XIII

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Tiberius no estaba tan nervioso por la reunión con su madre sino por pedirle que Christopher lo acompaňase. Seria un movimiento de lo más riesgoso, si su madre veía con más profundidad dentro de sus ojos encontraría en ellos la verdad, pero Ty no estaba muy seguro de qué era, solo sabia que ella hallaria en ellos a Christopher y eso no iba a permitirlo.

Anduvo por el pasillo con la postura recta y el sonido de sus pasos ahogados con los de su guardia Eloy detrás de él. Al detenerse frente a la puerta del escritorio le dio una mirada sobradora a Eloy e ingresó dentro. Encontró a su madre de pie junto al ventanal en diagonal a él, le miró un segundo mientras cerraba la puerta y volvió su vista al día soleado.

Tiberius estaba acostumbrado al dramatismo de su madre pero en ese momento le hervía la sangre de los nervios que sentía y necesitaba que todo fuera conciso.

-Tiberius, mi niño...ha pasado tiempo de que hemos hablado, no de reina a príncipe, sino de madre a hijo- esto tomó por sorpresa a Ty. Su tono dulce, sus palabras. Sin embargo, no bajó la guardia.- Sé que estás enfadado conmigo como lo ha de estar tu hermana, pero tú no eres como ella, mi cielo.

-¿A qué te refieres, madre?- La reina lo miró entonces, con expresión cargada de tristeza.

-No eres fuerte como ella- negó con pesar-. He peleado con Livia porque es una oponente en camino de ser digna, incluso si son solo rabietas de una niña que contradice a su madre. Pero tú, cariño, tú jamás serás ella.

Las palabras le dolieron más de lo que hubiera esperado, sobre todo por el tono tan amable y compasivo que ella empleaba, como si realmente le doliera que su hijo pudiera salir lastimado. Su madre se volvió a acercar a él y su mano helada tocó su rostro con suavidad. Tiberius estaba quieto, aturdido, y los ojos de su madre tenían una oscuridad adyacente y vibrante.

-Tiberius, abstente de una lucha para la que no eres capaz. Deja que tu hermana piense que puede desobedecerme, formará su carácter. Pero tú, mi hijo...tú eres manipulable. Mira lo que ella ha hecho contigo. No puedes permitir eso, no permitas que corrompa al futuro rey. Hazme caso y nadie saldrá lastimado.- Sus últimas palabras cargaron un tono de amenaza que hizo el corazón de Ty enfriarse.

Su mente pensó solo en Christopher, en como podrían herirlo, romperlo, quebrarlo, y Tiberius sabía que su lealtad jamás dudaría en anteponerse frente a él. El miedo volvió a hacerlo presa fácil y supo por el rostro satisfecho de su madre que ella lo había notado. Soltó su rostro y sonrió complacida como sí él hubiera aceptado en voz alta la extraña ofrenda de paz de traicionar a Livia.

-Madre- llamó despacio-, hay algo que quería pedirte para el viaje.- Era algo torpe de hacer, sobre todo luego de sus palabras, pero debía intentarlo ahora más que nunca.

-Dime, cielo.

-Necesito sirvientes para el viaje a Winchester- ella lo miró con el ceño fruncido-. Seré un futuro rey, si voy con mi propia plebe me veré más poderoso y podía impresionar a Lady Liana.

-Oh, cariño, no necesitas hacer eso. Ella ya está a gusto contigo- eso no lo tranquilizó.

-Sin embargo, madre, sabes lo quisquilloso que soy con mis pertenencias y mi propio cuerpo. No puedo permitir que ajenos me ayuden en mis labores, y demostraría debilidad frente a las señoras de la casa.

-¿Estás preocupado por demostrar tu virilidad?- Tiberius asintió. Su madre rió.- Eres un ser peculiar. Le diré a Eloy que prepare un equipo.

-He decidido que tomaré mi propio personal, si eso está bien para ti.

-¿Con qué propósito?- Cuestionó interesada.

-Probar mi buen juicio en juzgar a las personas.- Lo dijo con un tono sugerente, esperando que tal vez ella notara el sabor agrio en sus palabras. Su madre no pareció notarlo.

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