🥀 12. ¿Por qué eres tan incompetente? 🥀

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CAPÍTULO DOCE... [¿Por qué eres tan incompetente?]

Ian era un chico que Jayden conoció como a los 16 años. En la contextura, color de cabello, piel y forma de hablar era muy parecido a Jayden. Los diferenciaba que Ian era más divertido, hablador y totalmente un fastidioso con ojos marrones. Los dos eran arrogantes, antipáticos y gustaban del vicio de la marihuana y el alcohol. Hacían el dúo perfecto. Ian también tenía 21 años.

La primera vez que vi a Ian yo tenía 13 años, fue el primer amigo que tuvo Jayden después de la muerte de nuestros padres, al único que le abrió las puertas de casa, con quien hablaba. Hasta ahora se podía decir que era su único amigo, como él mismo decía, el resto eran simplemente conocidos. Había llegado a pensar que Ian había sido quien se llevó a mi hermano por el mal camino. Pero luego me di cuenta que había sido al revés. Ian era más dulce que Jayden pese a ser tan arrogante. Mientras Jay se llevaba a las chicas a la cama por el simple hecho de que era guapo y les hablaba claro, Ian les endulzaba el oído y les compraba flores, aunque también era muy guapo. No se confundan, nunca llegué a sentir nada por él, al contrario lo detestaba por ser tan imbécil a veces.

—Tierra llamando a Helena —Ian me pasaba la mano frente al rostro, y no lo escuché hasta que me zarandeo de las mejillas, se rio cuando lo aparté molesta.

Eso era algo que él siempre hacía para molestarme, apretar mis mejillas.

—¿Qué? —tenía ganas de gritarle, pero como había dicho antes, le debía respeto porque era amigo de Jayden, casi como un hermano, y estaba autorizado para "corregirme" si le contestaba. Y muy aparte de todo, Ian era hombre.

Él jamás me había golpeado o hecho cualquier cosa, a pesar de todo Ian era respetuoso, me respetaba a mí. Como dije antes no sabía si él estaba enterado de lo que su amigo me hacía, a veces pensaba que sí y otras veces que no. Aún con todo eso, yo no le tenía confianza, Ian no era una perita en dulce.

—Que Jayden ha llegado, joder. —Sé que se había molestado por responderle tan seca, pero me daba igual. Me tomó de la mano y jaló con él hasta bajar—. Estamos en la piscina, prepáranos algo y te metes con nosotros.

Me dijo tan campante como él podía. Levanté una ceja y me crucé de brazos.

—¿Perdón? —ni porque estuviera loca me metería en una piscina con ambos.

—Te perdono, pero no lo vuelvas hacer. —me señaló con su dedo y sonrió, Ian también tenía bonita sonrisa. Apreté los dientes—. Jayden me ha enviado a decírtelo, si quieres le digo que venga él mismo.

Me encontraba dándole la espalda mientras buscaba que cosa hacer aunque era un desastre en la cocina y Jayden lo sabía perfectamente. Me volteé asustada cuando dijo que le diría a Jayden que viniese él mismo.

—Está bien. ¿Puedes irte? —pregunté, intentando escucharme amable.

Él asintió, no estaba tan parlanchín y burlón como siempre. En otro momento se hubiese quedado y me hubiese molestado hasta cansarse. Llevaba un short de baño.

—¡No nos vayas a envenenar! —ya no podía verlo, pero escuché su grito y rodé los ojos.

Ian también sabía que yo en la cocina era mala. Miré toda la despensa, ni si quiera sabía cómo pelar un ajo aunque suene vergonzoso. ¿Qué le pasaba a Jayden? Él jamás me había hecho cocinar.

Salí de la cocina dejando todo tal y como estaba, luego al patio trasero, ver la casita del perro y algunas otras cosas llenas de hierba y hojas me hacía recordar siempre que ya nuestros padres no estaban. La piscina era la única tan limpia. Jayden estaba nadando, Ian tecleaba en su celular sentado en la orilla. Al verme Jayden frunció las cejas y salió de la piscina, crucé los brazos mientras lo veía acercarse a mí. Se puso frente a mí y se cruzó de brazos también.

—¿Ya terminaste? —preguntó, me frote el brazo y negué con la cabeza— ¿Entones qué haces aquí?

