20. La Madriguera

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Lynx

Miro mi habitación y agito mi varita terminando de pintar las paredes de color blanco, ya me había cansado de que todas fueran color gris. Mi hermano entró a la habitación, viene con un plato de empanadas y él está comiendo una.

Iffemos al fashegon daiffon —lo mire alzando una ceja y el trago la empanada—. Lo siento, iremos al callejón diagon —repitió.

—Oh, ¿enserio? —pregunte, él asintió y se acercó para ofrecerme una empanada.

—Me gusta, también pintare el mío —dijo mirando la habitación.

—Todavía falta un mes para entrar a Hogwarts, ¿qué haremos? —él alzo los hombros.

—Mamá necesita algo para el jardín y yo iré a la tienda de artículos de quidditch, mi escoba necesita mantenimiento —le di la razón ante eso.

—Sí, Luke me ha mandado una carta diciéndome que vaya entrenando, él enserio esta decidió para derrotar a los leones —mi hermano sonrío triunfante.

—Lo haremos —aseguró.

—Bueno, vamos al callejón diagon —sin más, tome una empanada para salir fuera de la habitación, Draco corrió a la suya seguramente para cambiarse.

—¡No se vayan sin mí! —exclamó, baje las escaleras dando brinquitos, mamá está en la sala escribiendo una carta.

—¿A quién le escribes? —pregunte curiosa, ella golpeo mi mano.

—No seas metiche —hice un puchero y sonrío un poco—. A tu tía Andrómeda —trate de ver la carta, pero no me dejo hacerlo

Mamá esconde a papá algunas cosas, como escribirle a su hermana la cual borraron del árbol familiar de los Black por ser una traidora y casarse con un muggle.

Quisiera tener las agallas de la tía Andy.

Mamá ato con cuidado la carta en las patas de Apolo, la lechuza de la familia.

—Ya sabes a donde llevarla —dijo acariciando su cabeza, la lechuza aleteo y salió volando por una de las ventanas.

Draco no tardó en llegar y mire a mi hermanito sonriendo—. Draco, ¿desde cuándo has crecido tanto? Merlín, ya te ves hasta más guapo —mamá comenzó a reír por eso, Draco pareció sonrojarse.

—Oh, cállate Lynx —pidió rodando los ojos.

—Bueno, tu hermana tiene razón, has cambiado mucho Draquito —mamá acaricio la cabeza de mi hermano.

—Ya, o sea, lo sé. Sí, soy hermoso —rodó los ojos y comencé a reír.

—Andando señor egocéntrico —sin más, los dos caminamos fuera de la mansión, nos vamos a desaparecer, después de todo aprobé mi examen y no tendremos que ir en la chimenea.

Al llegar, Draco se tuvo que sostener de mamá unos segundos, él se paró derecho retomando su porte y nos miró.

—Iré a la tienda de quidditch, y quizá visite a Nott, está quedándose en el caldero chorreante con uno de sus tíos de Pensilvania.

—No te tardes —dijo mamá, el asintió y sin más comenzó su camino—. Bueno, vamos al boticario del Sr. Mulpepper—aplaudí con emoción y ambas comenzamos a caminar.

Al entrar olía a cientos de pociones y sonreí. Lo admito, soy un poco nerd, me gustan las pociones y venir a este lugar es como un paraíso. Mamá parece saber exactamente dónde encontrar lo necesario, hay plagas en las flores y es obviamente que tenemos que repelerlas si no queremos que mueran. La campanilla de la tienda se escuchó y gire un poco para ver a una señora pelirroja y una niña pelirroja.

𝐍𝐨 𝐌𝐞 𝐃𝐞𝐜𝐞𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 (g. weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora