🥀 37. Control 🥀

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Este capítulo se lo quiero dedicar a la hermosa CeciiAmaya6

CAPÍTULO TREINTA Y SIETE... [Control]


J A Y D E N    P O V

Es gracioso ver a Helena actuar de la forma en la que está haciéndolo. Tan "valiente". Pero no puedo negar que me deja en mal estado. No quiero que Helena me odie. Pero tampoco hago algo que lo impida.

No ha terminado de entrar al baño, ni siquiera ha metido un pie, espera que me vaya. Creyendo que sus palabras me harán sentir una basura; lo consigue.

Me paso la mano por el cabello, intentando relajarme. La miro sin expresión, intentando que no note lo que sus palabras me afectan. Helena piensa que yo quiero que ella me tenga miedo. Y aunque intimidarla es lo que la mantiene aún conmigo, no quiero eso, no quiero que me tema ni que tiemble cuando me le acerco.

Quiero que me ame, maldición.

Pero soy tan hijo de puta que la amenazo, que le apunto con un arma a Ian delante de sus ojos, que le grito y digo que podría follarla cuando quiera. Tan hijo de puta que le dejo ver mi peor cara.

Una risita sarcástica de su parte hace que nuevamente ponga mis ojos encima de ella. Está haciéndome enojar, pero también me parece cómico. ¿Una mezcla de ambos sentimientos es malo? No, al contrario, así puedo relajarme un poco más.

Aunque lo que me mantiene relajado es haber sentido sus manos suaves en mi rostro minutos atrás. Tenerla tan cerca, en ropa interior y con sus manos encima de mi cuerpo me ha hecho hacer un esfuerzo grande para no besarla, deseos que aún reprimo.

—¿Puedes salir y dejarme tomar un jodido baño?

¿Jodido? Me río negando con la cabeza lentamente, mordiendo mi labio. Helena jamás ha dicho un improperio por mínimo que sea, pero últimamente los dice tanto como sí le diera más valor a sus palabras.

—No veré nada que no haya visto antes —digo lo mismo que ella me dijo minutos atrás, con cinismo.

Eso hace que apriete los labios en una línea, pienso que cubrirá su cuerpo semidesnudo de mí entrando por fin al baño, pero no lo hace. Dejándome detallar su cuerpo más tiempo. Helena es perfecta. Su rostro aniñado y levemente molesto, la curvatura leve que tiene en la nariz hace que me odie. Con vergüenza bajo la mirada a mis manos y trago saliva. No quiero hacerle daño.

Y estoy siendo tan fuerte para no abalanzarme como un león a su presa. Reprimiendo todos mis deseos de tocarla. Solo para mantener mi palabra de no hacerlo, porqué de verdad quiero pedir la ayuda que tanto dicen que necesito y que Helena esté conmigo como mi mujer.

—Jayden, lárgate —pronuncia con lentitud, haciendo que sus palabras pesen en mí.

—Hablé con una psicóloga y...

—Lo que necesitas es un psiquiatra. —me interrumpe, lanzando sus palabras con crueldad—. Estar encerrado en un puto manicomio.

No digo nada, solo la miro con seriedad una última vez. Sintiendo en mi pecho un fuerte punzón, de dolor. Sí Helena supiera que con solo sonreír me hace flaquear, y que todas las riendas de mí las tiene ella, quizás lo usaría a su favor. Pero no dejaré que lo note.

JAYDEN "Tu deber como mujer" ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora