18. Amor

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Lynx.

Son las dos en punto de la tarde y tengo que encontrarme una buena idea para poder irme sin que mis amigos me pregunten nada, puesto que George me me tiene una sorpresa para mi cumpleaños, o según eso, así me dio a entender su fotocopia. Solo que hacer que mis amigos me dejen ir no será algo sencillo de hacer.

Solté un bostezo fingiendo y mis amigos me miraron curiosos.

—¿Enserio tienes sueño a las dos de la tarde? —preguntó incrédulo Luke.

—Pues sí —dije como si fuera obvio.

—Ah no, es tu cumpleaños —chillo Rachel—. Tenemos todo un día para disfrutarlo —ella alzo las cejas emocionada—. Yo digo que nos pongamos borrachos hasta cantar arriba de nuestras camas.

—Secundo esa idea —dijo Luke levantando su mano.

—Es la mejor idea que ha tenido Rachel hasta ahora —dijo Thomas.

Suspire y acaricie mi cabello—. Yo... la verdad es que... quiero estar sola —los tres se miraron entre si y luego me miraron preocupados.

—¿Estás bien? —preguntó Luke, hice una mueca y alcé los hombros.

—Las cosas no están bien en casa y bueno... la verdad no tengo muchas ganas de emborracharme hoy —confesé.

Aunque un whisky de fuego no vendría nada mal.

—Oh, lo hubieras dicho antes —murmuró Rachel—. ¿Algo en lo que podamos ayudar? —negué apretando mis labios.

—No, es solo que... quiero pensar algunas cosas —ellos parecieron entender.

Por Salazar, nunca les había mentido tanto a mis amigos, mucho menos a Rachel, es como una hermana para mí.

Sin más, me disculpe con ellos antes de salir de la sala común de Slytherin. Camine por el castillo viendo a estudiantes por todos lados, todos hablando de lo que había sucedido en la segunda prueba y de cómo Hogwarts va en primer lugar.

Los búlgaros no están tan felices, cabe mencionar eso.

Al llegar a los terrenos del castillo camine a un viejo árbol y de un hueco saque mi pequeña y minúscula escoba.

¡Engorgio! —la escoba regreso a su estado normal y me puse a volar un rato antes de irme en dirección a la isla.

Al llegar me encontré a George mirando en dirección al cielo. En cuanto aterrice deje caer mi escoba y corrí para brincar a él, que me atrapo con agilidad para después besarnos.

—Feliz cumpleaños, amor.

Okey, casi me da algo.

George me dijo amor.

George-me-llamo-amor.

Sentí mis mejillas sonrojar y sonreí, él se sonrojo un poco, pero no pareció lamentarse por haberme llamado así, cosa que me pareció muy tierna.

—Gracias, Georgie —lo besé nuevamente y me dejé caer al piso sonriendo.

George tomó mi mano para comenzar a guiarme el camino.

—¿A dónde vamos? —pregunté confundida, me miro sonriendo.

—Vamos, ¿no creías que esta era tu sorpresa, oh si? —lo mire sin entender muy bien y rodeamos la isla.

Hay un bote flotando en el lago, en el bote un par de mantas, una canasta y una guitarra. Mire a George sonriendo y me hizo un ademán para que siguiera.

𝐍𝐨 𝐌𝐞 𝐃𝐞𝐜𝐞𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 (g. weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora