10.- LA VISITA.

3.1K 142 20
                                    

-Vas a estar bien.-aseguré mirándome las uñas.

-No sé qué haré con un bebé Jules.-me respondió Hayley a través del teléfono.

-Pues cuidarlo y amarlo tonta.-dije obvia.-¿Pensaste en cómo decírselo a tus padres?

Hayley soltó un suspiro.

-Estuve practicando en el espejo.- Ya puedo ver el rostro de mi padre y el desmayo de mi madre.

-Deberías decírselo pronto.-puse una mueca -luego te va a empezar a crecer la panza y tú mamá va a querer enviarte a un gimnasio y a hacer dieta.

A la madre de Hayley le importa mucho lo físico y también lo que la gente hablara. Si yo fuera Hayley también estaría preocupada.

-Creí que eso de que las secretarias se la pasaban hablando por teléfono era solo un mito.-dijo Thomas entrando en la oficina.

Lo mire sobresaltada, me había asustado.

-Hayley tengo que dejarte, si sigo hablando mi jefe me va a despedir

-Uy, no es necesario que me des excusas Jules, ya se que tu y Thomas lo van a hacer sobre el escritorio.-dijo ella de forma pervertida.

-Cállate Hayley. -le dije riendo mientras la sangre subía a mis mejillas.-te llamo luego.

Colgué el teléfono y lo vi dejarse caer pesadamente en su silla

¿Cómo te fue en tu reunión?-le pregunte poniéndome de pie.

-Estuvo bien, pero aburrida puso una mueca.

Me acerque a el y me senté en sus piernas mientras ponía mi cabeza en su pecho, acurrucando a su lado.

-¿Cómo está Hayley?-preguntó.

-De la misma manera que lo está una madre soltera- le respondí

-Bebé-me miró a los ojos.¿sabes que si quedaras embarazada yo estaría para ti verdad? jamás te dejaría sola, y menos con una cosa tan perfecta como un hijo nuestro en tu vientre.

Lo miré enternecida y le di un beso en sus rosados

labios.

-Eres perfecto- le dije.

-Eso ya lo sabia.-se rio con arrogancia.-pero tú eres aún más perfecta.

Negué con la cabeza y volví a acurrucarme en su pecho.

Ambos nos quedamos en silencio, abrazados, uno contra el otro. Podia sentir los latidos de su corazón y también su lenta respiración.

Recorde los años que pasé en Los Ángeles y cuánto había extrañado esto, a mi novio.

-Te amo.-dijo él después de un rato de silencio.

Levanto mi cabeza y lo miré a los ojos.

-Y yo a ti.

Besé sus labios de manera lenta y lo tomé de la nuca para profundizar el beso.

Thomas puso sus manos en mis muslos e intentó sentarme de una manera más cómoda, pero no lo dejé.

-Creo que iré a buscar café ¿quieres?-pregunté algo agitada.

-Creo que si-respondió suspirando.

Me levante de las piernas de mi novio y salí de la habitación, no sin antes guiñarle un ojo.

La pequeña maquinita de café no se encontraba muy lejos de la oficina. Thomas había estado dependiendo de ella los últimos días, creo que necesita unas vacaciones.

Dilemas de familia (SEMP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora