2°Kaiden

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En cuanto abrí los ojos una resaca de los mil demonios me golpeó con fuerza y solo hasta que estuve completamente consciente sentí el calor de alguien abrazandome.

¡mierda!.
Giré con cuidado la cabeza para ver de quien se trataba y efectivamente lo que me esperaba; No tenía ni idea de quien era esta chica pelirroja junto a mi.
Destellos confusos comenzaron a aparecer, fiesta. Tragos. Mujeres. Y más tragos.

Mi madre va a matarme.
Con mucho cuidado comencé a salir de entre los brazos y piernas de la misteriosa chica en mi cama.

- ¿ a donde vas? - dijo ronroneando sin abrir los ojos.

- tengo cosas que hacer - aclaré saliendo por completo para ponerme mi pantalón.

- ven aquí - pidió sensualmente
En otras circunstancias me habría quedado a seguir con lo de anoche, pero si no salía de aquí listo para el almuerzo con los líderes de Anirax mi madre me aniquilaria sin piedad.

- es tarde. Debes marcharte. - dije con tono firme. Su expresión me dejó en claro que no le agradaba lo que acababa de decir - ahora mismo. - puntualice.
La chica se levantó echa una furia dispuesta a marcharse no sin antes darme una fuerte y sonora bofetada.

- eres un idiota Kaiden Castle - bufo para después salir de la habitación con sus cosas en la mano.

- no te prometí un desayuno romántico - grité para que pudiera oírme.

Podía ser un imbecil cuando me lo proponía.
Tenía una reputación que mantener.

Caminé hacia mi armario para buscar algo decente pero un fuerte impacto me hizo tambalear, ¿que mierda había sido eso?.

Después otro y otro.

- ¡alteza! - escuché la voz de Sun desde el pasillo - ¡Alteza nos atacan! - dijo entre jadeos cuando llegó hasta la puerta

Rápidamente corrí hacia el con el corazón latiendo a mil por hora.

- ¿quienes? - gruñi

- los Anianos, alteza - respondió aún intentando recobrar el aliento.
¿Por qué el planeta Anirax nos atacaria? Justo hoy que había reunión entre los líderes de ambos planetas. No tiene sentido.
La paz entre ambos estaba bien desde hace mucho tiempo, mi padre se había encargado de eso.

Salí corriendo fuera del palacio y la escena que presencié me dejó atónito; la gente corría con pánico, gritaban de miedo al ver a muchos sin vida.

No lo pensé dos veces y corrí hacia los que se cruzaban en mi radar.

- ¡corran! - gritaba mientras ayudaba a los que podía - ¡vayan a un lugar seguro! ¡ Rápido Corran! - grité para que pudieran oírme bien con todo el ruido de fondo.

Antes de que siguiera ayudando una mano fuerte me sujetó con fuerza jalando de mi de regreso al palacio.

- ¿que haces? ¡Necesitan ayuda! - le grité a Sun con rabia.

- No hay nada que podamos hacer, debemos irnos, mi misión ahora mismo es llevarlo a salvo hasta donde sus padres me ordenaron - explicó - así que le ruego alteza que no me obligue a usar la fuerza.

- ¿Que mierda?! - grité pero Sun jalo de mi hacia el palacio. - de acuerdo, de acuerdo - dije a regañadientes y seguí a Sun hacia donde sea que me estuviese llevando.

El protocolo de la realeza seramita le indicaba que hacer para mantener a salvo a un integrante real, y seguramente mi padre lo habría amenazado para que cumpliera su promesa de mantenerme con vida.

ASERET:  "No estamos solos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora