XI

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Tiberius levantó la cabeza de las piernas de Christopher pero no movió su cuerpo más que para mirar a Roy con el ceño fruncido y la clara molestia dibujada en el rostro. El pelirrojo se veía perdido mirando de uno a otro y sentía como Christopher había dejado de respirar contra su espalda y se encontraba tenso.

-Lo lamento, alteza. No quise importunar.

-Estabamos teniendo un momento aquí- Tiberius señaló de Christopher a él-. Iba a decirme algo importante.

-No es cierto- se apuró Christopher a corregir. Tiberius rodó los ojos.

-Sí lo es. Creí que estabas con mi hermana- le dijo a Roy.

-Lo estaba, pero me temo que hemos diferido en opiniones. Tal vez es hora de volver a Escocia.

Esto trajo la atención de Ty en un segundo. Se separó por completo del cuerpo de Christopher y saltó del tronco cayendo con gracia sobre sus piernas. Se dio media vuelta y le tendió la mano a Christopher, sabiendo que siempre se le dificultaba el bajar, pero negó con la cabeza esta vez con una expresión apenada y comenzó a descender por sí mismo con lentitud. Ty se giró a Roy para hablarle.

-No puedes marcharte, ¿qué hay del plan?- Roy mordió su mejilla interna y jugó con sus manos bajando la mirada.

-No creo que seguir aquí haga un bien a alguien, alteza.

-Tonterías- se burló-. Mi hermana te precisa como distracción para nuestra madre. Tu papel es importante en el plan. Si tú no estás, ella tal vez le busque otro pretendiente y no podemos confiar en alguien más.

-Tal vez no quiera ser una distracción- alzó un poco el tono. Ty supo que no era molestia para él, sino de sí mismo cuando se llevó las manos al rostro con fastidio.-Estoy dejando que mis propios sentimientos interfieran con la razón de mis actos. No quiero compremeter esta misión, no cuando hay tanto en juego para ustedes.

Christopher dio el último salto y se colocó a un lado de Tiberius sosteniendose de su hombro para mantener el equilibrio. Le sonrió poniendo su propia mano sobre la suya y disfrutó del suave sonrojo del rostro. Christopher le sonrió apenas y apartó suavemente su mano para enfrentar a Roy.

-Sir Roy, tal vez no acepte el consejo de un cocinero, pero he visto mucho en este castillo y en la vida. No somos de un mismo mundo, pero tal vez pueda escucharlo con más claridad, si le apetece darme un minuto de vuestro tiempo.

Tiberius miró curioso al rostro del escocés esperando saber qué es lo que diría. Una parte de él se mantenía alerta por si Roy se negaba de forma grosera, no permitiría que le faltara el respeto a Christopher. Pero Roy asintió y le dio su característica sonrisa amigable y avanzó hacia ellos. Le tendió la mano y ambos se dieron un fuerte apretón.

-Será un honor para mí, Christopher. Por favor, solo dime Roy.

-Si mi padre me viera conversar como un igual con toda la realeza, creo que se moriría.- Roy miró hacia los lados como buscando a alguien y luego se encogió de hombros.

-Yo no lo veo por aquí.

-Ty, tal vez debas ir al castillo. Ve con la princesa.- Christopher pidió.- Nos veremos en la noche cuando nos reunamos todos a compartir lo del día.

-¿Por qué no puedo quedarme?

-Alteza, por favor- Roy sonó amable-. Livia se encuentra en los rosedales, o al menos allí la dejé. Vaya con ella, tal vez lo necesite.

Tiberius buscó el rostro de Christopher. Él le sonreía ligeramente y los ojos tiernos celestes y brillantes le vieron a los ojos cuando hizo un movimiento con su cabeza señalando el castillo. Ty, algo molesto, dio media vuelta y se fue sin despedirse del par que quedó a sus espaldas. Christopher había escogido a Roy sobre él, le había permitido quedarse en el lugar que ambos compartían como su pequeño secreto, y le diría tal vez a él lo que a Ty no quiso responderle.

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