28. Trazando los planes

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Annie se la pasó descansando la mayor parte del tiempo que estuvieron en la cabaña de Bill y Fleur, más por obligación que por gusto.

Harry salía continuamente a caminar por los alrededores y ella quería acompañarlo, pero sin que Harry la sostuviera.

Por lo que la mayor parte del día Edward estaba con ella. Le platicaba de lo que habí hecho en la cabaña, o la miraba dibujar y le preguntaba por los colores y cómo podía usarlos.

-Annie..

-¿Mmm?

-Sé que mis papás no van a volver -dijo Edward vacilante. A pesar de que sus padres habían muerto hacía muy poco, el niño se mostraba fuerte ante aquello, pero aún así, Annie tenia la suposición de que sus padres habían hecho algo antes de morir, por que Annie esperaba que el niño estuviese mucho más deprimido, pero era algo que averiguaría después- pero, ¿podrían cuidarme Harry y tu?

Annie lo miró, parpadeando.

-¿Quieres que nosotros te cuidemos? -preguntó. El niño asintio rápidamente. Annie lo miró.

-Son muy divertidos y me gustan tus colores.

Annie rió.

-Está bien, pero también tienes que preguntarle a Harry.

-Lo haré -prometió el niño antes de dejar el color que estaba usando y tomando otro. Unos toques en la puerta los hizo a ambos mirar hacia arriba.

Harry, Ron y Hermione estaban ahí, y no con buenas caras.

-¡Harry! -exclamó Edward dando un salto bastante cómico. El nombrado parpadeó y sonrió mientras fruncía el ceño.

-¿Qué pasa?

-Le dije a Annie que quería que ustedes me cuidaran ya que mis papás no están. Annie me dijo que sí pero también me dijo que debía preguntarte así que, ¿podrías cuidarme junto con Annie?

Todos parpadearon ante la velocidad con la que fueron dichas aquellas palabras.

-No veo por qué no -dijo Harry lentamente. Edward sonrió y dando un salto, se bajó de la cama y corrió hasta Harry. El azabache rió cuando se estrelló contra él y lo levantó en brazos.

-Tenemos malas noticias, Annie -dijo Hermione por fin. La castaña frunció el ceño.

-¿Qué pasa?

-Griphook quiere la espada de Gryffindoe a cambio de dejarnos entrar en Gringotts.

-Pero sin la espada no podremos destruir los horrocruxes -murmuro Annie- ¿qué sugieren?

-Le diremos que le daremos la espada después de que nos ayude a entrar en la cámara... pero seremos cuidadosos de evitar decirle cuando exactamente podrá tenerla.

Annie se mordió el labio.

-Harry, no podemos...

-Podrá tenerla -continuó Harry-, cuando la hallamos usado con todos los Horcruxes. Me aseguraré de que la tenga entonces. Mantendré mi palabra.

-¡Pero eso podrían ser años! -dijo Hermione.

-Si sé, pero él no la necesita. No estaré mintiendo... realmente.

-¿Tenemos otra opción? -preguntó Annie con un suspiro.

-No lo creo -respondió Harry- ¿entonces se lo decimos?

Los cuatro se miraron.

-Si no queda otra opción...

Harry negó y dejó a Edward en el suelo.

Annie y las Reliquias de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora