25.- VESTIDOS Y VERDADES.

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Kyle comenzó a llorar en mis brazos. ¿Giselle se iba a casar?

-Ella me dijo que no te dijera nada, que aún no quería decírtelo, pero tenía que hablar con alguien.-cerró los ojos con fuerza y se apoyó en mi pecho-. Todo esto es mi culpa, Jules. La dejé hace cuatro años siendo que ella no tenía la culpa de nada, debí haber vuelto por ella.

Cuando lo hice fue muy tarde. Y ahora va a casarse con otro hombre y la culpa es solo mia,

Abracé con fuerza a mi hermano. Mierda esto no me lo esperaba para nada.

Me sentía un poco ofendida. Somos mejores amigas, yo debería haber sido la primera en saberlo. Si yo me fuera a casar no esperaré ni un segundo para llamar a las chicas y darles la gran noticia.

-Ven, entremos.

Me puse de pie y mi hermano me siguió. Abrí la puerta y dejé que entrara.

Kyle se sentó en el sillón y yo lo miré con una mueca.

-Te prepararé un té, ¿bueno?

Él asintió con la cabeza y yo caminé a la cocina.

Apoyé mis manos en la mesada y solté un suspiro. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? Tengo a mi hermano llorando en la sala porque la chica que ama -que casualmente es mi mejor amiga- se va casar con otro hombre.

Coloque la tetera y tome mi teléfono. Marqué el número de Hayley

-Hola Jules.-dijo apenas contestó.

-Hayley, ¿cómo estás?-pregunté.

-Estoy bien, solo que con mucha hambre.-me la imaginé poniendo una mueca.

Me reí despacio.

- ¡Jules estaré en el baño!-gritó mi hermano.

-¡Bueno!-gritė de vuelta.

Solté un suspiro.

-Hayley, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro que sí.-respondió ella.

-¿Giselle te ha dicho algún día de estos alguna noticia jugosa?

-¿Noticia jugosa? No lo creo, lo recordaría. Además casi ni he hablado con ella esta semana.-me dijo despacio. Me mordí el labio inferior.

-Está bien, gracias de todos modos.-le dije.

-¡Hay algo que debería saber?-preguntó.

Solté un suspiro.

-No lo sé Hayley, aún no lo sé.

Me despedí de la pelirroja y luego prepara el té para Kyle.

Cuando volví a la sala él ya estaba allí.

Estaba sentado mirando hacia el suelo. Por suerte ya había dejado de llorar.

No recuerdo cuando había sido la última vez que habla visto a Kyle llorar. Nunca fue de ese tipo de hombres que lloran por cosas simples. Así que verlo ahora llorar justo frente a mi me estaba rompiendo en pedazos.

Le pase el té y el me agradeció mostrándome una pequeña sonrisa forzada.

Me senté en el sillón a su lado y suspiré.

-¿Vas a contarme exactamente qué pasó?-pregunté.

Mi hermano le dio un sorbo al té y me miró a los ojos.

-Ya te lo dije.-dijo.- .después de hacer tu reservación no tenía nada que hacer, así que se me ocurrió la idea de ir a verla, le pedí el auto a la tía Christine y partí hacia su casa. Cuando llegué me quedé varios minutos afuera estacionado, pensando en que rayos iba a decirle. Así que cuando tuve más o menos mi discurso listo me baje y toque el timbre de su casa.-hizo una pausa para beber más té. ella me abrió la puerta y quedó sorprendida al verme. Y en ese momento olvidé todo mi maldito discurso, solo me acerqué a ella y la besé.-sonrió.-fue hermoso, después de tanto tiempo. Pero fue horrible cuando me separo de ella y me dio una cachetada.-puso una mueca.- se puso muy nerviosa y caminó alrededor de la sala sin saber qué hacer. Hasta que en un momento se detuvo y me miró a los ojos para decir las tres palabras que me harían trizas: Voy a casarme.-cerró los ojos por unos segundos y suspiró-, después de eso me quedé en silencio y salí rápidamente de la casa caminando hacia el auto. Giselle se quedó en la puerta con los ojos aguados gritándome que no te dijera nada. Luego me fui de allí y vine hasta acá. No quise llamarte porque de verdad no quería arruinar tu cena.

Dilemas de familia (SEMP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora