Este capítulo se lo quiero dedicar a Angel15Blue que me viene leyendo desde mis otras historias, ¡te amo! Gracias por todo tu apoyo.
CAPÍTULO VEINTISÉIS... [¿Mamá?]No había pasado mucho desde que Jayden salió de la habitación, tal vez media hora. Muy dentro de mí aún tenía la esperanza de que podía hacer cambiar el parecer de Jayden. Porque eran tantas las veces que lo perdoné creyendo que entraría en razón, y no me daba cuenta que en el proceso de sanarlo a él yo empezaba a destruirme. Y necesitaba detenerme a pensar en alguien más que en él, amaba a mi hermano, antes, ahora... era difícil decir que lo quería siquiera. Más sabiendo que él no quería cambiar ni un poco.
Sabía que la puerta estaba con llave por fuera pero aún así intenté abrirla. Ni siquiera me molesté en limpiar el vómito en su cama. Su habitación era un asco y olía muy mal, habían algunas colillas de cigarrillo en el piso y la ropa esparcida igual. Me dolía la cabeza de tanto llorar y decidí entrar a su baño, me eché agua en el rostro haciendo una mueca adolorida, vi como el agua se hacía rojiza y levanté el rostro mirando mi reflejo en el espejo, mi nariz sin duda alguna estaba rota, una brecha abierta, rojiza y amoratada estaba en el puente de mi nariz y aún seguía brotando sangre, la tenía hinchada. Al frotar mi rostro para enjuagarlo yo misma había abierto más la herida y me ardía demasiado. Hice una mueca adolorida y solté un sollozo, entré a la ducha decidida a quedarme mucho tiempo en ella, no me importaba el dolor en mi nariz.
Mientras dejaba el agua caer por mi cuerpo pensaba en qué debía hacer, no quería que Dylan pagara por mí, no quería que Jayden le hiciera daño, así como asesino a la maestra Mayer podía hacerlo sin remordimientos con Dylan. No podía asimilar aún que él era mi hermano, Jayden no era así y quería que volviera a ser el mismo de antes, deseaba que hubiésemos nacido en una familia con otros ideales. Necesitábamos ayuda. Necesitaba poder hacer algo porque ya quería acabar con esto, no podía un minuto más aguantarlo. Al salir de la ducha me envolví en una toalla de Jayden y al salir del baño lo vi sentado en su cama fumando, levantó la vista con una sonrisa ladina y lanzó un suspiro. Solo lo miré inexpresiva sin mover un músculo.
—¿Quieres un poco, Helena? —me tendió el cigarrillo. Apreté los dientes y él rio volviendo a llevarlo a sus labios, sus ojos rojos y decaídos no hicieron más que confirmarme que en definitiva Jayden se había perdido.
Sin decir nada caminé a la puerta dispuesta a ir a mi habitación, él se levantó y sentí tanto temor como nunca lo había sentido antes, ahora Jayden me estaba resultando aún más aterrador. No quería que me viera así de aterrada pero cuando se posicionó a mi lado y paso su brazo por mis hombros no pude evitar tragar salvia y estremecer.
—Traeré ropa y comida —apenas terminó de decir levanté la mirada sin entender, en ese momento sus ojos repararon mi nariz y luego hizo una mueca preocupado— Joder, mira tu nariz, Lena.
—Rompiste mi nariz. —Una de las razones por las que no quería hablar era porque sabía que terminaría actuando de forma débil, así lo hice.
—Lo siento —me soltó y llevó sus manos a su cabeza dando pasos hacia atrás con una mueca agobiada—, no sé qué me pasa, Lena.
Que la voz de Jayden se rompiera delante de mí jamás había pasado antes, no de esta forma, apagó el cigarro y lo tiró. Aún así no sentí lo que en cualquier otra ocasión hubiese sentido: dolor por él.
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JAYDEN "Tu deber como mujer" ©
Ficción GeneralA Helena le han enseñado que siempre debe mantener la boca cerrada, que no debe discutir lo que piensa, que solo debe callar y obedecer. Que los hombres son un ser superior y que ella debe hacer lo que le piden; pero entre el miedo y sus ganas de se...