Capítulo dedicado a una nueva y maravillosa lectora, ¡gracias por apoyar todas mis historias! BilmaGMorales
CAPÍTULO VEINTINUEVE... [Ser la misma].
Al día siguiente amanecí en mi cama, me encontraba encerrada con llave, noté que Jayden cambió la cerradura y la puso de manera que solo se pudiera abrir por fuera. La casa estaba en completo silencio después de que una mujer que él había contratado hiciera el aseo, yo me mantenía sentada frente a mi tocador casi ida, lo único que podía hacer era pensar y suponía que ya eran más de las 5 de la tarde.
Estábamos en una situación difícil, Jayden no quería cambiar y no quería que lo ayudaran, yo no podía salir de casa y tampoco tenía la manera de pedir ayuda. Un plato con comida estaba encima del tocador pero yo no lo probé. Vi el picaporte moverse a través del espejo y finalmente la puerta se abrió. Jayden soltó un suspiro doloroso al entrar.
—¿No piensas comer? —ni siquiera pensaba responderle, quería que notara lo mal que estaba con esta situación, que viera que ya no estaba dispuesta a seguir viviendo así—. ¿Lena?
Por un milisegundo mi expresión cambió de una inexpresiva a una triste, y no quería que él se diera cuenta de ello; que escucharlo tan apagado, dolido y triste a mí me afectaba. Que ya no quería a Jayden, que lo desconocía. Lo miré a través del espejo por unos segundos, él tragó saliva y se me acercó, puso sus manos encima de mis hombros y mi cuerpo entero se tensó, no quería que me tocara nunca más.
—Debes comer algo —volvió a insistir con su tono apagado.
Giró la silla en la que yo estaba y quedó frente a mí, no levanté la vista e intenté calmar mi respiración que empezaba a ser muy pausada, casi sentía que no respiraba, el ambiente estaba muy tenso, cada parte de mi cuerpo lo estaba, de hecho. Se puso de cuclillas frente a mí y cerré los ojos para no mirarlo, no sabía ni siquiera que era lo qué yo estaba haciendo, por qué estaba actuando así, ¿cómo más podía actuar? Sentí su mano en mi barbilla y nuevamente me estremecí y empecé a respirar entrecortada.
—Lena, mírame —casi sentí su voz quebrada, abrí los ojos lentamente y miré a los suyos, sus ojos verdes estaban dilatados y eso me producía miedo—. Sabes que te amo, princesa, que me duele que estés de esta manera.
Resoplé en una risa divertida, tan solo mínimamente, rápidamente volví a mi expresión triste y decepcionada.
—Deja de hacernos daño si es que me amas tanto —ladee la cabeza y fruncí las cejas, apreté mis manos contra mis rodillas.
Pero él no me amaba y yo lo tenía ya muy claro, y si es que sí me amaba entonces odiaba su forma de "amarme". Él tanto como yo estaba sufriendo por la situación a la que habíamos llegado, me atrevo a decir que de igual formas. Y quería, como le dije, que dejara de causarnos daño, porqué no solo me dañaba a mí, también se hacía daño él mismo. Entendía que él había conocido de mejor forma a nuestros padres, o con esos que yo crecí hasta los 11, mis recuerdos eran vagos, pero los de él no, él los tenía presente y por eso creía que tenía más razones para hacer las cosas bien. Como esos pensamientos que tenemos siempre que pasamos por cosas malas en familias disfuncionales; no dejaré que mis hijos sufran igual o, haré las cosas distintas a como lo hicieron mis padres. Cualquier tipo de mierda parecida.
—Estás haciéndome lo mismo que él le hacía a mamá, estás actuando como él, y yo nunca he hecho nada mal —cuando le decía eso me refería a las cosas "indebidas" que una mujer no debía hacer—. Jayden, yo nunca te he levantado la voz antes, no salía de casa, no hablaba con chicos, lo único que hacía "mal" era no acostarme contigo y...
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JAYDEN "Tu deber como mujer" ©
General FictionA Helena le han enseñado que siempre debe mantener la boca cerrada, que no debe discutir lo que piensa, que solo debe callar y obedecer. Que los hombres son un ser superior y que ella debe hacer lo que le piden; pero entre el miedo y sus ganas de se...