—¿Estás molesto conmigo por algo? —no recordaba haber hecho algo que pudiera molestarlo.

Y es que él me estaba hablando de forma grosera, me miraba serio y actuaba como si estuviese enojado. Pensé en la posibilidad de que estuviese actuando así conmigo por lo que hace unos días le había dicho, que él había interpretado de otra forma, como si yo quisiera verlo muerto. Es cierto que después de haberme golpeado y obligado a tener sexo ese día, después estaba alejado de mí y mucho más serio, la casa estos días andaba con un aura tensa y ni siquiera me hablaba sino para regañarme por algo. Yo creía que ya se le había pasado el enojo.

—¿Debería estarlo? —me regresó otra pregunta, yo suspiré y negué lentamente—. Ve a preparar algo y vuelves.

—Sabes que no sé cocinar —hablé rápido, yo en la cocina no sabía hacer nada.

—¿Por qué eres tan incompetente? —la forma en la que soltó las palabras me hizo sentir mal, bajé la cabeza.

No sabía, porqué no me habían enseñado nunca. No dije nada, si le respondía todo lo que pensaba seguro no salía libre de esta. Me levantó la cabeza, yo tenía los ojos cristalizados, lo miré con las cejas fruncidas. Jayden era grosero conmigo, ya te lo había dicho, pero ahora parecía como si yo le hubiese hecho algo malo. Me miraba fijamente y yo no me atrevía a bajar la cabeza.

—Ian, pide algo a domicilio, ella no va hacer nada —dijo aún mirándome, me soltó y se revolvió el cabello.

—¿Puedo irme? —pregunté, no quería quedarme aquí con ellos, menos en el estado que estaba Jayden.

—Entra a la piscina con nosotros. —Miré la piscina, miré a Ian que tecleaba en su celular, luego miré a Jayden nuevamente.

—No tengo ganas...

—¿Y desde cuándo interesa si tú tienes ganas, Helana? —se río burlón, yo me molesté.

—¿Qué te pasa? —tenía miedo de que se haya atrevido a probar alguna otra droga—. ¿Estás drogado?

Frunció el ceño, se río estruendosamente y negó con la cabeza.

—¿Tengo los ojos rojos? —No los tenía rojos, negué con la cabeza—. No consumo ninguna otra droga, Helena.

—Es que estás actuan...

—Porqué me tienes cansado —pronunció las palabras secas y se giró, alejándose de mí.

Jayden me hacía sentir mal muchas veces. Desde el hecho de decirme que no servía para nada, hasta el simple hecho de decirme que lo tenía cansado. Sus palabras a veces frías me hacían creer que él de verdad no me quería. Me sentía mal en casa. Los miré a ambos hablar anímicamente, sentí envidia de Ian, sí hubiese sido un hombre las cosas serían mejor, no me hubiesen criado como lo hicieron, sería yo quien tuviera a una chica como me tenía Jayden a mí. Seríamos dos hermanos saliendo juntos, quizá me llevaría a sus fiestas, también consumiría drogas, hablaríamos de chicas, jugaríamos en el Xbox, nos haríamos bromas. Pero nací siendo mujer.

Tenía unos short, me quité la blusa y quedé en sostén. Decidí que si Jayden quería verme en la piscina con ellos me iba a meter, no actuaría con miedo. Ahora yo estaba mal por verlo tan serio conmigo, pues Jayden a pesar de todo a veces me consentía, hablaba conmigo sobre la escuela y a veces veíamos películas juntos, todo cambiaba cuando yo hacía algo imprudente. Caminé hasta la orilla, Ian levantó la mirada de su celular y me miró, Jayden también me miró con una ceja levantada, entré, el agua estaba fría para mí. Ian estaba fuera de la piscina, sentado en la orilla, se levantó y entró en casa, yo lo miré hasta que se perdió. Jayden nado hasta mí, aún serio. Debajo del agua desabrocho mi short y metió su mano dentro, por la parte de atrás.

—Jayden, no. —Si no quería hacerlo enojar más no debía decir palabra alguna, pero no quería—. Ian va a volver.

—Ian no dirá nada.

.    .    .

Gracias por leer.

Ian, Ian, Ian, ¿Qué se traerán estos dos? ¿Les gusta cómo es Ian?

¡Hasta la próxima!

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JAYDEN "Tu deber como mujer" ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora