CAPÍTULO DIEZ... [Ojalá te murieras y vieras lo relajante que sería].
—¿Qué? —fue lo primero que le pregunté antes de reír. Era simplemente estúpido—, ¿Tienes un Club con mi nombre?—Mañana será la inauguración. —Aún yo estaba sorprendida y más por la forma de él de hablar del tema.
—No pudiste ser más creativo...
No terminé de hablar, una vibración en mi zona íntima me hizo estremecer y me apoyé en él en acto reflejo, reprimiendo un gemido, me separé bajando la cabeza, en cuanto a él lo sentí sonreír. No dijo nada. La incomodes del... ¿mini vibrador? Me hacía querer irme a un baño y sacarlo aún si Jayden se molestaba.
El club era grande, por fuera era muy elegante pero también divertido y juvenil, las puertas de cristales grandes en la entrada; habían algunas personas arreglando algunas cosas fuera de este; había un árbol grande a una esquina, me pareció extraño. El letrero gigante brillante con letras curvas con el nombre espantoso y vergonzoso del lugar se podía ver a kilómetros. Era de tarde, el sol estaba muy alto y sofocante.
Entramos y me asombre aún más, teniendo en cuenta que nunca había salido tanto más que de la escuela a la casa y de la casa a la escuela, era entendible. El lugar era amplio, algunas mesas altas y con sillas de su mismo nivel plateadas, el piso era de cerámica negra, se veía la barra, algunas cosas estaban desordenadas, personas se movían de un lado a otro arreglando y al ver a Jay pasaban derecho y sin mirarle a la cara. Yo venía pegada detrás de él, observando todo y él me miraba con una sonrisa de lado, vi a mujeres bailar sensualmente en una tarima y siendo vistas por algunas hombres que detallaban sus cuerpos, un hombre les indicaba como moverse.
—Quiero que todo sea perfecto para mañana, Lena. De esto vamos a vivir. —fruncí las cejas, dejé de mirar a las mujeres y volteé a verlo a él.
—No entiendo. —Él giró los ojos y me rodeó de los hombros. Caminamos hacia la barra, había un chico delgado y con el cabello rubio quien limpiaba algunas copas y vasos.
—No hace falta que entiendas nada —se encogió de hombros. Me daba rabia que él no quisiera decirme algunas cosas como si yo fuese una niña, me privaba de cosas que yo tenía el derecho de saber—. Ella es mi hermanita, así que si no quieres que te despida sin haber empezado ni la mires.
Bajé la cabeza avergonzada por la actitud de Jayden, el chico ni siquiera intento nada, simplemente me había sonreído amablemente. Volví a levantar la cabeza y el rubio solo se encogió de hombros.
—Dame lo que mejor prepares, sorprendeme, y a ella una Coca-Cola. —Otra cosa es cierta y es que jamás he probado una gota de alcohol.
Habían dos chicos del mismo porte que el que nos estaba atendiendo en la barra, uno moreno y el otro rubio también. El que nos atendía tenía unos tatuajes asomándose de su cuello y de sus brazos, era bastante alto y delgado. Jayden me jaló de la mano y me obligó a sentarme en una de las mesas.
—Él te traerá la bebida —me señaló al rubio con la mirada y yo asentí—. Quédate aquí sentada Helena, tengo que arreglar algo y luego nos vamos.
Volví asentir y él me sonrió dándome un beso en la frente, me mordí el labio y solté un suspiro triste, se alejó, llegó a la barra tomando su bebida y siguió su camino. Jayden con 21 años parecía mayor por su forma de desenvolverse y actuar. Lo miré en todo momento, lo veía jugar con el anillo en su dedo y me hacía retorcer los dedos de los pies y morder mis labios. El chico rubio me trajo la Coca-Cola y yo le sonreí en agradecimiento, él me guiño un ojo y volvió a su lugar. Las vibraciones en mi vagina me hicieron cruzar las piernas y podía decirse que desde que estaba ahí sentada estaba con las cejas hundidas. Entraron personas con cajas y se perdieron por un pasillo, miré a todos asombrada, y todos me miraban a mí como a una niña. Había una segunda parte arriba abierta que dejaba ver el lugar abajo que decía VIP, en las esquinas del lugar habían cámaras y luces. Todo estaba muy organizado, así era Jayden, todo tenía que ser perfecto.
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JAYDEN "Tu deber como mujer" ©
Fiction généraleA Helena le han enseñado que siempre debe mantener la boca cerrada, que no debe discutir lo que piensa, que solo debe callar y obedecer. Que los hombres son un ser superior y que ella debe hacer lo que le piden; pero entre el miedo y sus ganas de se...