo y corrió hasta la cafetera para prepararle un café recién hecho al mayor, tal como le gustaba. Como ya era costumbre, Brook paraba cualquier acción solo para atender a sus padres y consentirlos. Su padre mejor que nadie lo sabía. Y por más que intentase explicarle que no tenía por qué, él simplemente lo rebatía con un «Eres mi padre, eso es suficiente razón para hacerlo»




El mayor se deleitaba viendo su vaivén en la cocina. La única vez que su pequeño pudo descansar de ese escenario fue cuando el castaño se quedó a dormir. El moreno les había contado a sus padres que ese pequeño, pero aún así, magnífico buffet había sido preparado por su "bello novio". Que él había sido la mente maestra (cosa que era completamente cierta). El líder sonrió nuevamente para sí. Su hijo había corrido con la suerte de tener a alguien como ese muchacho de compañero. Uno que lo cuidaba y mimaba como era debido.






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Una vez desayunados, el mayor le invitó a ir a charlar un rato en su despacho. Según él, quería saber más acerca de lo que tenían pensado para el futuro.




- ¿Qué tenéis pensado hacer tú y Noah? -preguntó tomando un sorbo de su segunda taza.
- Sinceramente no sabemos qué nos deparará el futuro -admitió un poco preocupado- Pero hemos pensado que lo más correcto sería renunciar ambos a nuestras manadas. Renunciar a ser Líderes era lo mejor para ambos, creo.





El mayor se atragantó. Casi escupe el café cuando escucho las ultimas palabras de su retoño. ¿Irse? ¿Abandonar la manada?




El pelinegro se atrapó el labio inferior con los dientes un poco preocupado mientras le daba leves palmaditas en la espalda.





- ¿Estás bien? -preguntó.
- Sí, descuida -asintió. Dudo unos segundos en proseguir- Hijo... Sabes que pueden quedarse aquí. No tengo ningún inconveniente en que él y su hermano sean parte de la manada, si así lo desean. Son más que bienvenidos.




I Can't Get Back To The Pack! (¡No puedo regresar a la manada!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora