III

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Durante la cena, la extensa mesa tenía dos nuevos acompañantes además de su madre y hermana. Junto a la princesa Livia se hallaba sentada Liana Bradbury con un encantador vestido color crema y una sonrisa reluciente cuando la reina se dirigía a ella. A la izquierda de él, Roy Campbell miraba los cubiertos con nuevos aires de descubrimiento. Tiberius se divirtió un momento viendo a su hermana tratando de no prestarle atención pero inevitablemente sus ojos reparaban en él.

-¿Disfruta de su estancia aquí, Sir Roy?- La reina preguntó. Tiberius mantuvo tu vista en su codorniz pero el resto ahora miraba al de cabello anaranjado.

-Sus jardines son maravillosos, majestad. Estoy seguro que tendré los mejores momentos dentro de sus terrenos.

-¿Qué tal la compañía?- Presionó un poco más.

-Madre...- Livia advirtió. A Roy se le formó una sonrisa.

-La princesa tiene un gusto en lectura exquisito. Fue un honor que compartiera conmigo algo de su colección.

-¿Estuvieron intercambiando opiniones?- Su madre se vio encantada. Roy rió poco.

-Me temo que no, majestad. Pero pasamos un buen tiempo en silencio en la biblioteca mientras ella leía.

Tiberius miró a su madre esperando otra pregunta o tal vez una reacción, pero se vio sorprendida por la respuesta o tal vez por la forma tan honrada en la que Roy había informado de su aventura. Livia no se veia para nada afligida de que hablaran de ella como si no estuviera presente. Más bien, estaba ignorando totalmente la conversación. Aun asi, le disparaba miradas acusatorias al muchacho que sonreía aun con una chispa de picardia reluciente en cada comisura.

-Liana, he oído de buena fuente que la obra de caridad de tu madre prospera alegremente.

-Así es, mi reina.

-Cuntanos un poco sobre ello.

-Bueno...- sus mejillas se colorearon por la atención. Ty no evitó mirarla.- Mi madre me ha dado el espacio y el permiso de poder educar a niños de bajos recursos. Les enseñamos a leer, escribir y realizar cuentas. Muchos de ellos vienen de familias agricultoras y considero estas diciplinas de extrema necesidad para un futuro labor.

-Oh, querida, te esfuerzas demasiado, ¿no crees?- La reina dijo, pero Ty sabía que era una prueba. Su madre se tomaba en serio el trato a sus habitantes.- ¿Realmente crees que esos niños llegarán a algo?

Liana la miró sorprendida y pareció pensarselo bien antes de responder.

-Con todo respeto, su majestad, creo que si no le brindamos una oportunidad a esos niños jamás sabremos de lo que son capaces de hacer. En nuestra posición tenemos oportunidades, educación, a nuestro alcance la disposición de poder hacer más con nuestro tiempo. Todo lo que ellos conocerían si no fuera por la ayuda, seria el trabajo y lo que aprenden de sus padres. No me malinterprete, majestad, los adultos trabajadores han sabido arreglarselas bien ¿Pero no cree conveniente brindarles más?

La reina sonrió y le dio una mirada sugestiva a su hijo como si con ese solo gesto le estuviera diciendo que ella estaba aprobada. Tiberius no sentía gran emoción por ello. Su madre alzó su copa y propuso un brindis por la dama. Sus hijos y los dos cortesanos la imitaron para seguir la orden.

Cuando la cena culminó con el postre y las conversaciones se volvieron más escasas, la reina permitió a los demás levantarse mientras ella se excusaba y se dirigía a su alcoba. Roy miró a Livia con nerviosismo y parecía querer preguntarle algo, pero la princesa no le devolvió la mirada y se levantó retirándose en cuanto su madre abandonó el comedor. El muchacho se vio decepcionado pero acomodó su traje de soldado y le sonrió a Ty.

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