Capítulo 3. Parte 1

932 59 36
                                    

Narra Kayla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Kayla.


Me desperté con dolor de cabeza; desde que empecé a trabajar, he dormido más que nunca. Me encuentro cansada y sin ganas de nada, fluye el dolor y la oscuridad por la pérdida de mi madre pero también por el abandono de mi hermano.

Las cosas se estaban poniendo difíciles en casa, no sabía en qué planes se estaba involucrado mi padre.
Pero tenía pinta de robar todo lo que pertenecía a mamá.

Me seco las lágrimas, y cojo el móvil. Tengo un montón de mensajes que no me importan pero, hay uno que llego a abrir:

De acuerdo, allí estaré guapísima.

Nunca había sentido esto por nadie. Siempre me han llamado la atención chicos y hasta alguna chica, pero nunca he dado el paso.
Creo que estoy sintiendo eso que dicen que son mariposas en el estómago.
Y seguramente él simplemente sólo quiere jugar conmigo.

Me quité la idea de estar enamorándome de aquel misterioso chico.
Rondaban las ocho de la tarde y me fui a dar el baño más rápido de mi vida, a mi parecer me encantaba quedarme en el agua dejando que todo fluyera y dejar los problemas atrás. Pero ese día no me apetecía permanecer mucho allí por alguna extraña y desconocida razón.

Bajé a cenar, deseando que esa noche mi padre también se ausentara. No fue así y tampoco me apetecía dialogar, estaba brotando en mí un odio hacia ese hombre que llamaba papá.
Después de la cena y sin aparecer aún mi hermano, lo que supuse, esa noche se quedaría a dormir con alguna chica. Empezaron a surgir las palabras de la boca de mi padre.

-Hija, mamá quería que todas sus pertenencias fueran para vosotros.- se desajustó la corbata y luego agarró mis manos-. La única forma que todo pasará luego a ser para vosotros era transferirme toda la fortuna a mí , para yo alegar en el testamento lo que os pertenece a cada uno.

-Me parece muy bien, pero deberías haberlo consultado primero con nosotros-dije con pocas ganas de seguir con esa conversación y sin creerle.

-Lo sé hija mía, perdóname. Perdóname pero debía hacerlo rápido, es un procedimiento para el que dejan poco tiempo de plazo- soltó mis manos y miró hacia la mesa-. Lo siento.

-Ya hablamos en otro momento, me voy a descansar -me retiro y subo a mi cuarto. Una vez allí, vuelvo a mirar el móvil por si hay alguna novedad.

Acabo viendo un nuevo mensaje de Ethan:

Si quieres me escapo un rato a verte en el descanso de tú turno de mañana. Echo de menos estar cerca de ti y mira que te vi esta mañana.

Una sonrisa salió casi sin querer de mi boca, me estaba volviendo loca. Le respondí al mensaje y me dormí. Mañana tendría que madrugar y estar más temprano en la oficina:

De acuerdo, pásate si quieres.

Salí de casa a las 7:00 de la mañana, más temprano que ningún día. La ciudad se estaba despertando. Era una mañana gris y apagada.
Me encantaban los días de lluvia.
Llegué a la oficina y, como era de esperar, allí aún no había acudido nadie. Quedaba poco para que se abrieran las puertas, abríamos a las ocho.
Pasé por todos los departamentos dejando el trabajo para esa semana y luego subí a mi despacho, quería tener todo preparado para la reunión con uno de los mejores editores del país y necesitaba que apoyara mis proyectos para que escritores acudieran a la edición de sus libros aquí.

La reunión salió mejor de lo que esperaba y ya habíamos conseguido 5 escritores con los cual empezar nuevos proyectos, mañana vendrían a firmar los contratos y empezarían a trabajar.
La mañana se pasó rápido y, con el trabajo, no pude quedar al final con Ethan. Así que al acabar mi turno de trabajo me fui a casa a prepararme para la quedada de esa tarde con él.

Me puse un vestido azul con unos tacones azules oscuros de terciopelo. Al conjunto le acompañaba una americana en conjunto con los zapatos. Mi pelo castaño estaba completamente liso.

Me presenté en un restaurante muy elegante para mi gusto. Allí estaba ya Ethan esperándome.
La cena pasó tranquilamente y con muchas risas y nada de alcohol.

-Esta noche no vas a dormir en tu casa- dijo al salir del restaurante-. Tú y yo nos vamos a mi apartamento.

-Bien, avisaré a mi padre -mientras él hizo unas llamadas-. Me ha dicho que sin ningún problema.

Al poco rato llegó una limusina. Me moría de miedo, era la primera vez que iba a hacer una cosa así, una chica de 20 años yéndose a casa de un chico que acababa de conocer de 24 años.
El viaje se hizo muy corto, llegamos a un edificio enorme. Entramos en el recibidor y justo en ese momento todos mis esquemas se rompieron.

-Ya no aguanto más, Kayla me encantas. -se abalanzó sobre mí.

 -se abalanzó sobre mí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Atrévete a quererme. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora