Capítulo dedicado a CEEF20 ¡Gracias por leer y por tu apoyo!CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO... [Disfruta conmigo].
Lo miro aún estupefacta. ¿Un beso mío vale la vida de ellos? Por supuesto que no, solo juega conmigo. Él cree que todavía soy tan ingenua como antes. Y aunque le temo, porqué sé de todo lo que es capaz, no puedo siquiera imaginar volver ha aflojar con él. Y sabe lo aterrada que estoy ahora, las ganas que tengo de llorar y aún estoy aquí, de rodillas en la cama suplicándole que no les haga nada; pero él solo se limitó a darme la condición de besarlo.
¿Puedo confiar en su palabra? ¿Darle solo un beso y pensar que no les hará nada? No quiero, no quiero que una cosa lo llevé a la otra; está malditamente drogado. Mi conciencia me dice que piense en los demás, que solo es un beso, y con eso él cambiará, pero yo le repito a mi conciencia que hablamos de Jayden, el hombre que no sabe perder nunca.
Me levanto de la cama, limpio las pequeñas lágrimas y me alejo lo suficiente de él.
—Jayden, ¿de verdad estás arrepentido? —me atrevo a preguntar algo que ya es muy obvio. No lo está, si lo estuviera no le hubiese dado semejante golpiza a Ian—. Siempre me pides que te perdone, ¿pero estás arrepentido?
Mis manos han comenzado a temblar, y no conozco la razón del por qué me está pasando esto. Las aprieto la una con la otra, intentando relajar la ansiedad. Jayden baja la cabeza, pone sus manos en su rostro con los codos en sus rodillas, no responde.
—Sé que les harás algo —digo, siento un nudo en mi garganta, nos hemos desmoronado totalmente—, y te juro por Dios que no te perdonaré nunca nada de esto. Es mejor que te detengas ya porqué no vas a conseguir nada de mí.
Levanta la mirada de nuevo, frunce el ceño y aprieta los puños, mirándome con una mezcla de dolor y enojo, luego vuelve a bajar la mirada.
—No sabes lo enojado que estoy —empieza a decir, llevándose las manos a la cabeza— Conmigo mismo.
—No entiendo por qué sí sabes que haces cosas malas, no te detienes —ladeo la cabeza, mirándolo con decepción— Puedes buscar ayuda, yo estaré a tu lado siempre solo que...
—Yo quiero que estés conmigo como mi mujer, Lena, entiende —nuevamente está actuado como un loco.
—Pero no puedo, por más que quiera, no puedo engañar a mi cabeza —otra vez me acerco y tomo su rostro entre mis manos, se tensa—. Saldremos de esta, pero necesito que te detengas.
Él aprieta los ojos, veo su nuez bajar al tragar saliva y ladea la cabeza, beso su frente mientras acaricio su cabeza.
Abre los ojos y me sonríe, acariciando mi mejilla y mirándome con añoranza.
—Eres hermosa —está perdido mientras mira con detenimiento mis labios, acariciándolo con su dedo pulgar—. Soy afortunado de tenerte.
Sin más, se levanta y sale de la habitación. Me llevo una mano al rostro y empiezo a llorar. Las cosas están peor de lo que pensé. Intento que caiga ante mis chantajes —en los que ninguno es estar con él— pero es muy inteligente, simplemente no cae y me hace dar cuanta que él está a un paso delante de nosotros.
Luego de ser un torbellino de pensamientos desesperados y angustiantes, tomo una ducha, pensando en Ian. ¿Cómo estará? Decido que tengo que verlo. Me visto y salgo de mi habitación para ir a la de él, toco la puerta antes de entrar y lo escucho con dificultad darme el paso.
Entro cerrado la puerta y mirándolo con tristeza. Su rostro está magullado, tiene vendas en la cabeza y un esparadrapo en su perfecta nariz. Se ve muy mal.

ESTÁS LEYENDO
JAYDEN "Tu deber como mujer" ©
Ficção GeralA Helena le han enseñado que siempre debe mantener la boca cerrada, que no debe discutir lo que piensa, que solo debe callar y obedecer. Que los hombres son un ser superior y que ella debe hacer lo que le piden; pero entre el miedo y sus ganas de se...