38.- EPÍLOGO.

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Thomas POV.

Caminé con pasos largos hasta la entrada de mi casa, mientras me sacaba como podía el incómodo saco.

Busqué las llaves en mi bolsillo, pero antes de que los metales fríos tocaran mis dedos, la puerta se abrió.

La pequeña de ojos azules y cabello castaño con dos trenzas a los lados me miró con su sonrisa hermosa

-Hola papi.-saludo.

No esperé más y la tomé en mis brazos, levantándome del suelo y rodeándola con mis brazos. La había extrañado.

-¿Cómo está mi princesa mas bella?

Halle se rió y vi cómo se le enrojecen sus pálidas mejillas.

-Mira lo que mamá me compró.- Con su dedo índice me apuntó las zapatillas que estaba usando. Eran unas zapatillas de ballet color rosa claro.

Halle había estado rogando nos desde hace algunas semanas que quería aquellas zapatillas como regalo adelantado de cumpleaños, aunque para eso faltarán alrededor de tres meses. A mi pequeña hija le encantaba el baile, así que nos pidió que la pusiéramos en un estudio de ballet, y como yo era un padre genial la consienta en todo.

La bajé de mis brazos sonreí al ver como intentaba ponerse en punta de pies.

-Están muy lindas, princesa. Todas las niñas van a querer tenerlas-le dije, riendo.

Cerré la puerta detrás de mí, le besé la frente a mi hija y tiré mis cosas al suelo para caminar hacia la cocina

Mi otra pequeña estaba sentada en la mesa escribiendo con un lápiz en sus cuadernos.

Recuerdo cuando Jules me dijo que seriamos padres, casi me desmayo. Pero cuando me dijo que serían gemelas, casi me muero.

Ella levantó la mirada levemente y me dio una sonrisa encantadora, también la había extrañado demasiado. Edith era igual a Halle, aunque completamente diferente. La diferencia en sus actitudes eran claras.

Mientras Halle prefería el ballet y la danza, a Edith le encantaban los deportes como el basketball y el fútbol, había llenado un estante de trofeos ella solita. Otra diferencia entre ellas, es que Halle era tierna a más no poder, demasiado cariñosa y un tanto infantil. Por otro lado mi pequeña Edith era más madura, bastante orgullosa y un poco esquiva, aunque de vez en cuando se ponía incluso más cariñosa que su hermana

-¿Cómo te fue en el trabajo papá?-se levantó de su silla y me rodeó con sus brazos.- ¿Cómo está el tío Kyle?

La miré con una ceja levantada. ¿Y a esta chica que le sucedía? Nunca me preguntaba cómo me había ido en el trabajo, ni menos sobre Kyle. Le encantaba contarme sobre lo que había hecho en el día o sobre los entrenamientos: yo la escuchaba encantado,

Estas dos me tenían completamente hechizado

- ¿Te sientes bien, pequeña?-le puse mi mano en su frente, haciendo como si le tomara la fiebre- ¿No estás enferma?

Rodó los ojos y se rió, para volver a sentarse a terminar su tarea.

-No me pasa nada.-negó con la cabeza, pero aún tenía esa sonrisa sospechosa en su rostro.- ¿Puedes ayudarme con esto?- apuntó su cuaderno.

-Claro que sí, espera que iré a dejar mis cosas y vuelvo.-miré a Halle que se movía en la sala intentando pasos de baile, me reí y ella me miró sonriendo. - ¿Tu ya hiciste los deberes?-le pregunté.

Halle dejó de bailar y asintió rápidamente con la cabeza.

-La verdad es que esos deberes eran para hoy.-dijo colocando sus manos detrás de su espalda. Pero Edith no los hizo así que la profesora la amenaza que si no llegaba con esos mañana los llamaría a ustedes.

Dilemas de familia (SEMP2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora