Dilemas de familia (SEMP2)

13.- ANTI FELICIDAD.

-No quiero que seas mi chófer personal Seth, yo en serio puedo arreglármelas.

Miré a mi mejor amigo, quien conducía la camioneta hacia mi trabajo.

-No me molesta Jules.-me sonrió.

Suspiré. Hoy ya era miércoles. Ayer le había pedido a Seth que me llevara al trabajo, pero Thomas no había a la oficina, así que no tuve otro remedio, más que llamarlo para que fuera a buscarme.

Habían pasado solo dos días y ya me sentía como una verdadera zombie. Había estado comiendo menos y por las noches casi no podía dormir, eso no ayudaba mucho a mi imagen.

Pasé con cuidado mis dedos sobre mi tatuaje. No había hablado con Thomas todo este tiempo y eso me estaba matando lentamente.

Cuando Seth paró su camioneta fuera del edificio, me sonrió.

-Vas a estar bien.-dijo.

-Claro que si.-respondí intentando darme ánimos a mi misma.

Baje de la camioneta y pasé mi bolso por mi hombro caminando hacia dentro del edificio.

Con un movimiento de cabeza saludé a la recepcionista y me metí al ascensor para subir.

Tomé una bocanada de aire cuando estuve frente a la oficina de Thomas.

-Si vino a trabajar hoy, por si eso es lo que te estás preguntando.

La voz de Ashley llegó a mis oídos y no pude ocultar una pequeña sonrisa. Siempre se aparecía de la nada.

-¿Llegó hace mucho? pregunté.

Fruncir los labios, pensando.

-Unos veinte minutos más o menos. No ha salido de ahí desde que llegó-contestó.

Solté un suspiro y apreté la correa de mi bolso.

-Suerte linda.

Me dio unas palmadas en el hombro y se fue caminando, moviendo sus caderas.

Caminé lentamente y toqué la puerta tres veces para luego entrar.

Estaba más nerviosa que como nunca antes lo había estado. No quería imaginarme el rostro de Thomas al verme. Desprecio, odio, enojo, no podría soportarlo.

Pero tampoco podía encerrarme en una burbuja. Tenía que arreglar las cosas.

Cerré la puerta a mis espaldas y lo miré.

Thomas tenia casi la cabeza enterrada en la pantalla de su notebook y no se inmuto cuando entré en la habitación.

Solté un suspiro y fui hacia mi escritorio para dejar mis cosas.

Me lo quedé mirando unos minutos, esperando que me devolviera la mirada, pero él no lo hizo.

-¿No vamos a hablar de esto?-pregunté harta de que me ignorara.

-No tenemos nada de qué hablar.-dijo sin quitar la mirada del notebook.

-Claro que sí.

Caminé y me pare frente a su escritorio, para luego cerrar la tapa de su computadora. Quería que me tomara atención y lo iba a hacer. Ya me había hartado de llorar y quería que arreglamos esto de una vez por todas. No soportar más tiempo sin saber lo que éramos o si todo esto había terminado, no soportaba tenerlo lejos, pero no podía obligar a estar a mi lado.

Thomas suspiró con frustración y me miró rodando los ojos.

-Bien Jules, hablemos. Me has cagado con mi primo ¿Qué quieres que le haga?