Capítulo 5

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Una vez puestos en marcha y alejándose del territorio de los rojos en el coche, el lobo de Noah comenzó a sollozar y dar vueltas como un loco. El pobre Alfa menor comenzó a hiperventilar agitado, provocando que Derek se alterase más, intentando con todas sus fuerzas calmar al Alfa con sus feromonas de Omega, siendo estos intentos en balde.

- Vamos Alfa, necesito que te tranquilices -susurró suavemente acariciando la melena castaña oscura de su hermanito- Noah intenta controlarlo.

- Eso hago -dijo apretando sus dientes por el dolor y las oleadas de calor que lo golpeaban- No quiere escucharme, está demasiado ansioso y me exige volver.

- ¿Que te exige volver? -algo había hecho click en la cabeza del Omega.

- Sí -dijo mientras comenzaba a sudar intensamente, y fue peor cuando su hermano liberó su aroma por aquel pequeño recinto- Derek por favor, deja de soltar feromonas; solo haces que mi Alfa se estrese más.

- Oh por la Diosa Luna -el Omega acalló una fuerte exclamación llevando su mano a su boca, mientras que con la otra seguía acariciando la cabellera de su hermanito, al mismo tiempo que susurró para sí- Acabas de encontrar a tu mate.
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Durante el trayecto de vuelta al territorio de la manada negra, Lex y April no se dirigieron la palabra. ¿El motivo? Fue debido a la chaqueta que portaba esta, con el olor de "otro" Alfa.

Brook había sentido la tensión entre ambos, pero no fue el único, los padres de Lex también lo habían hecho por lo que le pidieron que les diera un tiempo a solas para que resolvieran sus problemas de pareja durante el trayecto. De esta manera el iría en el otro coche con los padres de su mejor amigo, rezando porque Lex y April tuvieran una rápida reconciliación (teniendo idea nula sobre su reciente discusión), a la vez que no dejaba de pensar en el Omega que lo había encantado con tan solo su aroma.

Una vez llegados al territorio negro, Brook corrió hacia el pórtico de la casa y en cuanto abrió la puerta no dudó en gritar desde la entrada para que sus padres, quienes con algo de alteración, bajaron a toda prisa hasta la sala donde los esperaba, para su completo desconcierto, un muy sonriente Alfa.

- Madre, Padre. Tengo una noticia que comunicarles.
- Por la Diosa Luna -exclamó su padre- Ya estas tardando.
- Querido, déjalo que hable -respondió la Omega líder, con su voz desbordando comprensión.

El Alfa menor dejó pasar los comentarios ansiosos de sus progenitores.

- He encontrado a mi destinado -esperó algún comentario por parte de alguno de los dos, pero al no recibir más que dos rostros congelados, su sonrisa se desvaneció completamente y preguntó algo preocupado- ¿No ha sido de vuestro agrado la noticia Líderes?

Su padre fue el primero en salir del trance en el que se encontraba. Tomo a su hijo por los hombros, el cual se encogió esperando lo peor y se vio inmediatamente sorprendido al ver como este lo abrazó apegándolo a su pecho.

- Enhorabuena, pequeño.
- Padre... -dijo casi sin aliento. Hacía mucho tiempo que no escuchaba ese apodo por parte del Alfa.
- Mi cachorro...- esta vez fue su madre quien se les unió a los Alfas, con lágrimas de felicidad en los ojos- Felicidades.

Y no pudo evitar que se le aguaran los ojos un poco por la emoción.

- Gracias -dijo enternecido- De verdad.

Una vez se deshizo el abrazo, el Líder prosiguió.

- Bueno -carraspeó un poco- y...¿quién es? ¿Cómo se llama?
- Es del territorio Greylake -dijo con una sonrisa boba- su nombre es Derek, es el hijo mayor del Alfa Líder.
- Eso es maravilloso, tesoro -dijo su madre enternecida por aquella sonrisa.
- Me preguntaba padre, si... Digo, Líder, si podrías acompañarme al territorio gris para pedir formalmente el cortejo.
- Por supuesto -automáticamente respondió el mayor.
- Perfecto, entonces.
- Bueno -interrumpió la Líder- Creó que ustedes deberían ir mañana, temprano al territorio de los Greylake. Mientras, yo estaré esperando junto a nuestro noble Beta su regreso. ¿Qué os parece?
- Sería estupendo, madre. Necesitas descansar aún.
- Tienes razón, iremos nosotros, junto a Alexander, al territorio gris -regresó la mirada a su hijo.
- Por supuesto, Alfa.
- Entonces te veo mañana, campeón -posó su mano en la mejilla de su cachorro- Por ahora, ve a descansar.
- Lo haré, padre.

Cuando los Líderes se dirigieron nuevamente a su habitación, Brook rápidamente marcó a Lex para comunicarle que saldrían al territorio Greylake. Y cuando cortó la llamada con este se dirigió a su propia habitación para dejarse caer en la cama mirando al techo, pensando en un bonito Omega.

- Te veré mañana Derek -suspiró-Seré el Alfa que todos jamás pensaron que llegaría a ser.

Y con ese pensamiento y las múltiples escenas de su encuentro, fue lo que logró provocarle que cayera en el más profundo de los sueños.

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Al pisar territorio Greylake, Brook no pudo dejar de sentirse como un cachorro revoltoso nuevamente. Era una sensación que había pensado haber dejado en el olvido, pero que después de tanto tiempo volvía a reaparecer con mayor intensidad.

- ¿Listo, hijo? -su padre logró sacarlo de su ensoñación.
- Sí, Alfa.
- Entonces vamos a por ello -y se encaminó con paso firme y elegante al pórtico de los Greylake.
- Lo harás genial, tío -a su lado Lex susurró propinándole un pequeño apretón amistoso en el hombro para animarle.
- Gracias, lo intentaré.


Cuando ingresaron al interior de la enorme casa, Brook no pudo evitar olfatear el delicioso aroma de su Omega, haciendo que sus emociones se revolucionaran dentro de su estómago. Sin más tardanza, un Alfa con cara de poco amigos apareció indicándoles que le siguieran hasta el salón.

Instalados ya allí, el Alfa comenzó a hablar.

- Bienvenidos seáis a la manada Greylake -dijo en un tono seco pero hospitalario- ¿Qué os trae por estos lares, Manada Blackwood?
- Alfa Greylake -esta vez fue el Alfa del territorio negro el que habló- Venimos a mostrar nuestros respetos ante todo, así como una petición por parte de mi hijo.

Brook se adelanto y flanqueó el lado derecho de su padre, haciendo un asentamiento de cabeza en señal de respeto que el Alfa de los grises correspondió con inmediatez.

- Alfa Greylake, he venido a solicitar vuestro consentimiento para permitirme cortejar a vuestro hijo Omega.

No paso desapercibido para el Alfa el reflejo de asombro que cruzó por el rostro del líder de los grises.

- ¿A Derek?
- Así es, Alfa -ante la respuesta el líder volvió a asentir con la cabeza, para luego soltar un «Derek» fuerte y claro.

Ante el llamado, apareció por las escaleras una cabellera caoba que Brook ya muy bien conocía. Esperó que el muchacho bajara, con la sutilidad y gracia que de los Omegas era muy propio. Y una vez se posicionó en frente de ellos una emoción de inquietud lo embargó entonces.

Se permitió olfatear con cautela y descubrió claramente que algo no estaba bien.

Pastelillos y romero. No árbol de cerezos y galletas.

Y aun así tenía el otro aroma levemente impregnado. Algo sucedía, algo que lo estaba confundiendo en su esplendorosa ignorancia. Pero de algo si estaba completamente seguro. Ese no era el olor de su predestinado.


Él no era su predestinado.

I Can't Get Back To The Pack! (¡No puedo regresar a la manada!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora