14. Recolectando información

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El otoño envolvió al distrito rural mientras lo recorrían. Ahora armaban la tienda sobre mantos de hojas caídas. La niebla natural se unía a la conjurada por los dementores; el viento y la lluvia se añadían a sus problemas. El hecho de que Annie y Hermione estuvieran mejorando su habilidad para identificar hongos comestibles no compensaba totalmente el continuo aislamiento, la falta de compañía de otras personas, o la total ignorancia acerca de lo que estaba pasando en la guerra contra Voldemort.

-Mi madre -dijo Ron una noche, mientras se sentaban en la tienda junto al lecho de un río en Gales-, puede hacer aparecer una provechosa comida del aire.

Annie resopló y se abstuvo de hacer comentarios.

-Tu madre no puede producir comida del aire -dijo Hermione-. Nadie puede. La comida es la primera de las cinco Excepciones Principales a la Ley de Gamp de Transfiguración Element...

-Oh, habla en español, ¿o no puedes? -dijo Ron, sacándose una espina de pescado de entre los dientes.

-¡Es imposible fabricar una buena comida de la nada! Puedes convocarla si sabes donde está, puedes transformarla, puedes incrementar la cantidad si ya tienes un poco...

-Bien, no te esfuerces en incrementar esta, es asquerosa -dijo Ron.

-¡Harry agarró el pescado y Annie hizo lo mejor que pudo! ¡Ella es siempre la que cocina!

-Por que a ti te sale peor que a ella.

Hermione saltó, y unos trozos de lucio asado se deslizaron del plato de lata hasta caer al piso. Annie intentaba no maldecir a Ron.

-Puedes cocinar tú mañana, Ron, puedes buscar los ingredientes y probar un encantamiento que los transforme en algo digno de comerse, y yo me sentaré ahí y te pondré caras y gemiré, para que puedas ver como...
-¡Cállense! -dijo Harry, parándose de un salto y levantando ambas manos, haciendo sobresaltar a Annie-. ¡Cállense, ahora! ¡Oigo a alguien!

La mano de Annie se dirigió directamente a su varita y se levantó lentamente de la silla.

-¿Hiciste el encantamiento muffliato? -le preguntó Harry a Annie.

-Los hice todos -susurró en respuesta-, Muffliato, Repelente de Muggles y los Encantamientos Desilusionadores, todos ellos. No deberían ser capaces de oírnos ni vernos, quienquiera que sean.

Fuertes ruidos de forcejeos y arañazos, mas el sonido de piedras y ramitas desalojadas, les indicaron que varias personas estaban trepando por la empinada y arbolada ladera que descendía hacia la angosta orilla donde habían armado la tienda. Annie finalmente sacó su varita.

Los encantamientos que habían conjurado a su alrededor deberían ser suficientes, en la casi total oscuridad, para escudarlos de la vista de los muggles y de los brujos y brujas normales.

Cuando el grupo de hombres llegó a la orilla las voces se hicieron más altas pero no más inteligibles. Hermione sacó su bolso de cuentas y comenzó a buscar algo rápidamente. Después de un momento sacó cuatro Oídos Extensibles. Annie se apresuró a desenrrollar el suyo.

-Debería haber algunos salmones por aquí, ¿o te parece que todavía no ha llegado la temporada? ¡Accio Salmon!

Hubo varios ruidos de salpicaduras y luego ruidos distintivos del pescado batiéndose contra la carne. Alguien gruñó apreciativamente.

Un fuego cobró vida del otro lado de la lona; largas sombras pasaron entre la tienda y las llamas. El delicioso aroma del salmón asado flotó tentadoramente en su dirección. Luego llegó el tintinear de cubiertos sobre platos, y el primer hombre habló otra vez.

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora