28. Navidad en llamas

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George

Lynx se encuentra en el departamento, nuevamente le mintió a su mamá diciéndole que iría a visitar a Luke a Rumania, y aquí está, conmigo, mientras estamos preparando postres por que mañana es navidad y para ella es una tradición hacer postres el día antes de navidad.

Solo que en su familia nadie se siente tan cómodo haciendo de postres.

—Y este es para tu mamá —dijo extendiéndome una tarta de manzana—. Pero le dirás que tú lo hiciste, ¿okey? —yo asentí sonriendo—. Oh y este es para tu papá, dijiste que le encanta el chocolate, preparé brownies —me dio una charola y sonreí aún más.

—Amor, no debías hacer todo esto —bese su mejilla y ella sonrió.

—Bueno, debo distraerme de alguna u otra forma, ya leí todos los libros que hay en casa, incluso los libros de sanación —dijo sonriendo—. Y ya me aprendí la anatomía del cuerpo humano —alzó los hombros soltando un suspiro, me tomó del cuello y me pegue más a ella hasta quedar casi juntos.

Bese un poco sus labios.

—Amor, no me has dicho cómo te fue con Rachel —murmuré, ella negó con una mueca.

—No quiero hablar de eso —susurró dándose la vuelta.

—¡OH POR MERLÍN HUELE DELICIOSO! —ambos nos giramos para ver a Fred que viene con su escoba en mano—. ¡TARTA DE MANZANA! —rápidamente Lynx lo petrificó, prohibiéndole caminar.

—¡Es para tu familia! —chillo, los des petrifico y Fred bufo.

—Yo soy familia —dijo bufando.

—Sí, pero es para que lo coman en la cena de navidad —le dijo Lynx como si fuera obvio.

—Oh por Merlín, ¿¡pasaras navidad con nosotros?! —exclamó Fred completamente emocionado.

—Te caerias de tu escoba —respondió divertida Lynx—. No Freddie, no puedo —ella sonrió un poco y acaricie su cabeza.

—Pronto amor —bese su frente y sin más me dedicó una sonrisa.

Entonces la puerta se escuchó, mi hermano y yo nos miramos—. ¿Esperan visitas? —murmuró un poco preocupada.

—No —negamos ambos.

—Corre, escóndete en el cuarto —murmuré, ella asintió y agito su varita para limpiar todo, me dio un corto beso antes de irse corriendo a la habitación dando brinquitos.

Miré la cocina y escondí los postres, cuando salí vi a Fred abrazando a Maisie y a Angie.

—¡Chicas! —ellas chillaron y abrace de ambas al mismo tiempo—. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo han estado?

—Bueno, ya sabes, cuidándonos —explicó Maisie, caminamos a sentarnos a la sala.

Por fortuna, ambas se sentaron en el sillón que da espalda a las habitaciones.

Vi a la cabeza de Lynx asomarse y mostró una enorme sonrisa, procuré no reír y Fred apretó sus labios.

Es que ella es como una niña pequeña cada que está con nosotros y se ve adorable.  

—¿Y tú Georgie? —mire a Maisie sin saber qué decir.

—¿Qué? —pregunté, ella rodó los ojos.

—Que como te va, Fred dice que aburrido porque su madre no les deja abrir el local.

—Oh, no, pero tiene sus razones y bueno, son tiempos locos —me cruce de pierna y Angie asintió.

𝐍𝐨 𝐌𝐞 𝐃𝐞𝐜𝐞𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 (g. weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora