25. La tortura

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-Bien... bien.. -rió Bellatrix caminando alrededor de Annie, quien temblaba del miedo- creo que me divertiré bastante contigo, cariño.

Annie se obligó a mantener la cabeza arriba a pesar de que el agarre en su cabello doliera. De repente, un fuerte dolor en su mejilla la hizo retroceder.

-¡¿Donde consiguieron la espada?! -exclamó Bellatrix después de la cachetada que le propinó a Annie- ¡DÍMELO!

-Váyase a la mierda.

Otro dolor agudo fue lo que resultó de aquella frase. El rostro enloquecido de Bellatrix estaba frente a ella.

-¿Con que esas tenemos, no es así? -rió la bruja delineando su rostro con su varita. Annie pudo ver más allá a Draco con cara de pánico absoluto.- Con que muy valiente, ¿verdad, estúpida?

Un hechizo la golpeó en el hombro haciéndola gritar. Sintió como se abría su piel.

-Eres muy bonita -canturreó Bellatrix haciendo de nuevo el recorrido con su varita- ¿no es así, Draco querido?

El rubio tragó saliva y asintió, complaciendo a su tía. Bellatrix chasqueó la lengua.

-Lástima que después de hoy, no será así -se burló mirándola de arriba a abajo.- Pero primero... quiero divertirme un rato, sí, sí. Me dirás donde conseguiste la espada.

Volvió a rodearla una y otra vez.

-¿Cómo está tu querido papito, eh? -inquirió en su oído, Annie tembló- el que te dio ese apellido que no te mereces.

Annie se obligó a mantener la boca cerrada.

-¿Nunca te has preguntado de donde saliste y por qué te abandonaron como a un perro en un orfanato? -rió Bellatrix- ¿quieres que te cuente de donde saliste, bastarda?

-No -dijo una voz desde el fondo. Annie se giró y observó al mortífago. Tenía la varita fuertemente sujetada en su mano. Annie se sorprendió enormemente del parecido que tenía con Theo.

-¡Mira! ¡Qué bonito! -volvió a reír la mujer- él va a ser de gran ayuda para mi historia. Sujétenlo.

Los otros mortífagos a los lados lanzaron hechizos al de enmedio, tomándolo desprevenido. Lo encadenaron y lo sostuvieron.

-Asientos de primera fila -dijo haciendo una seña para que se acercaran. Los mortífagos arrastraron al otro, hasta donde la luz daba mejor.- Draco, corazón, será mejor que sostengas a nuestra invitada de honor mientras comienza el show.

Annie sentía sus ojos llenos de lágrimas al ver el rostro del rubio. Las posibilidades se le agotaban y no estaba segura de salir viva de ahí.

-Sujétala.

Draco inspiró hondo y sujetó a Annie desde atrás, un poco más abajo de su pecho. La castaña podía sentir al rubio temblar.

-Te sacaré de aquí -la voz de Draco resonó en su cabeza, haciéndola dar un respingo.

-No hagas nada -dijo Annie con firmeza- si haces algo, Draco Malfoy, te hechizaré con todo lo que he aprendido.

-Pero Annie no..

-No está a discusión.

-Bueno... empezaremos por el principio -rió Bellatrix. Annie ya no sabía si los temblores eran suyos o de Draco, y su pánico aumentó al sentir como la bruja levantaba la blusa de Annie.

-Draco... -musitó con un hilo de voz, pero no se retractaría.

-Perdóname por no poder sacarte de aquí -susurró él contra su cuello, apenas se escuchó su voz. Estaba tan frustrado. No había salidas. Había repasado todo en su cabeza y nada, no podrían salir de ahí, no vivos al menos.

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora