30.- UNA "CITA" BASTANTE INCÓMODA.

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Hice mi rutina matutina igual que todos los días. Bueno,por eso se llama rutina.

Camine hasta mi auto y conduje hasta llegar a mi trabajo. Me había acostumbrado tanto a venir que cuando volviera a Los Ángeles se me haría difícil.

No le había dicho a nadie más que a Thomas sobre mi vuelta a mi ciudad natal, ni siquiera a Kyle. La verdad es no quería que supieran aun. Además de que aún no sé si mi hermano se va de vuelta conmigo. Si es que logra recuperar a Giselle es obvio que se va a quedar, pero si no lo hace, mi hermano no lo pensará dos veces para volver a casa.

Cuando llegué al piso me encontré con Ashley. Quien me dio una sonrisita torcida.

-Hola-saludo y camino a mi lado, mirándome de reojo.

-¿Qué sucede?-le pregunté frunciendo las cejas.

-Nada.-se encogió de hombros.- no te preocupes, hoy no ha traído flores.

Ashley puso una sonrisa y yo suspire. No me ha dao cuenta de que me encontraba nerviosa por esa razón.

-¿Todos se han dado cuenta? -pregunte, con miedo a la respuesta.

Ashley puso una mueca.

-Bueno, al principio fue muy confuso ver entrar a la oficina a chicos con muchas flores, pero fue más confuso verlos salir Juego.

Tapé mi rostro con las manos.

-¿Están teniendo problemas?-preguntó con una mueca.

Asentí con la cabeza, incapaz de decir algo más.

-Es solo que... -hablé despacio.- me da miedo si al perdonarlo, vuelva a hacerlo de nuevo.

Mi amiga suspiro a mi lado.

-Mira, no sé muy bien qué decirte, porque sinceramente a mi las relaciones no se me dan.-dijo.- pero tú y Thomas ignoraron el hecho de ser primos solo para estar juntos.-me miró a los ojos y puso una sonrisa.- no pienses ni por un segundo, que no pueden superar un obstáculo.

La mire unos puntos en silencio y puse una sonrisa. Tenía razón Thomas y yo habíamos superado gran cantidad de obstáculos en nuestra relación. esta era solo otra subida en la montaña rusa, pero pronto vendrá bajada

-Pero si van a superar un problema, ambos deben poner de su lado-me miró reprochante.

Asentí con la cabeza y Ashley me dio una última sonrisa antes de irse.

Carmine hacia la oficina rápidamente y entre en ella.

Me encontré con un Thomas sentado en su escritorio escribiendo algunos papeles, con las cejas fruncidas.

-Hola.-saluda y dejé mis cosas en mi escritorio.

-Hola.-respondió.- ¿cómo estás?

Apoyé mi cadera en el borde del escritorio y me lo quedé mirando, sin responder a su pregunta.

Es terriblemente guapo.

Él levantó la vista y me pilló mirándolo. Sonreí y él arqueó ambas cejas.

-¿Qué?-preguntó, riendo.

-¿Cómo sabes en qué lugar exacto del centro comercial debias poner el cartel?-pregunte alzando una ceja con una pequeña sonrisa y cruzándome de brazos.

Thomas se carcajeo y deja que su espalda se apoyara en el respaldo de la silla, pasando despreocupadamente las manos por detrás de su cabeza y dejándolas en su nuca.

Me guiñó un ojo, pero no contesta mi pregunta formulada.

-¿No es cierto que tengo un chip de rastreo, verdad?- puse una mueca un tanto infantil y Thomas se rió aún más fuerte.

Dilemas de familia (SEMP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora