Capítulo 7. Parte 1

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Narra Kayla.

Después de pasar la noche más rara de mi vida, sola en una cama de hospital.
El medico entró para darme el alta. No habían encontrado prueba de que algo grave me pasara, me dijeron que era un ataque de ansiedad.
En cierto modo me alegre de que todo hubiera quedado en eso.
Me acabo de cambiar mientras vienen a darme el alta.

—Les he dicho a tú familia que te llevaba yo a casa y me quedaría contigo un rato —dijo el joven plantado en la puerta.

—Ethan no hace falta, tengo un chófer —digo sin mucho ánimo.

—No te preocupes, yo te cuidare —se dirige hacía ella y la abraza.

En ese momento entro el médico con el alta, dirigió una sonrisa y salió.

—Bueno pues ya nos podemos ir —dijo desplegándose poco a poco de ella.

Bajamos en el ascensor me monté en su coche y se suponía que íbamos rumbo a mi mansión.

—Por aquí no es el camino —digo temiendo que me lleve a un sitio que no me guste.

—Tranquila, vamos a mi piso a recoger unas cosas.

El camino se hizo muy corto y pronto llegamos al mismo sitio donde hace dos noches estuve.
Subimos en el ascensor en completo silencio.
Desde la otra noche notaba a Ethan más serio y frío conmigo.
Entramos en su piso y antes de que pudiera dar un paso más me beso y volvimos a recorrer los mismos pasos que el día que por primera vez entre allí.

Acabé de nuevo en su habitación allí parados mirándonos me beso aún más apasionado que nunca.

—Ethan que hacemos aquí —digo casi en un susurro alejandome para coger aire.

—¿Tú confías en mí?, ¿Quieres qué sea el primero?

No sabía si confiaba de verdad, pero mi corazón quería que lo que estaba a punto de pasar sucediera. Pero mi mente soltó las siguiente palabras:

—No seas antiguo, eso del primero ya no se lleva.

—Kayla, Kayla me vuelves loco — volvió a besarla esta vez más suave—.No sabes cuanto te deseo —dijo susurrando a su oreja.

—Ethan, no quiero enamorarme.

—Nadie a dicho de enamorarse, solo es sexo con cariño mi niña —se aproximó a ella y coloco su melena detrás de la oreja.

Mi cuerpo a eso, respondió besándolo, entregando mi última posibilidad de no caer allí con él, pero realmente lo deseaba tanto como su mirada me deseaba a mí.

Poco a poco me desabrochó el vestido y el sujetador y con cuidado colocó mi cuerpo en la cama.
Él se quito la camisa y se echo encima de mí. Besándome el cuello y bajando por mi abdomen.

De repente sonó su teléfono. A lo que él con rabia se separo de mí y miro de quien provenía la llamada.
Y volvió a desaparecer de mi vista, saliendo de la habitación,

A los diez minutos vuelve a entrar.

—Lo siento mucho Kayla, tengo que irme, vístete que te llevo a tú casa —dijo con enfado.

Hice caso a lo que me dijo y en veinte  minutos estábamos en mi mansión.

Hice caso a lo que me dijo y en veinte  minutos estábamos en mi mansión

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